viernes, 24 de septiembre de 2010

EL PROTOCOLO ESPAÑOL

España es una monarquía parlamentaria en la que conviven la Administración del Estado con la de Comunidades Autónomas, provincias y municipios. Los cargos públicos se ordenan entre si, a la hora de participar en actos, por el determinado Ordenamiento General de precedencias del Estado. La dirección general de Protocolo de la Presidencia del Gobierno vela por el correcto cumplimiento de esas normas. Tienen también un papel importante los servicios de protocolo de la Casa Real, cuando se trata de ceremonias con presencia de miembros de la Real Familia y del Ministerio de Asuntos Exteriores, respecto a los viajes de Estado.

LA CASA REAL ESPAÑOLA

La monarquía como forma de Estado, fue reinstaurada en España en 1975, en la persona de S.M. Juan Carlos I, según las previsiones de la Ley de Sucesión de 1947, Juan Carlos de Borbón y Borbón, nieto de Alfonso XIII y descendiente de Felipe V, había contraído matrimonio en Atenas, con la princesa Sofía, hija de los reyes Pablo y Federica de Grecia, en 1962, fruto de este enlace son sus hijos Felipe, Príncipe de Asturias, heredero de la Corona; Elena, duquesa de Lugo, y Cristina, duquesa de Palma.

Es importante distinguir entre Familia del Rey y Familia Real. Mientras que la primera la forman todas las personas unidas al monarca por lazos de parentesco, la segunda está únicamente integrada por aquellas que, según las leyes, tiene derecho a la sucesión.

Los tratamientos que poseen las reales personas son:

- Rey y Reina: Su Majestad, Vuestra Majestad, Augusto Señor (Señora), Señor (Señora).

- Príncipe y Princesa de Asturias : Su Alteza Real, Alteza, Señor (Señora)

- Infantas de España: Su Alteza Real, Alteza, Señora

Gozan así mismo del tratamiento de Su Alteza Real (“Alteza” a dirigirse a ellas, de palabra o por escrito) los siguientes familiares del rey:

- Dña. María de las Mercedes de Borbón y Orleans, madre del Rey: Su Alteza Real, Alteza, Señora. Era además condesa de Barcelona.

- Doña María del Pilar de Borbón y Borbón, duquesa de Badajoz, hermana del Rey. Es infanta de España

- Doña Margarita de Borbón y Borbón, duquesa de Soria, hermana del Rey. También Infanta de España

- Don Carlos de Borbón - Dos Sicilias y Borbón – Parma, duque de Calabria, primo del Rey. Es Infante de España.

- Doña Beatriz de Borbón y Battenberg; doña Alicia de Borbón y Austria; doña Esperanza de Orleans y Braganza; todas ellas tías del Rey.

La Casa de Su Majestad el Rey es un órgano constitucional de asistencia a la Corona, cuyos cargos son designados exclusiva y libremente por el soberano. Desde 1983 es jefe de la Casa el Excmo. Sr. D. Fernando de Almansa y Moreno – Barreda, vizconde del Castillo de Almansa.

LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO

El órgano superior de la Administración estatal es el Gobierno de la nación, que ejerce la función ejecutiva y dicta reglamentos de acuerdo con la Constitución y las leyes. Su presidente es nombrado por el Rey, previa investidura del Congreso de los Diputados; los demás miembros (vicepresidentes, de haberlos, y ministros) son nombraos y separados por el Rey a propuesta del Presidente. El Gobierno cesa tras la celebración de elecciones generales, en los casos de pérdida de confianza parlamentaria previstos en la Constitución, o por dimisión, o fallecimiento de su presidente.

Gozan de tratamiento de Excelentísimo Señor, el presidente del Gobierno, los ministros y secretarios de Estado, el presidente del Consejo de Estado, el Fiscal General del Estado, el Defensor del Pueblo, y otros de los más destacados cargos de la Administración. El mismo tratamiento reciben los capitanes generales de región militar, zona marítima o región aérea.

Los principales responsables del Estado en materia de protocolo son el director general de Protocolo de la Presidencia del Gobierno, y el de Protocolo, Cancillería y Órdenes del Ministerio de Asuntos Exteriores

COMUNIDADES AUTÓNOMAS, DIPUTACIONES Y AYUNTAMIENTOS

Un total de 17 Comunidades Autónomas, junto con las ciudades de Ceuta y Melilla, vertebran el Estado español y se rigen por sus respectivos estatutos. Su organización institucional, muy similar entre ellas, incluye un Gobierno regional (cuyo presidente es la máxima autoridad autonómica), un Parlamento o Asamblea Legislativa y un Tribunal Superior de Justicia.

Los presidentes de Consejo de Gobierno, parlamento y Tribunal Superior de Justicia de todas las Comunidades Autónomas son Excelentísimo Señor (Muy honorable Señor en Cataluña, Valencia y Baleares). Lo son también los consejeros de la mayoría de las Comunidades (y Honorables los de Cataluña, Valencia y Baleares), aunque en algunas su tratamiento también es el de Ilustrísimo Señor.

La Administración del Estado tiene un representante en cada una de las comunidades: el Delegado del gobierno (Excmo. Sr.), además de otros de menor nivel en las distintas provincias: el subgobernador civil (Ilmo. Sr.).

La Administración Local esta representada por las provincias, cuyo órgano rector es la Diputación (el presidente de la de Barcelona es Excmo. Sr.; los demás Ilmo. Sr.), y los municipios dirigidos por los Ayuntamientos. Los archipiélagos tienen su propia Administración, constituida por los Consejeros Insulares y Cabildos. La figura del alcalde, como presidente de la corporación municipal y primera autoridad del ámbito territorial de su concejo, goza de una gran relevancia en el plano protocolario. Tiene tratamiento de Excmo. Sr. los de Madrid y Barcelona, y de Ilmo. Sr. los de capitales de provincia de más de 100.000 habitantes

TRATAMIENTOS DE OTRAS AUTORIDAADES

Ámbito nobiliario

Grandes de España y duques: Excmo. Sr.; Marqués, condes, vizcondes y barones: Ilmo. Sr.

Ámbito eclesiástico

Papa: Su Santidad, Santo Padre, Sumo Pontífice; Cardenales: Eminencia, Eminentísimo Sr.; Arzobispos: Excelencia, Excmo. Sr.; Obispos: Ilustrísima, Ilmo. Sr.; Párrocos: Reverendo Sr.

Ámbito universitario

Rectores: Excmo. y Magfco. Sr.

En caso de duda lo mejor es informarse previamente del tratamiento que corresponde a la persona a la que pretendemos dirigirnos, recordando también que es preferible equivocarse por exceso (utilizando un tratamiento superior al indicado) que por defecto.

TÍTULOS NOBILIARIOS, PREMIOS Y CONDECORACIONES

Antes de la formación de los estados modernos, los caudillos concedían a sus jefes de tropa, como recompensa por sus gestas militares, una parte de los territorios conquistados, en la que pasaban a ejercer una dominación patrimonial con amplias facultades jurídicas y económicas. Otros títulos fueron creados por los monarcas para delegar su autoridad en algunas regiones. La Revolución Francesa, fin del Antiguo Régimen, supuso un cambio radical en la concepción de soberanía y en el estatus de los habitantes del Estado, que pasaron de súbditos a ciudadanos, al desaparecer la sociedad estamental y sus privilegios. La sociedad es hoy muy distinta y se rige por el principio legal de igualdad, que en España está reflejado en el artículo 14 de la vigente Constitución.

Sin embargo, los títulos nobiliarios siguen existiendo y la propia Constitución otorga al Rey la facultad de conceder honores y distinciones. Y, además de la creación de nuevos títulos, el Ministerio de Justicia tramita continuamente expedientes de sucesión y rehabilitación de dignidades nobiliarias.

Los titulo nobiliarios son una elevada distinción, otorgada por un rey o una reina soberanos a una persona física, nacional o extranjera, en reconocimiento y recompensa a sus elevados meritos y destacados servicios a la Corona, es decir, a la nación. Hoy no tiene otro contenido jurídico que el de conceder a su posesor el derecho de usarlos y protegerlos frente a terceros

LOS TÍTULOS NOBILIARIOS

Los títulos hereditarios, los más comunes, son transmitidos a la muerte del titular a sus familiares, descendientes y colaterales. Los no hereditarios, que constituyen una excepción, sin vitalicios, lo que significa que son personales e intransferibles y no pueden ser heredados por la familia de su titular sino que se extinguen con él.

La sucesión de los títulos, cuando procede, puede regirse por distintos sistemas. En algunos países, como Gran Bretaña y Francia, sólo se heredan por la línea masculina. en otros casos, como en le viejo sistema español y el predominante en Europa, los títulos se heredan tanto por línea masculina como por femenina pero con prioridad de la primera, de modo que sólo los hereda la mujer cuando en su línea de sucesión no haya un varón. En el momento actual, en España los títulos hereditarios lo son indistintamente por la línea masculina o femenina, en función sólo del orden de nacimiento, aunque existe al respecto un debate doctrinal y judicial.

Actualmente perduran cinco categorías, cuyo orden de preeminencia es el siguiente:

- Duque: el nombre proviene de la palabra latina “Dux”, que significa capitán o caudillo. el dux tenía dominio sobre un gran territorio.

- Marqués: La palabra deriva de un término germánico que significa frontera, ya que los marqueses eran gobernadores y defensores del territorio delimitado por ciertas fronteras, las “marcas”, que separaban el mundo romano del bárbaro.

- Conde: La denominación tiene su origen en la palabra latina “comes” o compañero, es decir, la persona que acompaña y atiende al rey, al dignatario próximo al soberano, en cuyo nombre pasaron después a ser gobernadores de pequeños territorios.

- Vizconde: Era quien hacia las funciones de conde

- Barón: En su tiempo fue el título de mayor categoría, aunque hoy sea el inferior. el término tiene un origen germánico y procede de la palabra “baro”, que significa hombre libre y guerrero. Las baronías están consideradas como los títulos nobiliarios más antiguos.

Títulos nobiliarios concedidos por S.M. Juan Carlos I

· Arias Navarro, Carlos; - Marqués de Arias Navarro (1976)
· Benjumea Puigcerver, Javier; – Marqués de Puebla de Cazalla (1994)
· Borbón y Borbón, Margarita de; - Duquesa de Soria (1981)
· Borbón y Grecia, Elena de; - Duquesa de Lugo (1995)
· Cela, Camilo José; - Marqués de Iria Flavia (1996)
· Dalí Domenech, Salvador; - Marqués de Dalí de Pubol (1982)
· Escámez, Alfonso; - Marqués de Águilas (1991)
· Fernández Campo, Sabino; - Conde de Latores (1992)
· Fernández Miranda Y Hevia, Torcuato; - Duque de Fernández - Miranda (1977)
· Franco Polo, Carmen; - Duquesa de Franco (1975)
· García Gómez, Emilio; - Conde de los Alixares (1994)
· Gómez Nales, Rita;- Condesa de Iturmendi (1977)
· Gutiérrez Mellado, Manuel; - Marqués de Gutiérrez Mellado (1994)
· Lara Hernández, José Manuel; - Marqués del Pedroso de Lara (1994)
· Marañón y Moya, Gregorio; - Marqués de Marañón (1987)
· Polo Martínez Valdés, Carmen; - Señora de Meirás (1975)
· Rodrigo Vidré, Joaquín; - Marqués de los Jardines de Aranjuez (1991)
· Rodríguez de Valcárcel, Alejandro; - Conde de Rodríguez de Valcárcel (1977)
· Samaranch, Juan Antonio; - Marqués de Samaranch (1991)
· Segovia y Torres, Andrés; - Marqués de Salobreña (1991)
· Suarez, Adolfo; - Duque de Suarez (1981)
· Tarradellas Joan, Josep; - Marqués de Tarradellas (1986)
· Valle – Inclán y Blanco, Carlos Luis del; Marqués de Bradomín (1981)
· Villacieros Benito, Antonio; - Conde de Villacieros (1980)

LA GRANDEZA DE ESPAÑA

La Grandeza de España fue instituida como la máxima categoría de la nobleza titulada, por el emperador Carlos I y V de Alemania, en 1520, año de su coronación en Aquisgrán. Aún hoy el Rey de España puede, al otorgar un título, concederle el honor adicional de la Grandeza. La Asamblea y la Diputación Permanente de la Grandeza de España son sus órganos de gobierno, que engloban a las más de 300 personas que ostentan un título con esta condición; dependen del Ministerio de Justicia y pueden emitir informes, no vinculantes, en materia de sucesión y rehabilitación de títulos.

CONDECORACIONES

Son distinciones honorificas otorgadas por la administración o por entidades privadas, consistentes en la asignación de un determinado distintivo para reconocimiento público de la empresa. La condecoración más típica es la medalla.

La costumbre de conceder condecoraciones se remonta a la antigüedad y es una práctica comprobada en todas las antiguas civilizaciones. Desde los tiempos más remotos, estas recompensas fueron acompañadas por la atribución de un signo externo que permitiese exhibir ante los demás el honor recibido.

En la actualidad, las condecoraciones oficiales más importantes que existen en España son la Orden del Toisón de Oro, la Orden de Carlos III y la Orden de Isabel la Católica, aunque existen otras muchas de distinto nivel, como la Orden del Mérito Civil, la Medalla del Trabajo, la Medalla del Mérito Turístico, etcétera.

En otros tiempos, alcanzo gran relieve una modalidad específica de condecoraciones, constituida por las órdenes o corporaciones autónomas a las que se tenía acceso por acuerdo de sus órganos superiores y en reconocimiento o recompensa a meritos y servicios. Durante siglos, las ordenes militares de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa cooperaron en la reconquista de territorios para la corona española, obtuvieron grandes riquezas y privilegios y llegaron a influir de modo considerable en el gobierno del Estado. Estas órdenes subsisten hoy en día pero sus miembros son cada vez menos numerosos y sus únicos derechos honoríficos son el uso del uniforme y su respectiva insignia.

hay, sin embargo, una excepción: la Orden Soberana, Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, también denominada Orden de Malta creada en Jerusalén en 1089 para la protección y atención hospitalaria de los peregrinos cristianos a Tierra Santa, que no solo sigue existiendo sino que continua prestando una gran labor hospitalaria en todo el mundo

EL TOISÓN DE ORO

El termino “toisón” proviene del francés, que era el idioma de los duques de Borgoña y su corte, con el significado de vellocino o piel de cordero, carnero u oveja. La Orden fue creada por Felipe el Bueno, duque de Borgoña, en 1430, con motivo de su matrimonio con l a infanta Isabel de Portugal y Lancaster, y su intención era la de servir para destacar la protección de los débiles y el servicio a la Iglesia y la fe cristiana. Inspirado en la mitológica leyenda griega del viaje de Jasón y los Argonautas en busca del Vellocino de Oro, que se refleja en su nombre e insignia, esta Orden es, junto con la inglesa de la Jarretera, la de mayor nivel, importancia y estima del mundo.

La Orden tiene una sola categoría, la de Caballero del Toisón de Oro, y desde 1985, por disposición del Rey, se otorga también a damas, habiendo sido su primera destinataria la reina de los Países Bajos. En la actualidad, la Orden tiene trece caballeros, que son: el rey Juan Carlos I; Carlos de Borbón – Dos Sicilias, duque de Calabria; Constantino de Grecia; el príncipe Felipe de Borbón; Carlos Gustavo de Suecia; Juan I, Gran Duque de Luxemburgo; el emperador Aki Hito de Japón; el rey Hussein de Jordania; la reina Beatriz de los Países Bajos, ; la reina Margarita II de Dinamarca; la reina Isabel II del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte; el rey Harald V de Noruega; y el rey Alberto II, rey de los belgas.

El toisón o vellocino pende de un collar formado por eslabones y pedernales despidiendo llamas, con el lema “Ante feriti, quam flamma micet”, inspirado en un pasaje del Libro de los Jueces, en la figura del Gedeón, juez y libertador del pueblo judío contra los madianitas.

La propiedad de los collares pertenece a la Orden, por lo que, al fallecer los condecorados, sus familiares deben devolverlo a los soberanos españoles.

LA JARRETERA

La Muy Noble Orden d la Jarretera fue fundada por el rey Eduardo III en el año 1350. Según la historia, nació a causa de un accidente banal cuando en un baile de la corte a la condesa de Salisbury, que estaba bailando con el rey, se le rompió una liga que cayó al suelo, suscitándose todo tipo de comentarios, aumentados por los rumores de que la condesa era la amante del soberano (lo que, al parecer no era cierto). El rey recogió la liga, se la ató al brazo izquierdo y pronunció unas palabras, en francés, que constituyen el lema de la Orden, que poco después creó: “honi suit qui mal y pensé”: “deshonra para quien piense sal”.

La Orden de la Jarretera, cuyo patrón es San Jorge, está formada por el Gran Maestre Soberano, que es el rey o reina de Gran Bretaña y 21 caballeros. El rey Juan Carlos I es uno de ellos.

LAS ÓRDENES DE CARLOS III E ISABEL LA CATÓLICA

Son las dos Órdenes civiles españolas más destacadas, solo superadas en rango por el Toisón de Oro.

La Real y Muy distinguida Orden de Carlos III fue creada por este monarca en 1771, con la Inmaculada Concepción como patrona y bajo el lema “Virtuti et merito”. En su grado máximo, el collar, solo lo poseen actualmente unas 20 perdonas, todas ellas jefes de Estado o miembros de familias reales.

La Orden Americana de Isabel la Católica fue creada por Fernando VII en 1815 para recordar la figura de la soberana en cuyo reinado, y con cuyo auxilio, se produjo el descubrimiento de América. Su objetivo es recompensar “la lealtad acrisolada” y los méritos a favor del progreso y el desarrollo de aquellos territorios. En su grado superior (Caballero del Collar de la Real Orden) se viene concediendo sólo a soberanos y jefes de Estado, principalmente hispanoamericanos.

La Orden del Merito Civil, creada por Alfonso XIII en 1926 para premiar virtudes de carácter general de los ciudadanos y funcionarios, posee también una gran relevancia.

Otras Órdenes civiles son las de Beneficencia (1856), de Alfonso X el Sabio (1902), del Mérito Agrícola (1905), de Sanidad (1943), de San Raimundo de Peñafort (1944), DE Cisneros (1944), del Mérito Postal (1960), del Mérito de la Guardia Civil (1976), del Mérito del Deporte (1982), etc.

OTRAS CONDECORACIONES

Además de las concebidas por la Administración del Estado, la gran mayoría de las administraciones territoriales (comunidades autónomas, diputaciones y ayuntamientos) así como universidades, colegios profesionales y un sinfín de asociaciones privadas disponen también de sus normas de derecho premial con las que recompensan méritos y servicios.

Las distinciones del tipo de Medalla de Oro de una comunidad autónoma, Hijo Predilecto de una ciudad, Doctor Honoris Causa por una universidad o premios literarios y artísticos, proliferan de tal modo que su concesión y entrega son una presencia cotidiana en los medios de comunicación.

Junto con las medallas civiles, también existen otras militares, tanto para tiempos de guerra como para épocas de paz. Pueden citarse la Real y Militar Órden de San Fernando (Cruz Laureada de San Fernando), la Cruz roja del Mérito Militar, la Medalla de Sufrimientos por la Patria y la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.

jueves, 23 de septiembre de 2010

LOS USOS SOCIALES EN EL MUNDO

El gran desarrollo experimentado en los últimos años por las comunicaciones y los medios de transporte ha hecho que los viajes, en otro tiempo un privilegio reservado a una minoría, sean hoy una práctica habitual tanto por razones de trabajo como por simple placer, constituyendo una ocasión para el contacto y las relaciones sociales con personas cuyas costumbres y culturas, son a menudo, diferentes a las nuestras.

Desde la perspectiva del saber estar, la recomendación más importante es la que aconseja adaptarse a las reglas del lugar donde se esté en cada momento. “allá donde fueres, haz lo que vieres”, dice el refrán español con acierto. Y ello sin olvidar que cuando uno está fuera de su país se convierte en un auténtico embajador de su propia tierra y cultura, de la que los demás se formarán un juicio a partir de nuestros modales.

Como norma general, se expresará interés y aprecio por las costumbres locales. Por ejemplo, no negándose a probar un alimento típico, no haciendo comentarios críticos (menos aún despectivos) sobre la historia, las costumbres o el sistema político de la nación donde uno esté. Es también una descortesía hacer comparaciones desfavorables, dejando en peor lugar al país que nos acoge.

LOS PAISES OCCIDENTALES

Europa, Estados Unidos, Canadá y Australia constituyen lo que suele llamarse “cultura occidental”, aunque existen notables variaciones de un lugar a otro, e incluso dentro del mismo país, donde no siempre se cumplen sus tópicos más difundidos.

Alemania

Tiene fama de país serio y rígido, donde la puntualidad y la eficiencia en el trabajo son muy valoradas y el sentido del humor no abunda. A los ejecutivos se les suele dar el tratamiento de la profesión o cargo que desempeñan y los negocios se hacen con mucha formalidad y cautela

Francia

Es un país conservador en sus costumbres, muy celoso de su historia y su “grandeur”, con un marcado sentido nacionalista y la creencia arraigada de ser el paladín de la elegancia, de una gran cultura y el máximo exponente de la gastronomía.

Reino Unido

En el Reino Unido, cuyo derecho tiene una fuerte raíz consuetudinaria, existen pocas leyes escritas. Por ello las costumbres y tradiciones se respetan con rigor. Diríjase a la gente de modo muy formal, utilizando siempre los tratamientos de señor y señora, y mantenga el mínimo contacto físico.

Italia

Aquí se sigue cumpliendo el tópico que dibuja a sus gentes como gesticulantes y habladoras, sobre todo en el sur del país. De temperamento afectivo y muy mediterráneo, son amables y hospitalarios.

Estados Unidos

Presenta por su extensión y por la mezcla de procedencias de sus habitantes grandes variaciones de usos y costumbres, el mundo personal y el laboral son menos estancos que en España y la movilidad profesional es enorme. Los usos sociales que se respetan a ultranza son mínimos y fundamentalmente prácticos

HISPANOAMÉRICA

Iberoamérica es todo un continente, con acusadas diferencias culturales entre unos países y otros. No caiga en el error de creer que por compartir un idioma todo significa lo mismo: cuidado con los giros y con algunas expresiones que pueden tener un sentido muy distinto.

La siesta sigue practicándose en muchos países y los negocios pueden continuar hasta bastante tarde por la noche. Se viste de manera muy formal, pero, en cambio, los horarios no preocupan demasiado. Son frecuentes los apretones de manos y los abrazos.

PAISES ÁRABES

En general, en los países árabes se come y se bebe a menudo antes de los negocios. Vista traje oscuro y ligero, camisa y corbata. Las mujeres no deben levar pantalones y se cubrirán por completo las extremidades. Utilice la mano derecha ya que la izquierda sólo se usa para la higiene muy personal; pida disculpas si es zurdo. No señale no haga señas a una persona. Los árabes se acercan mucho al conversar, téngalo presente y no retroceda.

ISRAEL

En Israel cuestiones como la raza y la religión tiene un enorme peso en las actividades más cotidianas. La ropa es bastante informal: la semana laboral comienza el domingo por la mañana. La expresión “shalom” se utiliza para decir hola y adiós. En una comida o una cena, observará que la mayoría de los establecimientos son “kosher”, lo que significa que siguen la ley judía en la preparación de los alimentos: no servirán marisco ni carne de cerdo y los productos lácteos y cárnicos no se mezclan nunca.

ASIA

China

Tiene una de las culturas más herméticas para el resto del mundo y es difícil que un extranjero se llegue a integrar en ella. No vaya nunca directamente al negocio y deje que el intérprete abra el camino. Eluda el contacto personal: no dé abrazos ni besos ni toque a las personas. Utilice una voz y un comportamiento suaves. Aprenda a disfrutar del té, pues se sirve a menudo durante las horas de trabajo.

Japón

Es un país que concede gran importancia a los modales y las ceremonias. La reverencia ya no es tan común como era antes, pero sigue siendo un rasgo distintivo de su cultura.

Esfuércese en ser puntual. No mantenga un contacto visual intenso ni prolongado, y demuestre humildad. Evite el contacto personal o la excesiva proximidad a aquel con quien habla. No gesticule demasiado y hable en voz baja.

INTRODUCCIÓN

La regla de oro para conseguir comportarse bien en público es sencilla en extremo: hacerlo también en casa. Las personas que son realmente correctas y educadas no tienen el problema de como desenvolverse ante los demás, pues su conducta es la misma cuando están en la calle que cuando permanecen en el domicilio con su familia. Además los buenos modales no son auténticos si sólo se emplean en algunas ocasiones. Para ser verdaderos habrán de ejercerse continuamente.

LA CORTESIA EN LA CALLE Y EN LUGARES PÚBLICOS

Es en la calle territorio publico por antonomasia, donde la libertad personal da cada uno queda condicionada por el deber de compartir el espacio y los bienes comunes con los demás. Las reglas de cortesía cobran una especial dimensión en los lugares públicos y permiten distinguir un país civilizado de un campo de batalla.

Las cuatro reglas básicas de la cortesía en la calle son las siguientes:

Ceder el paso

Ceder el paso ante puertas y lugares estrechos. Desde hace siglos, la buena educación obliga al hombre a ceder el paso a una mujer ante una puerta o lugar estrecho de paso. Lo mismo hará un joven si acompaña a una persona de edad y cualquiera que camine junto a alguien a quien considere de mayor rango.

Esta norma tiene una excepción, según la cual se invierte el orden de entrada o de paso cuando el lugar al que se acceda presente algún tipo de peligro o inconveniencia: un ascensor, una pequeña embarcación, una avioneta, etc. Si la puerta que se cruza es de vaivén, el que pasa delante debe sujetarla durante el tiempo suficiente para que quien venga detrás la alcance con su propia mano, evitando así que le golpee.

Ceder asientos

Se trata también de una regla antigua por la que se considera preceptivo que los caballeros cedan el asiento a mujeres que carezcan de él, y que tanto hombres como chicas jóvenes hagan lo mismo con señoras de avanzada edad. La norma es inexcusable ante ancianos, personas impedidas, mujeres embarazadas o que lleven un niño en brazos.

Llevar la carga pesada

El hombre o la persona más joven será quien cargue con maletas, bultos o paraguas

Higiene elemental

En la calle, no se deben arrojar al suelo papeles, cigarrillos ni ninguna clase de basura, buscando, en caso de necesitarlo, una papelera o algún otro tipo de contenedor. Por supuesto, es de pésima educación escupir.

LA CONDUCTA CORRECTA EN LA CALLE

Cuando se camina por a calle junto con otra persona, el lugar de honor es el más alejado de la calzada, por entenderse que quien anda más próximo a ella protege al otro de posibles percances. Por esta razón, las normas tradicionales de buenos modales señalan la conveniencia de que el hombre ceda dicho lugar a la mujer o la persona mas joven a la de edad superior.

En el caso de caminar en grupo, los varones y las personas más jóvenes se colocarán en los extremos, ya que se entiende que la zona del centro es la mejor y más destacada por hallarse más protegida.

Al estar en movimiento puede ser preciso cambiar varias veces de posición para continuar caminando y manteniendo las preferencias antes señaladas. Los cambios deben hacerse tan rápida y discretamente como se pueda para que no parezcan una maniobra ni se interrumpa la conversación que habitualmente se mantiene mientras se pasea.

No es correcto caminar formado una hilera a lo ancho y ocupando toda la acera, ya que ello dificultaría el transito de otras personas y podría interrumpir su paso.

Si caminamos por la calle con un amigo y nos encontramos con un tercero a quien nuestro acompañante no conoce, debemos presentarlo de inmediato. Se considera, sin embargo, un detalle de discreción que el acompañante se aparte un poco para que la presentación no parezca obligada. Aún así, salvo excepciones, lo adecuado es llamar a nuestro amigo y presentarle al recién llegado. En encuentros fortuitos en la calle, la conversación ha de ser breve. En todo caso, la despedida la iniciará la persona de más respeto o categoría.

ASCENSORES Y ESCALERAS

Si vamos a entrar en un ascensor o acabamos de acceder a el, y vemos que alguien e aproxima, lo detendremos con la puerta abierta para no dejar fuera al que llega. Si han esperado por nosotros, agradeceremos e gesto. No se intentara entrar en un ascensor excesivamente lleno, pues ello contraviene las normas de seguridad propias y ajenas. Si hay demasiadas personas esperando uno, ofrezcámonos para aguardar al siguiente turno, cediendo el paso y uso a las personas mayores y a quienes vayan cargadas con bultos.

Aunque no conozcamos de nada a los que utilizan el ascensor junto a nosotros, lo correcto es saludar al entrar y al salir. Quien ha entrado primero o quien ha quedado más próximo al panel de mandos, preguntará a los demás a que piso van y pulsará los botones por orden. Deje espacio para que salgan quienes van a abandonar el ascensor antes que usted.

Al subir y bajar las escaleras, el lugar de preferencia, que se debe ceder inexcusablemente a personas de edad, es siempre el más cercano al pasamanos. Este, en principio, se deja para los que descienden.

LAS COLAS

El hecho de que esperar, guardando un turno y formando cola, pueda hacernos perder la paciencia supone al mismo tiempo que ésta es una de las ocasiones en la que se demuestra la buena educación en lugares públicos.

Por supuesto, la primera regla es respetar el turno que tenemos y no intentar ocupar el de los demás, ni tampoco hacer que alguien se adueñe del que o le corresponde, si, por ejemplo, mientras esperamos llega un conocido al que queremos “colar”.

Del mismo modo que la cortesía exige que no trataremos de pasar antes que las personas que llevan más tiempo esperando, existe también una norma no escrita que nos autoriza a reclamar, con delicadeza pero firmemente, que los demás respeten su lugar en la cola sin saltarse el nuestro.

LA CORTESÍA AL VOLANTE

Muchas personas cambian ostensiblemente su comportamiento e incluso su carácter habitual cuando se colocan al volante de un vehículo, adoptando una agresividad, impaciencia y desconsideración inusuales.

Además de cumplir con las normas del código de circulación, obligatorias por ley, el conductor extremará su educación recordando que las expresiones de perdón y agradecimiento (con un gesto de la mano, con las luces o con un leve toque de claxon) también hay que aplicarlas en medio del trafico y que los insultos e improperios están siempre fuera de lugar. Intente no entorpecer a los otros vehículos con sus acciones, sea condescendiente con los errores ajenos y recuerde que, además de quienes van sobre ruedas, en calles y carreteras hay otro protagonista, el peatón, que es más débil y se encuentra más desprotegido.

Con el coche parado

La cortesía se demuestra ya antes de poner en marcha el vehículo, que hay que mantener en todo momento limpio y ordenado. El hombre abrirá la puerta a la mujer desde el exterior, y la cerrara con suavidad una vez ella se haya acomodado, después de dará la vuelta al coche para ocupar su asiento. Si una mujer accede al asiento trasero, no tendrá que moverse en él para dejar espacio a otra persona, sino que esta rodeará al vehículo para entrar por el otro lado. Si ello no fuera posible, entrará primero el hombre o la persona más joven, para evitar movimientos incómodos a la mujer o persona de más edad. Estas reglas operan en sentido inverso a la hora de abandonar el coche.

En el interior del vehículo, no se debe fumar, poner la radio o abrir las ventanillas sin consultar antes a los demás.

Los ocupantes del coche dejaran la conducción a cargo de quien lleva el volante, sin hacer continuas observaciones y consejos, que, además de demostrar falta de confianza, puede poner nervioso al conductor.

Protocolo de asientos

Los lugares a ocupar en el interior del vehículo guardan también su propio protocolo. Cuando lo conduce un chofer profesional, el lugar preferente es el de la derecha en la parte posterior del coche, por lo que si, además del chofer viajan dos personas, el propietario del vehículo o el de menos categoría ocuparán el asiento posterior izquierdo. Solo cuando el automóvil esté ocupado por más de dos personas, además del conductor profesional, uno de ellos se sentará delante.

Si conduce el propietario del coche, el lugar preferente es el del otro asiento delantero. En todo caso, esta plaza deberá ir siempre ocupada para que no parezca que quien conduce está ejerciendo de chofer sin serlo.

Procure que los gestos al bajarse del coche sean correctos y armoniosos. Si es mujer y lleva falda, cuide especialmente sus movimientos. Lo mejor, es tras abrir la puerta, ladear el cuerpo hacia el exterior, sacar primero el pie más próximo a la portezuela y luego el otro, saliendo con un leve impulso y manteniendo la cabeza un poco baja hasta estar completamente fuera.

A la hora de conducir, además de cortesía, algunas situaciones son incluso una demostración de solidaridad:

- Si encontramos un coche averiado, nos detendremos para preguntar si necesita ayuda y os ofreceremos para pedir los servicios de un taller. Si se trata de un pinchazo de rueda, podemos ayudar a cambiarla. Por supuesto, estos gestos deberán ser adecuadamente agradecidos.

- Si encontramos un vehículo accidentado, nuestra ayuda puede llegar a salvar una vida. Pasar de largo no sólo es un delito de omisión de socorro, es también una gravísima falta de insolidaridad.

- Si golpeamos a un automóvil que esta aparcado y vacio, lo correcto es dejar una tarjeta o nota con nuestros datos personales, incluido el número de teléfono, para que el perjudicado nos localice y pueda gestionar la reparación con la compañía de seguros.

- Si chocamos con otro vehículo en plena circulación, lo más importante es conservarla calma y no enzarzarse en discusiones bizantinas sobre las responsabilidades del golpe. Hay que cubrir los impresos del seguro y dejar que los profesionales resuelvan el problema.

TRANSPORTE PÚBLICO

Las aglomeraciones que suelen producirse en los transportes públicos son otra buena ocasión para demostrar nuestra cortesía. Ceda siempre el paso y el asiento a personas mayores o impedidas y a quienes llevan paquetes o pesos. La cesión debe ir precedida de un delicado ofrecimiento, pero ante un rechazo no se insistirá.

No estorbe a quienes tratan de subir al vehículo o a los que se bajan antes que usted. Si pisa o empuja a alguien, aunque haya sido un acto involuntario, pida disculpas. Si va acompañado, no hable en voz excesivamente alta ni de temas poco discretos.

En el autobús o en el metro, se considera de mala educación mirar insistentemente el periódico o la revista que va leyendo el viajero que nos precede, como si intentásemos leerlo al mismo tiempo que él, sobre su hombro.

Taxis

Cuando coja un taxi, salude al entrar e indique al conductor claramente el lugar al que se dirige. Si el taxista entabla una conversación sea extremadamente discreto y, por supuesto, no entre nunca en discusión. Al llegar a su destino, pregunte cuanto debe, compruebe que la cantidad corresponde al taxímetro o las tarifas vigentes y pague, añadiendo una propina en los lugares que así sea costumbre. Si lleva equipaje o bultos en el maletero, recójalos en último lugar evitando pagar en plena calle y espere a que se los tienda el conductor.

Autobuses y trenes

En autobuses de largo recorrido y en los trenes ayude a colocar el equipaje a quienes vea necesitados de auxilio. Si los asientos son numerados, compruebe bien su billete y la plaza que debe ocupar, aún así, si otro viajero le indica que está usted ocupando su lugar, no reaccione con enfado pues el error puede ser suyo; vuelva a verificar la numeración y ofrezca después las explicaciones oportunas.

Si su compañero de asiento entabla una conversación, hable con prudencia y evite comentarios familiares o privados. No abra ventanillas ni modifique la calefacción o el aire acondicionado sin consultar a los demás. En caso de querer colocar su asiento en posición reclinada, asegúrese antes que el cambio no incomode a quien ocupa la plaza de detrás suyo

Aviones

En los aviones, el espacio de que dispone cada viajero es muy pequeño, por lo que deberá extremarse la atención en no incomodar a quienes ocupan los asientos contiguos. El vuelo provoca en muchas personas una reacción de temor y hasta de miedo; si ese es su caso, no haga ostentación de ellos, ni hable sobre el tema a su compañero de asiento, que puede tener la misma sensación y verla incrementada con sus comentarios; si quien padece esta fobia es la persona que va sentada a su lado, quítele importancia y háblele de otro tema.

RESTAURANTES

Los restaurantes son, junto con otros locales de hotelería como bares o pubs, lugares donde el orden y la cortesía a la hora de ceder el paso se modifica en cierta medida. Si un hombre acompaña a una mujer, deberá ceder el paso en la puerta, pero después se adelantará a ella precediéndola hasta llegar al lugar donde van a tomar asiento.

Antes de sentarse, y si no lo hace el personal del restaurante, el varón cogerá las prendas de abrigo de la mujer para entregarlas al guardarropa, haciéndose cargo de la ficha correspondiente para recuperarlas a la salida.

Si mientras estamos en el restaurante, entra una persona conocida, basta con que le hagamos una señal de saludo. No es preciso que nos levantemos, aunque pase junto a nuestra mesa, a no ser que se trate de una persona mayor o la que queramos demostrar un especial respeto.

El camarero entregara la carta primero a las mujeres y después a los hombres, y cada uno elegirá el plato o el menú que desee tomar. Si alguien hace alguna sugerencia, no insistirá hasta el punto de que parezca una imposición y menos aún si se trata de la persona que invita.

A los camareros no se les tuteará ni se les llama a gritos ni golpeando la cristalería con los cubiertos, ni aún estando en un local poco formal; el aviso se hará mediante un gesto con la mano levemente levantada en el momento en que veamos que pasa cerca de nuestra mesa o esté mirando hacia ella. Cuando sirve, el camarero está haciendo su trabajo, no nos empeñemos en prestar innecesarias ayudas que podrían molestarle.

TEATROS Y CINES

La puntualidad, siempre recomendable, se convierte en requisito imprescindible cuando acudimos a un espectáculo público en el que entrar con retraso pueda interrumpir y causar molestias al resto de los espectadores.

Lo correcto es acudir con antelación y ocupar nuestro asiento antes de que comience la función. En conciertos y representaciones de opera, es frecuente que los teatros impidan el paso a la sala a quienes llegan tarde, obligándoles a permanecer fuera hasta el entreacto.

En los asientos, rigen una vez más las reglas generales de cortesía. En palcos y plateas, los lugares delanteros se ceden a las mujeres, a las personas de más edad y aquellas con quienes queramos tener una deferencia. En butacas, la mujer ocupará el asiento situado a la derecha del hombre, que entrará tras ella en localidades pares, pero accederá a su asiento antes si se trata de localidades impares. En el caso de grupos, los asientos de los extremos serán ocupados por varones.

Puede ocurrir que estemos ya acomodados cuando lleguen espectadores que necesiten rebasar nuestro asiento para acceder al suyo. Los que llegan pedirán disculpas y harán un esfuerzo para estorbar lo menos posible; por su parte, quien ya está sentado facilitará el paso, incluso poniéndose de pie si ello fuera necesario.

Durante el concierto, la representación o la proyección de una película, se debe mantener un silencio absoluto, sin hacer comentarios que molesten a los demás. Procuraremos asimismo, no hacer continuos movimientos ni ruidos de ningún tipo.

Los aplausos

A la hora de los aplausos, el entusiasmo no debe estar reñido con la buena educación ni traducirse en alargada. En un concierto, no es difícil confundirse e iniciar las palmadas antes de que llegue el final de la interpretación; por ello, en caso de duda, es mejor esperar a los demás. Si la ovación se prolonga y el intérprete o intérpretes deciden ofrecer un “bis” o pieza de propina, los espectadores volverán a tomar asiento y a guardar silencio.

En la ópera, el ballet y el teatro, si la representación lo merece, es habitual que los aplausos se prolonguen para que vayan saliendo a escena y saludando a la ovación todos los componentes de la compañía o grupo. En los proyectos de cine, salvo rarísimas excepciones, los aplausos sólo proceden cuando el director o algunos de los intérpretes están en la sala, por ejemplo, si se trata de un estreno o una sesión especial.

HOTELES

El relativo anonimato y la transitoriedad que son propios a la estancia en un hotel no suponen que podamos olvidar las normas de convivencia y cortesía que se deben a quienes, igual que nosotros, se hospedan en el establecimiento así como a su personal.

Una de las normas básicas es la necesidad de respetar el mayor silencio posible a partir de determinadas horas para no molestar a los huéspedes que están durmiendo o descansando. Dada la proximidad de unas habitaciones con otras, si se utiliza la televisión, la radio o el hilo musical, se vigilará también que el volumen no sea excesivo. Tampoco se alborotará en los pasillos.

Aunque la limpieza de la habitación es responsabilidad del hotel, habremos de mantener la habitación en orden, cuidando de no dejar prendas intimas o efectos personales desperdigados. En el cuarto de baño, el hecho de que nos cambien las toallas no significa que podamos tirarlas al suelo. Antes de abandonar la habitación, comprobaremos que los grifos han quedado bien cerrados y las luces apagadas.

EN LA PLAYA, LA PISCINA Y EL CAMPING

El uso y disfrute de lugares como playas, piscinas y campings lleva aparejada una informalidad que no exime de las buenas maneras, empezando por las normas de higiene que habrá que extremar y extender al entorno.

Se trata de momentos en los que, pese al estar al aire libre, compartimos con otros un espacio determinado. Vigilaremos, por ello, que nuestros movimientos y nuestros juegos (y en especial los de los niños que estén a nuestro cargo) no molesten a nadie de nuestro alrededor. En algunas playas las zonas o los horarios de determinados juegos y prácticas deportivas están regulados, siendo imprescindible en estos casos seguir las indicaciones al respecto y más aun las relativas a la peligrosidad.

La colocación de toallas sobre la arena respetará el espacio y entorno ocupado por otros usuarios y, si es preciso sacudirlas, lo haremos casi a ras de suelo y poniendo extremo cuidado en no arrojar arena contra otras personas. Si queremos colocar una sombrilla, no impondremos sombra a nadie y aseguraremos que esta está suficientemente sujeta para que un golpe de viento no la convierta en un objeto peligroso.

Hay quienes acuden a la playa con un aparato de música; en estos casos, es preferible que esté conectado a unos auriculares para no obligar a los demás a escucharlo. Y si mantenemos una conversación con la persona o personas con las que hayamos acudido a la playa, lo haremos con un tono de voz moderada y sobre temas discretos.

En el caso de querer disfrutar de una comida en la misma playa, a su termino pondremos especial cuidado en recoger cualquier tipo de residuo para depositarlo en una papelera o contenedor (lo que no debe ser nunca sustituido por enterrarlo en la arena) sin dejar rastro de suciedad., norma que también atañe a los envases de bebida, a los tarros de productos solares o, en el caso de los fumadores, a las colillas. En las piscinas se deben seguir además todas las normas establecidas para el baño, como la prohibición de usar calzado en determinadas zonas, la necesidad de ducha previa o el uso preceptivo de gorro.

En cuanto a los campings, lo principal es no olvidar que se está compartiendo un espacio con otras personas a las que nuestras faltas pueden llegar a incomodar y estropear sus vacaciones. Es importante observar todas las normas de educación y extremar las de higiene cuando se trate del uso de servicios comunes.

NUEVAS TECNOLOGÍAS, BUENAS MANERAS

Según datos, la música de fondo más común en los restaurantes de moda es el sonido de los teléfonos móviles. A menudo, las llamadas son tan inútiles como esos cientos de faxes que bloquean el receptor todos los días para decir exactamente nada. Y es que, atrapados por la urgencia cotidiana, todavía no nos hemos parado a pensar que las nuevas tecnologías también requieren un código de conductas. Muy pocos manuales de educación recogen todavía esas normas de buenas maneras. ¿Cuándo apagar un portátil? ¿Cómo encabezar un correo electrónico? ¿Qué mensaje dejar en nuestro contestador? ¿Es mejor escribir un fax a mano o a máquina?

Teléfono, móvil, fax, internet… Las nuevas tecnologías forman parte del paisaje cotidiano. ¿Quién no utiliza varias veces al día alguno de estos inventos? Y, ¿Quién sabe de verdad utilizarlos? la cuestión va más allá del manual de instrucciones, cuya consulta por otra parte, siempre se deja para mañana (o al menos eso dicen las estadísticas). Pero, ¿Dónde buscar entonces una orientación mínima sobre lo que se considera “educado” y los usos proscritos en relación con estas y otras máquinas? Muy pocos libros de buenas maneras abordan tales asuntos que, sin embargo, pueden convertir la convivencia en un infierno. De momento, la llamada del móvil ya es más poderosa que la de la selva. El espectáculo resulta familiar: con creciente ansiedad, casi furia, el tipo más pacifico interrumpe sin miramientos una conversación para lanzarse hacia el bolsillo donde guarda el teléfono al grito de “¡Es el mío, es el mío!”. Cualquiera diría que se lo van a quitar o que esconde en la chaqueta el número del “Gordo”.

Esta anécdota y otras similares reflejan la creciente influencia e las nuevas tecnologías en la comunicación. “Se ha roto la frontera de la intimidad, ha volado por los aires el respeto por los horarios y ha caído la referencia espacio – tiempo. Al llamar al portátil de alguien, uno no es capaz de imaginarse donde responde el interlocutor: en la piscina, entrando la metro, en un taxi, en una cafetería, en el baño…”.

Queda por ver, si con estos nuevos parámetros se verán alteradas las normas de educación “de toda la vida”. Según algunos especialistas, la inmediatez de los medios producirá una creciente simplificación de las mismas, pero no todos están de acuerdo. El futuro dirá. De momento, sólo queda ir bandeando el día a día. Para lograrlo, dos expertos en buenas maneras aclaran las dudas más comunes respecto al uso del teléfono, el contestador automático, el portátil, el fax, y el correo electrónico.

EL CONTESTADOR AUTOMÁTICO

El mensaje saliente

Breve y preciso. Breve porque las instrucciones largas son agobiantes, en especial para quien llama desde el extranjero. Preciso, que explique con que número se ha conectado e invite a dejar el recado. Se limitará a anunciar que no es posible atender la llamada, sin necesidad de establecer una causa, excepto en contadas ocasiones. Lo adecuado es un texto aséptico, que no predisponga a ninguna suposición, cachondeo o frialdad. Hay que pedir el nombre y el número de teléfono para poder responder lo antes posible.

Terminantemente prohibido

Grabar música, dejar un comentario gracioso, simular las primeras palabras de una conversación real y no identificarse. Tampoco se deben facilitar datos personales, decir algo dirigido exclusivamente a un interlocutor o anunciar que no estaremos en casa en los próximos días (dará pistas a los ladrones)

Un ejemplo

“Muy buenas. Ha llamado usted a la empresa… (o casa de…). En estos momentos no es posible atenderle. Le rogamos que al oír la señal facilite su nombre y su número de teléfono y le contestaremos más tarde. Perdone las molestias y gracias por su llamada”. A veces puede añadirse alguna explicación como “lamentamos no poder atender su llamada por ser fiesta hoy en Madrid”

El mensaje entrante

Igualmente, concreto y corto. Destaque la hora, el día y una alusión al motivo de su llamada. Hay que ser discreto porque cualquiera podría escucharlo. Un ejemplo: “Hola, buenas tardes. Soy… de la empresa… Son las tres de la tarde del domingo, 22 de noviembre. Necesito hablar con… respecto a… Póngase en contacto conmigo en cuanto pueda en el número de teléfono…, entre las… y las…. Muchas gracias”.

EL MÓVIL

¿Encendido o apagado?

Apagado en teatros, cines, conciertos, conferencias, actos religiosos y determinadas reuniones. Igualmente, es una cortesía desconectarlo en la consulta médica, en una comida o en una entrevista salvo en circunstancias especiales (enfermedad, espera de una llamada urgente…)

¿Debe ir el número en la tarjeta?

Lo más indicado es escribirlo a mano cuando sea oportuno. En cambio, cada vez más gente lo imprime en su tarjeta personal o en la de negocios. Además de no ser lo mejor desde el punto de vista de la imagen, tampoco resulta lo más cómodo.

¿Cómo empezar la comunicación?

A priori no debería llamarse al móvil de alguien sin autorización, de maneras que, cuando la urgencia lo requiera, habrá que ofrecer la correspondiente explicación. Tras identificarse, pregunte si es un buen momento para su interlocutor. Los aparatos que muestran en la pantalla quien llama están popularizando el saludo directo del tipo “dime Juan”.

El buzón de voz

Siempre que se pueda, es aconsejable personalizarlo porque la voz pregrabada demasiado fría

miércoles, 22 de septiembre de 2010

EL FAX

Encabezamiento y despedida

Las carátulas de fax proporcionan un modelo comúnmente aceptado: la parte superior se reserva para los datos del destinatario y del remitente; el resto para el mensaje. Éste comenzará con una fórmula parecida a las epistolares: “Estimado señor, amigo”… Para la despedida, recurra a una cortesía similar: “A la espera de poder saludarlo personalmente, queda a su disposición…”.

¿A mano o máquina?

Cuando escriba a una persona conocida, puede hacerlo a mano, como una carta personal. No obstante, con el fin de lograr una mayor compresión de la letra, es recomendable “tirar” de ordenador y añadir algún texto manuscrito, más amistoso (“Tengo ganas de verte”; “dame un toque telefónico”, “un abrazo”…). Así personalizará la correspondencia.

¿Cómo redactar un fax para pedir o dar información?

De la forma más sencilla posible, fácil de leer y entender. El esquema sería: antecedentes, descripción de lo que deseamos, forma de hacérnoslo llegar y despedida. Hay que evitar una entrada exigente, como “ruego me hagan llegar información…”. A la hora de responder, debe actuar con la misma sencillez.

¿Cómo se pide un favor?

Cuando sea posible, conviene adelantar de qué se trata en persona o por teléfono, especialmente con cuestiones de dinero. El tacto y la diplomacia deben guiar la redacción. Es aconsejable aludir a la incomodidad que puede suponer atender el fax y, a veces, explicar el alcance del favor. En el caso de que se atienda la petición, sobran las referencias al “enorme esfuerzo” que ha representado. Se atiende y basta. El solicitante deberá agradecerlo, a ser posible, cara a cara.

A evitar

Utilizar este tipo de documento para dar el pésame o transmitir una felicitación de cumpleaños, natalicio, aniversario… (en estos casos es más adecuado un telegrama o un tarjetón personal). Las invitaciones, por carta. El fax queda reservado para lo comercial, lo periodístico, el intercambio de información… Siempre que sea demasiado largo, consulte con el interlocutor la hora más conveniente para no colapsar su receptor.

CORREO ELECTRÓNICO

¿Cómo se elabora un e-mail?

Igual que un fax: de forma sencilla. El encabezamiento debe incluir los datos del destinatario y del remitente, además de las fórmulas habituales de cortesía. En cuanto al texto se centrará en su objetivo.

¿Carta o e-mail?

La primera resulta más apropiada siempre que no haya garantías de privacidad. El correo electrónico viene bien para “unir” rápidamente lugares lejanos

¿Existe un protocolo de internet?

Poco a poco se va estructurando con la intención de defenderse de quienes hacen un mal uso del mismo, entre otros fines. He aquí algunas recomendaciones: cuidado con la forma de expresarse, ya que nuestros interlocutores no pueden vernos ni valorar nuestros gestos, inflexiones de voz… Por la misma razón, es especialmente peligroso jugar con la ironía y el sarcasmo, hay que evitar malentendidos. Debemos evitar también escribir todo con mayúsculas, que, en la red, equivale a gritar. En los foros de discusión jamás se debe enviar un mensaje que no tenga relación con el tema tratado. Existe, por otro lado, un tipo especifico de artículos que recibe el nombre de “flames”, con contenidos insultantes y hostiles, que únicamente persiguen la provocar una reacción y enriquecer los servidores; evidentemente lo más recomendable es ignorarlos.

DE PALABRA Y POR ESCRITO

En nuestras relaciones sociales, la comunicación no siempre es directa y personal sino que a menudo, y cada vez con mayor frecuencia, utiliza medios como el teléfono o la correspondencia que nos permiten ponernos en contacto, en ocasiones casi de forma inmediata, con otras personas a pesar de la distancia. La ausencia del contacto visual no exime que este tipo de comunicación, particular o profesional, deba respetar unas pautas de buena educación.

LA CORTESIA AL TELÉFONO

El teléfono se ha convertido desde hace años un compañero insustituible de nuestro trabajo y casi también de nuestra vida privada. C. todas las personas hacemos y recibimos al menos varias llamadas al día y, sin embargo, no siempre que recurrimos a este medio de comunicación cumplimos las normas básicas de cortesía con nuestro interlocutor.

El teléfono es un instrumento muy útil para entrar en contacto rápidamente con personas que se encuentran en lugares lejanos, lo que compensa con creces su supuesta frialdad. Sin embargo, el hecho de que no estén físicamente presentes las personas que se hablan no excusa la observancia de ciertas reglas de buena educación. Más bien es el contrario: las especiales características de la comunicación telefónica imponen notables condicionantes al comportamiento de sus usuarios.

DECÁLOGO DEL SABER ESTAR TELEFÓNICO

No abusar

La primera norma es la de no abusar del teléfono. Este aparato es un intruso en el hogar de quien recibe la llamada, quien puede tener que interrumpir alguna actividad importante para atenderla ya que el timbrazo insistente obliga a dar preferencia a descolgar el aparato abandonando cualquier otra ocupación. Por el mismo motivo, no es correcto prolongar en exceso la duración de la llamada, siendo siempre la persona que llama la que debe poner fin a la conversación. Igualmente será quien ha telefoneado el que, en caso de interrupción por alguna dificultad técnica, vuelva a intentar la conexión.

El horario

El horario de las llamadas telefónicas es un aspecto en el que hay que actuar con el máximo tacto. No se debe telefonear demasiado temprano por la mañana (y menos en jornadas festivas) ni muy tarde por la noche, recomendación que se seguirá con especial atención con niños pequeños o personas mayores, ya que las llamadas nocturnas suelen producir inquietud y ser asociadas a malas noticias o avisos urgentes. Tampoco es adecuado aprovechar las horas típicas de las comidas para llamar a otras personas, pues habrá muchas posibilidades de interrumpirlas en su almuerzo. Cuando se llame al extranjero, es preciso tener en cuenta las diferencias horarias y no alzar excesivamente la voz, salvo que en realidad el sonido sea defectuoso.

Identificarse enseguida

Quien llama a otra persona debe identificarse enseguida, aunque este hablando con alguien muy conocido. Nuestro interlocutor no esta obligado a ser un especialista en reconocimiento de voces. Es totalmente incorrecto forzarle a que averigüe quien le está llamando, lo que causará en la mayoría de los casos, como mínimo, una situación violenta

La voz

Es la protagonista en las comunicaciones telefónicas, y por ello, es preciso ciudad la claridad y la entonación que utilicemos, procurando darle toda la viveza posible para sustituir la ausencia corporal. Por supuesto, no se debe comer, beber ni hacer ruidos mientras se está hablando por teléfono.

Si se equivoca de número

Pida excusas y no cuelgue sin decir nada. Y para no molestar dos veces a la misma persona, compruebe que el fallo no esté en el número que tiene anotado. Si se recibe una llamada equivocada, sea comprensivo y amable, y piense que otras veces el lapsus lo tendrá usted

Disputas por teléfono

El teléfono no se utilizara como un refugio para tratar temas importantes o incómodos, escudados en la ausencia física que implica. Las disputas por teléfono causan aun peor efecto que si tienen lugar en conversaciones personales. Evítelas siempre que le sea posible y, desde luego, no se deje dominar por le mal humor, hasta el punto de colgar el teléfono airadamente dejando a su interlocutor con la palabra en l boca; éste es uno de los signos más graves de ofensa.

En casa ajena

Si se encuentra de visita en otro domicilio, no debería recibir ninguna llamada. Si está pendiente de alguna muy importante, y ha facilitado ese número de teléfono para estar localizable, explíquelo así a sus anfitriones cuando llegue a su casa. Y cuando se ponga al teléfono porque realmente le llamen, sea muy breve.

Si tenemos que hacer una llamada en casa ajena, conviene emplear el menor tiempo posible y dar las gracias por la utilización del teléfono. El tono de la conversación será prudente y el de la voz intermedio, ni tan alto como para que se entere todo el mundo, ni tan bajo que parezca que estamos hablando de cuestiones secretas. El anfitrión, si dispone de más de una terminal de teléfono en su casa, ofrecerá para esta llamada la que esté situada en una habitación donde quien habla pueda hacerlo a solas y con tranquilidad.

Teléfonos públicos

La moderación en volumen de voz y gestos debe extremarse cuando se efectúan llamadas desde un teléfono público. Si hay otras personas esperando turno para el mismo aparato, no se prolongará en exceso la conversación. En el caso de que sea usted quien aguarde a que otro acabe de hablar, sea paciente, no haga gestos de premura y mantenga una cierta distancia respecto a quien esté hablando.

En la oficina

La comunicación telefónica es un ingrediente fundamental en la imagen de cualquier empresa. Tanto jefes como empleados han de saber que cuando utilizan este medio de comunicación están transmitiendo a sus interlocutores mucha información sobe el estilo y la forma de actuar de la compañía.

Las llamadas particulares a lugares de trabajo deben restringirse a aquellos casos en que resulten claramente necesarias y su duración se controlará mucho. Hay que considerar que la persona que atiende nuestra llamada puede estar ocupada, nerviosa, apurada o no en el mejor ánimo para escuchar lo que queremos decirle.

Si alguien recibe una llamada estando usted en su despacho, haga un gesto y pregúntele en voz baja si quiere que salga para que él pueda hablar más libremente. Si es usted quien ha recibido la llamada, haga saber al visitante que puede quedarse. En casos (muy excepcionales) en que sea estrictamente necesario estar solo para hablar, pida disculpas y continúe la conversación en otra parte, solicite que le llamen más tarde, o simplemente anote el número de teléfono para devolver la llamada cuando acabe la entrevista.

No es para mi

Tanto en el trabajo como en casa, si coge el teléfono y la llamada no es para usted no llame a la otra persona a gritos, al dejarlo en espera, no golpee al aparato, apóyelo con suavidad. Y no haga ningún comentario indiscreto mientras el teléfono este descolgado, pues podrían oírle, provocando una desagradable situación.

CONTESTADORES Y MÓVILES

Los contestadores automáticos, y buzones de voz cada día con mayor difusión, son útiles para no perder avisos cuando estamos ausentes, como filtro de llamadas o como un freno si necesitamos concentración en una actividad que no admita interrupciones. Es importante que el mensaje que dejemos grabado sea claro y nos identifique: indicaremos nuestro nombre y número de teléfono, precisando además el día y la hora de la llamada. Los mensajes deben ser devueltos a la mayor brevedad posible.

Los móviles permanecerán apagados en lugares donde su sonido pueda causar molestias, desde la sala de espera de una consulta médica a un concierto. Recuerde que están prohibidos a bordo de aviones pues pueden crear problemas de interferencias y afectar a la seguridad del vuelo.

Quien llama a un móvil, nada más identificarse, preguntará si el momento es oportuno para proseguir la conversación, ya que daba las características de estos aparatos, las llamadas pueden llegar en el momento y lugar más inesperados. La conversación se reducirá a lo imprescindible, salvo que el comunicante exprese el deseo contrario. Los teléfonos móviles suelen tener incorporado un servicio de mensajes: utilícelo como un contestador automático.

CORRESPONDENCIA PERSONAL

A diferencia de la expresión oral, que exige espontaneidad y agudeza, la comunicación escrita permite realizar en el documento cuantas revisiones y modificaciones estimemos necesarias.

La supuesta frialdad de las cartas, fórmula de transmisión de mensajes que consiste en un autentico monólogo, se compensa con la comodidad que supone poder redactar el texto y repasarlo cuantas veces queramos hasta que hallemos la redacción más satisfactoria.

Aunque le genero epistolar es una verdadera categoría literaria, que cultivaron con brillantez grandes autores, la supervivencia de la carta como medio de comunicación, al menos en el ámbito personal, esta amenazada. Su declive se produce en paralelo al aumento desenfrenado de la correspondencia comercial, con esas cantidades de ofertas, catálogos y folletos diversos que inundan nuestros buzones.

Son tan pocas las personas que hoy en día se siguen carteando con regularidad, que el hecho de recibir una carta de un amigo se ha convertido en un motivo de alegría y casi de sorpresa. El destinatario dela misiva agradecerá especialmente la deferencia y el detalle que suponen, por parte del remitente, el haberle dedicado una parte de su tiempo, y además en una actividad, la de escribir, que ya empieza a ser considerada casi como un esfuerzo intelectual.

GUIA PARA ESCRIBIR CARTAS CON CORECCIÓN

Las reglas básicas son sencillas y pueden resumirse en sólo dos o tres ideas: escritura legible, claridad de contenido y aspecto armónico del documento.

Escritura legible

Tener una letra propia y con carácter es un importante signo de identidad y puede incluso ser un motivo de orgullo, aunque con un límite lógico: la necesidad de que aquello que escribimos sea entendido por los demás; es decir, hay que evitar las caligrafías indescifrables.

¿Manuscrita o con ordenador?

En cuanto se refiere a la plasmación material de la escritura sobre papel, el tiempo ha cambiado mucho los usos. Si antes se consideraba inadmisible escribir cartas personales a máquina, sistema que se dejaba para correspondencia comercial, hoy en día los criterios son más flexibles. De hecho si nuestra caligrafía es poco inteligible, es una deferencia utilizar la máquina o el ordenador para una carta, aunque si se trata de un texto muy personal conviene advertir la razón por la que no se ha escrito a mano.

Hace unos años también se decía que una carta personal necesariamente había de ser escrita con una pluma estilográfica. Hoy sólo lo ven así los puristas, pero, eso si, utilice un rotulador fino o un bolígrafo de cierta calidad (que no produzca manchas). Escribir a mano el encabezamiento (“Mi querido amigo”) y la despedida (“Un afectuoso abrazo”) es un recurso para dar un toque más personal a un texto escrito a máquina u ordenador.

Aunque el texto que envíe sea el mismo para varias personas no mande nunca fotocopias ni copias obtenidas con papel carbón.

Claridad de contenido

Lo más importante es la sencillez y la fácil comprensión del mensaje, de manera que el documento no haga dudar al destinatario sobre su significado.

Tampoco hay que preocuparse excesivamente por la brillantez de la prosa, aunque si conviene cuidar la expresividad y la naturalidad. Siempre que haya tiempo, es aconsejable dejar “reposar” uno o dos días el texto, pues es fácil releer la cata antes de enviarla se nos ocurrirán más cosas o alguna fórmula mejor para expresar lo que queremos decir.

Por supuesto, hay que vigilar la ortografía y la corrección gramatical, cuyas faltas son de pésimo gusto, ya que denotan una cultura deficiente. Si hay dudas, lo mejor es consultar el diccionario.

Es también recomendable que las cartas no contengan críticas a terceros y, en cualquier caso, que enfriemos las ideas antes que vayamos a plasmar en el papel, pues las palabras escritas permanecen y adquieren cierta solemnidad aunque se envíen entre personas de confianza.


Aspecto armónico del documento

Papel

Merece la pena disponer de un papel timbrado. El texto que se graba, mejor si es con un suave relieve y en tamaño pequeño o medio (nunca grande), deberá estar formado por el nombre y los apellidos, o al menos el primero de ellos, e ir situado en el ángulo superior izquierdo del papel. Si se incluye algún cargo o título, este constará debajo.

El papel tendrá cierta calidad y grosor, de modo que no transparente si se escribe por las dos caras. El color más clásico es el blanco, aunque también se admiten tonalidades suaves de marfil o gris claro. En cualquier caso, se considera cursis los papeles con estampados, colores, pautas o perfumes, aunque se aceptan como permisibles algunos de estos modelos para cartas entre niños y adolescentes.

Los tamaños habituales de papel son el de cuartilla, que puede utilizarse en ambos sentidos (vertical y horizontal), y la holandesa, que corresponde a una medida algo menor que a de un folio. Los formatos de papel más comunes están estandarizados y sus medidas son las siguientes:

- Cuartilla: 15 por 22 centímetros
- Folio: 22 por 32 centímetros, pero ha sido sustituido por el A4 de 21 por 29,7 centímetros
- Holandesa: 21.5 por 27,5 centímetros


En principio, es preferible escribir solo por una cara dejando en blanco la parte posterior del papel. Las dos caras se emplean únicamente en cartas personales escritas a mano. Si se necesita más de una hoja, estas irán ordenadas con un número que se pone en la esquina superior derecha o en el borde inferior; la numeración no constará en la primera pero en la segunda llevará ya el “2”.

Distribución del texto

En principio los márgenes deben ser más generosos en la parte superior que en la inferior y en el lado izquierdo que en el derecho.

La parte superior derecha se reserva para la data del documento: el lugar, el origen, el día escrito en números, el mes en letras, y el año también en números, por este orden y con una coma tras el lugar. Recordar que los años no llevan puntos de miles. Unas líneas más abajo, y contra el lado izquierdo, se escribe el nombre del destinatario, precediendo a su tratamiento (como mínimo “Sr. D.”). A menudo se incluye debajo su dirección, aunque no es del todo necesario (ya está en el sobre).

La primera palabra de cada párrafo suele ir sangrada, es decir, con unos espacios avanzados en relación a las siguientes líneas. También se puede dar una mayor separación entre un párrafo y otro.

Encabezamiento

Existen muchas formulas, que varían en función de la confianza que medie entre el remitente y el destinatario. En castellano esta expresión, que es al mismo tiempo presentación y saludo, debe ir seguida de dos puntos; la práctica de rematarla con una coma procede de otros idiomas. Entre los encabezamientos habituales, y de menor a mayor confianza, se pueden citar los siguientes:

- Muy señor mío:
- Distinguido señor:
- Estimado señor:
- Distinguido amigo:
- Estimado amigo:
- Querido amigo:
- Querido Luis:

Aunque hace algunos años se utilizaba el tratamiento de “señorita” con mujeres jóvenes y solteras, hoy ha caído en franco desuso, en parte por una homologación de los términos que se empleaban para los hombres, y en parte porque el tratamiento no viene dado tanto por el estado civil de la persona como por sus titulaciones académicas, cargos, etc.

Si la carta va destinada a una personalidad, el encabezamiento llevará el correspondiente tratamiento que incluirá la mención al titulo nobiliario cuando este exista.

Despedida y firma

Al finalizar el texto, y antes de firmarlo, se escribe una frase de despedida, que terminará con una coma o sin nada, pero nunca con un punto. Su tono guardará coherencia con el encabezamiento, de manera que no enviaremos “Un fuerte y afectuoso abrazo” a quien hemos saludado como “Distinguido Sr.”. Despedidas habituales, ordenadas de menor a mayor confianza, son las siguientes:

- Le saluda atentamente,
- Muy cordialmente,
- Con un cordial saludo,
- Afectuosamente,
- Un abrazo,
- Un fuerte abrazo,

Si la carta se dirige a un familiar, un amigo íntimo o una persona con la que se mantenga una estrecha relación, es suficiente firmar solo con el nombre de pila, pero en todos los demás casos se añadirá por lo menos un apellido. Cuando el texto se ha escrito en un papel timbrado, no se pondrá más apellidos en l a firma que los que aparezcan arriba.

La firma será siempre manuscrita, aunque la carta se haya escrito a máquina. En este caso y sobre todo cuando la firma es especialmente ilegible, puede escribirse también a máquina el nombre y los apellidos debajo de la rúbrica. Las mujeres casas algunas veces firman haciendo constar detrás de su nombre y apellido el del marido, precedido de la preposición “de” (esto en desuso).

A continuación de la firma solo cabe añadir una posdata, precedida de las iniciales “P.D.” y dos puntos. Por definición, debe ser un texto muy breve; si recordamos y queremos incluir muchas cosas, debe rehacerse la carta.

Sobres

Los sobres han de ser del mismo papel que utilicemos en las hojas, siendo de mejor calidad los forrados. Los “de ventanilla” sólo son admisibles en la correspondencia comercial, al igual que las etiquetas adhesivas para la dirección.

El nombre y la dirección del destinatario se centran en la parte delantera del sobre, dejando caer el texto hacia abajo y hacía la derecha. El nombre va precedido del tratamiento que corresponda: “Sr. D.”, “Sra. Dña.”, “Excmo. Sr. D.”, etc.

El sello se coloca ordenadamente en la esquina superior derecha. En la solapa trasera constarán los datos del remitente, en principio sin tratamientos.

Los sobres también tienen sus tamaños estandarizados, entre los que se ha impuesto el denominado “americano” (22x11 cm), aunque el más elegante y clásico sea el “cuadrado” (17,5 x 12 cm). Para introducir la carta en el primer tipo, se dobla sobre si misma en tres veces y con el texto hacia el interior. En los sobres cuadrados, se doblará la hoja en cuatro, también con el texto hacia el interior, y se introduce con el doblez hacia la parte interior del sobre (de forma que si al abrirla se rasga, lo haga por sus bordes, nunca por el centro del texto)

TARJETAS Y TARJETONES

Además de las cartas clásicas, existen otras formas de comunicación escrita, particularmente útiles en algunas situaciones, como son: saludas, tarjetones, tarjetas postales, telegramas y tarjetas postales.

Las saludas

Las saludas son pequeñas cuartillas (en torno a 15 x 21 cm) que llevan impresos el nombre y el cargo del remitente y que, tras la expresión “Saluda”, en un tamaño destacado, en lugar centrado y a menudo en un tipo de letra diferente, dejan un espacio en blanco para escribir unas líneas que suelen ir a máquina ya que los saludas sólo se utilizan para comunicaciones de protocolo oficial.

Los tarjetones

Los tarjetones están desplazando a los saludas, pues son más prácticos y personales. Son unas tarjetas de cartulina de dimensiones intermedias (17 por 11,5 o 12 cm) que habitualmente llevan el nombre impreso en el extremo superior izquierdo. Se emplean cada vez con mayor frecuencia para textos breves y manuscritos.

Las tarjetas postales

Nacieron en l última época del siglo XIX, basadas en fotografías y como recuerdos de viajes, que siguen siendo el motivo principal de su envío. Estas tarjetas dirigidas siempre a familiares, amigos y personas con la que nos une una relación muy estrecha, deben llevar un breve texto de recuerdo que se escribe sin encabezamientos. Aunque la razón de remitirlas es obvia, se procurara que el texto, nunca confidencial, no sea una fórmula manida que suene a compromiso. Si por alguna circunstancia, lo escrito va más allá del simple saludo o recuerdo, la tarjeta se enviará dentro de un sobre.

Los telegramas

Son un recurso sólo para casos muy determinados, considerados de urgencia, como pueden ser pésames, felicitaciones tardías, excusas por inasistencia a un acto, anulación de última hora de un compromiso, etc. El texto debe ser muy breve, y se redactará de manera que sea comprensible prescindiendo de algunos verbos y preposiciones. Al final levarán nuestro nombre completo, con apellidos, para evitar confusiones en la identificación.

Los telegramas están perdiendo terreno frente al fax, ya que este sistema resulta aun más rápido y permite la transmisión de gráficos y otras imágenes. El fax, abreviatura de telefax, no se emplea para correo personal o textos importantes y, cuando se hace así por alguna razón, será como adelanto del original que se enviará después por correo.

Los textos enviados por fax irán precedidos de una hoja llamada carátula, para la que conviene tener hojas impresas con nuestros datos, incluyendo número de fax y de teléfono y el anagrama de la empresa. En el centro de esa hoja se escribirán los datos del destinatario con: nombre y apellidos, empresa o lugar de trabajo y su número de fax. Se hará constar asimismo el número total de hojas de que conste el mensaje, seguido de la expresión “incluida esta”, en referencia a la propia caratula.

Las tarjetas personales

Las tarjetas personales tienen su origen en la costumbre, tan extendida en el siglo XIX, de realizar visitas de cumplido a domicilios de personas conocidas. Cuando aquellos a quienes se visitaba no se encontraban en ese momento en la casa, se dejaba la tarjeta para demostrar la voluntad de la visita y al mismo tiempo se consideraba cumplida ésta.

Hoy en día, la tarjeta es sobre todo una fórmula de presentación y un medio para dejar constancia escrita de nuestros datos personales. Aunque hay muchos diseños, los más elegantes son los sencillos, en color blanco y con impresión de tamaño discreto. Los caracteres suelen ser de una caligrafía clásica o muy simple.

Existen distintos tipos de tarjeta:

- La tarjeta estrictamente personal, sólo llevará el nombre y los apellidos en principio impresos en el centro. Se utiliza, por ejemplo, para enviar junto con un regalo. Otro modelo de tarjeta personal es el que ya incluye nuestra dirección particular y teléfono.

- La tarjeta familiar es la que emplean las personas casadas, haciendo constar el nombre de los dos cónyuges.

- La tarjeta profesional, que por lo general responderá al diseño que establece la empresa para todos sus empleados, incluirá bajo el nombre de la persona el cargo que desempeña. Los datos de dirección y teléfono, etc., serán, como es obvio, los de la compañía.

Cuando se recibe una tarjeta de presentación debe responderse entregando la propia, a no ser que se caraca de ella, situación que es conveniente hacer notar al tiempo que se piden disculpas.

INSTANCIAS, RECURSOS Y QUEJAS

La comunicación por escrito con la administración se realiza habitualmente a través de impresos normalizados, pero es bueno saber que su validez, sólo requiere que se cumplan los escasos requisitos que establece la Ley de Procedimiento administrativo.

El documento más típico es la llamada instancia, que conviene escribir a máquina o, si se hace a mano, con los datos principales en letras mayúsculas. El texto se colocará de forma que quede un amplio margen izquierdo y dejando libre un espacio considerable en la parte superior, ya que muchos de estos papeles deben llevar sellos o pólizas.

La instancia se encabeza con el nombre completo del sujeto firmante, seguido de su dirección, a menudo también el teléfono, y el número del documento nacional de identidad. Es un párrafo aparte y tras la expresión “expone”, en letras mayúsculas, se incluye un relato sucinto de la cuestión objeto de la instancia. Si los hechos a exponer son varios, se escriben en párrafos distintos, todos ellos iniciados con la expresión “que” en mayúsculas.

También en un párrafo aparte, con un espacio mayor que lo diferencie, y tras la expresión “Solicita” en mayúsculas, se hace constar la petición concreta.

Todos estos escritos deben incluir la fecha, el lugar, y la firma de quien lo presenta, así como la indicación precisa de la persona o centro administrativo a quien se dirige. Este último dato suele constar en el extremo inferior de la hoja, con los tratamientos correspondientes a la autoridad de que se trate.

LA CEREMONIA MATRIMONIAL

Seguramente la decisión más importante que puede tomar una persona en su vida es la de contraer matrimonio. La ceremonia nupcial es, por tanto, y desde hace siglos, un acontecimiento que posee una gran trascendencia, no sólo en el ámbito privado de los contrayentes sino también, por sus consecuencias legales de todo tipo, en la convivencia pública de la comunidad.

EL MATRIMONIO CIVIL

El matrimonio civil existe siempre, bien de manera exclusiva o bien como consecuencia de los efectos civiles que produce el matrimonio religioso. En este caso se tratará al enlace civil cuando se realiza sin existir boda canónica.

El elemento fundamental que crea y sustenta al matrimonio civil, al igual que el religioso, es el consentimiento libremente prestado por un hombre y una mujer o bien una pareja del mismo sexo, que debe ser formalizado públicamente, de acuerdo con ciertos rituales y en presencia de una autoridad que ejerce de testigo constituyente. En el caso del matrimonio civil, esa autoridad es el juez de Primera Instancia, como encargado del Registro Civil, o el alcalde del lugar 8que puede delegar esta función en alguno de sus concejales)

Antes de la ceremonia, ha de tramitarse un expediente ante la misma autoridad que refrendará el enlace. Su objetivo es acreditar que la pareja reúne los requisitos de capacidad que establece la legislación española: los contrayentes han de ser dos, del mismo o diferente sexo, mayores de edad (aunque también puede contraer matrimonio el menor emancipado, o quien tenga 14 años si el juez lo autoriza tras oír al interesado y a sus padres); en pleno disfrute de su salud mental, y sin estar vinculado por un matrimonio anterior y vigente (el matrimonio civil se puede disolver en vida de los cónyuges en virtud de la figura del divorcio).

En principio, los matrimonios civiles se celebran por las mañanas y nunca en domingos. En la mayoría de Juzgados de Primera Instancia existen ya salas especiales habilitadas para esta función. Los novios vestirán con la máxima corrección, pero sin etiqueta (es decir ella no ira de blanco ni de largo ni el llevará chaqué); la novia si podrá llevar su ramo de flores. Los matrimonios civiles han perdido el aire semi-clandestinidad que llegaron a tener en algún tiempo: la presencia de invitados, el intercambio de anillos entre los contrayentes, el fotógrafo, la lluvia de arroz a la salida etc. Llegan a convertirlos en una ceremonia brillante y alegre. Precisamente para revestir de solemnidad y dignidad al matrimonio, el juez que preside la ceremonia ha de estar vestido de toga, y el acto se realizará en audiencia pública ante la fe del secretario judicial.

El desarrollo de la boda civil es, por otra parte, breve y sencillo. A la voz de “Audiencia pública, matrimonio de Alberto García y Lucia Fernández”, que pronuncia en el pasillo el agente judicial, entran en la sala los novios, los testigos (dos como mínimo) y los invitados, situándose novios y testigos en un lugar preferente ante el juez, y los invitados en los bancos dispuestos al efecto. Sin más dilación, el juez dará lectura a los artículos 66, 67 y 68 del código civil.

A continuación, el juez preguntará a cada uno de los novios si consienten a cada uno de los novios si consienten en contraer matrimonio con el otro, y si efectivamente lo contraen en dicho acto. Tras la respuesta afirmativa de ambos, termina el juez diciendo: “por el ministerio de la ley yo os declaro unidos en matrimonio”.

EL MATRIMONIO RELIGIOSO

El marco legal que rige en la actualidad en nuestro país ha eliminado todas las trabas que en otro tiempo forzaban a los novios españoles a celebrar sus bodas “por la Iglesia”. Hoy en día, quien se casa conforme a los mandamientos de la ley divina es porque así lo han decidido libremente. Y aunque en algunos casos se siga diciendo que pesan las condiciones sociales y presiones familiares, lo cierto es que son cada vez más las parejas que optan por celebrar su enlace mediante una boda religiosa.

El matrimonio es según el Código de Derecho Canónico, la alianza constituida para toda la vida por el varón y la mujer, elevada por Cristo a la dignidad de sacramento entre bautizados, y que se ordena al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole.

LA PREPARACIÓN DE LA BODA

Las principales formalidades anteriores al enlace son la publicación del proyectado matrimonio (mediante las proclamas o amonestaciones) y el expediente matrimonial, ambas destinadas a comprobar la ausencia de impedimentos y la libre voluntad de la pareja

Las proclamas o amonestaciones

Con el fin de que cualquiera que conozca un impedimento que pueda hacer invalido el matrimonio lo comunique a su debido tiempo, los párrocos de los novios deben anunciar previamente en sus respectivas parroquias la boda proyectada. Como regla general, las amonestaciones se publican mediante un edicto que se fija en las puertas de las iglesias por un plazo de quince días. Donde haya tradición de ello, será además leídas en tres días festivos consecutivos durante la misa.

El expediente matrimonial

Está constituido por una serie de documentos que presentan los novios ante el párroco para acreditar que no existen impedimentos que hagan inválido el matrimonio (edad inferior a la permitida, matrimonio anterior vigente, disparidad de cultos, consanguinidad o parentesco, etc.)

EL EXÁMEN PREVIO DEL TEMPLO

Algunos días antes de la ceremonia, conviene que los novios hagan una pausada visita al templo, con el fin de conocer adecuadamente el lugar y prevenir con antelación todos los detalles de sus movimientos, así como para tomar las decisiones que correspondan sobre la ornamentación con que se desee lucir la iglesia.

Los arreglos florales deben ser discretos, limitándose preferiblemente al altar y a los escalones del presbiterio. Los novios decidirán si desean ser fotografiados en algún lugar del templo, para lo que podrán escoger el fondo que consideren más bonito.

Éste es también el momento de conocer y, en su caso, modificar, las previsiones de iluminación y de música que haya hecho el párroco. Hoy en día es frecuente que estas ceremonias sean grabadas en video, para lo cual los equipos técnicos precisan ciertas condiciones de luz. En algunos casos las cámaras aportan sus propias baterías y en otros necesitan enchufes. Estudiar todos estos detalles nos evitará apuros de última hora. Los novios preguntarán al párroco cual es la música que sonará en la ceremonia, y puede suceder que prefiera alguna otra pieza distinta. En ocasiones se contratarán los servicios de un coro, todo lo cual habrá que decidir y resolver con suficiente antelación.

Por último, conviene estudiar la distribución de los invitados en el templo, incluso diseñando un croquis con la situación de los asientos e indicando el número de familiares que se pueden sentar en los bancos delanteros. Esto será muy útil en aquellos casos en que se prevea una gran afluencia de público a la ceremonia.

Es costumbre que la familia de cada uno de los contrayentes ocupe los bancos situados detrás del lugar en que éstos se colocan en el altar. Los bancos delanteros se denominan bancos de honor, y suele reservarse la primera fila para los padres y los hermanos de los novios, y la segunda para los abuelos, padrinos y tíos. Luego y sucesivamente se sentarán los primos, familia indirecta, testigos y amigos. En algunas ocasiones se opta por utilizar unos asientos laterales inmediatos al altar para ubicar en ellos a los testigos.

Valorar a tiempo todos los detalles contribuirá a la brillantez de la ceremonia. Incluso conviene tener en cuenta el ancho del pasillo central de la iglesia, en especial cuando la novia piense utilizar un traje amplio y voluminoso.

PADRINOS Y OTRO PERSONAL AUXILIAR

Los principales papeles auxiliares en la organización y desarrollo de cualquier boda corresponden a los padrinos, a las damas de honor y a los ujieres. Suele asumir la función de padrino el padre de la novia y la de madrina la madre del novio. Todavía hoy se sigue recomendando a las parejas que preparan su boda que, cuando sus respectivos padres no puedan ostentar la condición de padrinos, acudan con esa petición a los familiares más pudientes, pues se supone que apadrinar a una pareja implica de algún modo aceptar una cierta responsabilidad de cuidado y atención hacia ella.

Las damas de honor, elegidas por la novia, son siempre muchachas solteras. La primera dama de honor, que normalmente es una hermana o una amiga intima de la novia, espera su llegada a la entrada de la iglesia y le ayuda a colocarse el velo y la cola del vestido. Al llegar al altar, se hace cargo del ramo de la novia durante el servicio nupcial, devolviéndoselo después cuando se inicia el desfile hacia la salida. Si no hay dama de honor, será la madrina quien sujete el ramo.

Los ujieres llegan a la iglesia unos veinte minutos antes de la hora anunciada llevando los programas impresos para la ceremonia, cuando existan. Su misión es repartir los programas y ayudar a los invitados a acomodarse en sus asientos, acompañando a los familiares de los novios a los lugares que se les han reservado en los bancos delanteros.

LA INDUMENTARIA

Si hay una imagen que simbolice las bodas, ésta es la de la novia vestida de blanco. Desde hace doscientos años el color tradicional del vestido nupcial de las novias ha sido el blanco, símbolo de pureza, y la seda y los encajes sus tejidos típicos. El complemento clásico es el velo (con un origen oriental que se remonta al menos 4000 años atrás) se conserva también en nuestros días la tradición de que la novia porte un pequeño ramo de flores en sus manos. Estas han de elegirse de modo que armonicen con su vestido, motivo por el cual se suele recurrir a las flores blancas o amarillas. En tiempos pasados, el ramo de la novia había de ser forzosamente de flor de azahar, que representaba la inocencia y la pureza. Hoy se considera suficiente con que se trate de flores blancas: lirios, gardenias, rosas blancas etc.

Por lo que se refiere al novio, vestirá los supuestos más formales chaqué o frac (más común el primero) en ambos casos sin sombrero. Y aunque vea a los americanos utilizarlo, por favor no usar el smoking. Si no se desea etiqueta, utilizar un traje clásico, serio y oscuro. Militares y diplomáticos se pueden casar a veces de uniforme, contribuyendo así a hacer más vistosa la ceremonia.

En cuanto a los invitados, es norma conocida que ninguna mujer vista enteramente de blanco, privilegio que se reserva a la novia, y que los escotes y las joyas sean prudentes, considerándose de mal gusto la exhibición o alarde de piedras preciosas. Si alguna invitada porta sombrero, será también discreto. Los hombres vestirán traje oscuro. Si el novio viste chaqué, el padrino llevará igual prenda. Cuando existan damas de honor y pajes, la novia intervendrá en la elección del modelo, tela y color de sus vestidos, con el fin de que hagan juego con el suyo.

LA LLEGADA A LA IGLESIA

Si se quiere ser respetuoso con la tradición en una día tan señalado, la primera persona en llegar a la iglesia ha de ser el novio. En los minutos en que, como es de rigor, debe esperar la llegada de su prometida, estará acompañado por las damas de honor y pajes.

Por su parte, la novia que habrá sido ayudada a vestirse por su madre o hermanas, será acompañada desde su casa hasta la iglesia por su pariente masculino más próximo (es costumbre que sea a la vez el padrino), para ser “entregada” al novio”. En el ceremonial español, el novio y la madrina esperan a la novia y al padrino en la puerta de la iglesia. Se supone que el novio no ha visto hasta ese momento el vestido de la novia.

Los invitados que estén en la calle para ver la llegada de la novia entrarán entonces a la iglesia, pues todos han de ocupar sus lugares cuando entren los novios al templo.

La comitiva de entrada lleva el siguiente orden: en primer lugar, la novia del brazo del padrino (una dama de honor o paje estará pendiente de sujetar o controlar la cola del vestido); después el novio del brazo de su madrina; a continuación los testigos y parientes más cercanos. Como principio general, los hombres dan el brazo izquierdo, salvo que se trate de militares pues éstos llevan el sabe a la izquierda (por cortesía, si uno de los dos padres es militar, el otro hará lo mismo y ofrecerá también el brazo derecho)

Durante el desfile de entrada de los novios en la iglesia, todos los invitados deben ponerse en pie y dirigir su mirada hacia los contrayentes. La novia avanzará hacia el altar al compás de la música solemne y majestuosa del coro nupcial de la ópera Lohengrin, escrita por Richard Wagner en 1848.

Al llegar al altar, donde se habrán colocado cuatro asientos con sus correspondientes reclinatorios, el novio toma a la novia y la sitúa a su izquierda, el padrino se coloca a la derecha del novio y la madrina a la izquierda de la novia. Los testigos estarán al lado correspondiente, según sean del novio o de la novia.

DESARROLLO DE LA CEREMONIA

El sacerdote puede recibir a los contrayentes a la puerta de la iglesia y, después del saludo, entrar en procesión; o bien recibirles frente al altar, en los asientos o bancos preparados para ellos en lugar preferente y visible. En cualquiera de los casos, la ceremonia se inicia con unas palabras de recibimiento y bienvenida que pronuncia el sacerdote.

La liturgia de la palabra, en la que se expresa la importancia del matrimonio cristiano y sus fines, consiste en la lectura de un texto (son frecuentes lecturas del Antiguo Testamento, como “Hombre y Mujer los creó” o “serán los dos una sola carne”, cartas apostólicas, y lecturas del evangelio), y en la predicación de la homilía. La celebración del sacramento incluye el consentimiento mutuo de los contrayentes, que el sacerdote requiere y recibe. Existen tres fórmulas distintas: el diálogo simple entre los novios, las preguntas hechas entre ellos y las preguntas formuladas por el sacerdote. La primera (“yo,…, te quiero a ti,…, como esposa – o, y me entrego a ti, y prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida”) es la más frecuente.

Una vez prestado el consentimiento, el sacerdote invoca la bendición de Dios para que la alianza se mantenga con fidelidad perenne (“lo que dios ha unido que no lo separe el hombre”) y los contrayentes se imponen los anillos el uno al otro, primero él a ella y después ella a él. Hasta ese momento, cuando el sacerdote los reclama, los anillos habrán estado en poder del padrino.

La alianza matrimonial se pone en el dedo anular de la mano derecha, salvo en Cataluña, donde es tradición hacerlo en la izquierda (supuestamente más cercana al corazón)

Si es costumbre entregar las arras (trece monedas de oro o plata cuyo símbolo es compartir los bienes), se hará del mismo modo y por el mismo orden que se ha seguido con los anillos: tras la bendición del oficiante la entrega en primer lugar el esposo a la esposa, y después ella a él. Las arras estarán a cargo de la madrina, salvo en los casos en que se encomiende esta tarea a una niña, que las llevará en una cestita o bandeja.

Uno de los privilegios de los ya esposos es, a la hora de comulgar, el poder beber del cáliz además de recibir la sagrada forma.

EL ANILLO

El anillo de boda suele ser un aro sencillo hecho a base de oro o platino, y en su interior se acostumbra a grabar el nombre de los novios y la fecha de boda. La práctica occidental de lucir el anillo nupcial en el dedo anular comenzó entre los griegos. En el siglo III a. C. los médicos griegos creían que existía una vena, la vena del amor, que iba dese el dedo anular hasta el corazón. Este dedo se convirtió en el más apto para un anillo que simboliza algo relativo al corazón.

Los romanos adoptaron la misma practica griega, y los cristianos la continuaron después, aunque llegaba a recorrer casi toda la mano: el novio colocaba primero el anillo en la punta del índice de la novia, con las palabras “en el nombre del Padre”, continuaba con la fórmula “del Hijo”, al tiempo que trasladaba el anillo al dedo medio de su pareja, y finalmente al concluir “del Espíritu Santo, Amén” lo pasaba al cuarto dedo. Esta compleja operación se conocía como fórmula trinitaria.

Para los católicos la introducción oficial del anillo de compromiso data del año 860, el Papa Nicolás I decretó que el anillo de promesa matrimonial se convertía en una declaración oficial de la intención de casarse. Para Nicolás I un anillo de cualquier material o valor no era suficiente sino que habría de ser un anillo de un metal valioso y preferiblemente de oro, de modo que supusiera un sacrificio financiero para el futuro esposo.

Conviene que los novios acudan a la ceremonia nupcial con sus manos libres de anillos o joyas, para evitar confusiones y resaltar el valor simbólico de la alianza matrimonial. Únicamente está admitido, y es incluso aconsejable, que luzcan los regalos de compromiso, que suelen ser un anillo en el caso de la novia (que se lleva en la mano izquierda) y unos gemelos o un reloj de pulsera en el caso del novio.