martes, 29 de diciembre de 2009

MERIENDAS Y TÉS

La merienda es algo así como una comida en miniatura, dice Manuel Martínez Llopis, quien explica que este refrigerio, que se sirve a media tarde, era antes llamado agasajo y que hasta las primeras décadas de este siglo era muy habitual y se celebraba tradicionalmente en España en torno al chocolate, bebida que fue después sustituida por el café y a veces por el té.

Aunque ya quedan muy pocos hogares donde se sirva formalmente cada tarde, ofrecer una merienda sí es modo habitual de invitación, que se realiza entre las seis o seis y media de la tarde y hasta después de las siete, aunque los participantes pueden prolongar el encuentro hasta poco antes de la cena. Se trata de un tipo de refrigerio con cierto carácter amistoso que sigue teniendo más adictos entre las mujeres; por ello, las invitaciones suelen ser personales y muy raramente se hacen por medio de tarjetas impresas.

Chocolate

Puede hacerse “a la española”, si se prepara disuelto en agua, o “a la francesa”, si lleva leche. La manera más tradicional de servirlo en una merienda es acompañándolo de churros, picatostes, bizcochos, bollos de leche… y con azucarillos para deshacerlos en agua. Aunque no se sirvan azucarillos, junto al chocolate debe ofrecerse un vaso de agua fresca.

Café

El chocolate ha sido sustituido en casi todas las meriendas por el café, del que existen numerosas variedades, sabores y aromas, así como formas diferentes de prepararlo y tomarlo. Entre ellas, y además de los tradicionales “solo”, “con leche” y “cortado”, están el café “exprés”, muy fuerte ya que lleva la mitad de agua; el “cappuccino”; un exprés al que se le añade leche batida y una cucharada de crema para servirlo espolvoreado de cacao amargo en polvo; el “vienes”, fuerte y cubierto de chantilly; el “turco”, preparado hirviendo agua, azúcar y café a la vez y esperando para tomarlo, después de servido, hasta que se depositen los posos en el fondo de la taza; o el “irlandés”, que lleva una buena dosis de whisky, cuyo alcohol hay que quemar antes de mezclarlo con el café y que se sirve con una cucharada de crema encima, que no se revuelve.

Lo más habitual en una merienda es servirlo solo, y para quienes lo deseen “americano” se proporcionará una jarra aparte con agua caliente para que lo rebajen a su gusto, o con leche. Sobre el azúcar, cabe decir que los puristas aseguran que un buen café debe tomarse siempre sin ella, aunque hay personas que lo prefieren con varias cucharadas colmadas. Como acompañamiento suelen ofrecerse tostadas con mantequilla y mermelada, bizcochos, tartas y pasteles, pero también pueden servirse, antes del café algunos alimentos salados, tipo canapé que se acompañaran entonces con zumos y bebidas ligeras, preferentemente no alcohólicas.


“Tomar el té” a media tarde es una clásica costumbre británica (“five o´clock tea”) que se ha extendido a otros países, aunque con menos aceptación que en las islas donde es un refrigerio cotidiano. Para prepararlo de manera ortodoxa, la tetera debe hervirse con un poco de agua a fin de darle calor, se vacía esta y se echan en el fondo tantas cucharadas de hojas de té como tazas se vayan a servir, más una que es para la tetera. Se vierte encima agua hirviendo y se deja reposar la infusión entre tres y cinco minutos; para servirlo se retiran antes las hojas de té con un colador si la tetera no lo incluye. El té que unos toman sin azúcar y otros con ella, se ofrece sólo, con limón o con leche (que se sirve en primer lugar con la taza aun vacía).

Un té de merienda se sirve acompañado de tostadas de pan con mantequilla y diferentes clases de mermeladas, con bizcochos, pastas y otros dulces, aunque entre los más típicos están los muffins, parecidos a los mojicones, y los crumpets, tipo ensaimada. También se acompaña de toda clase de emparedados, con los que se sirven zumos. En Gran Bretaña el té se sigue tomando en torno a las cinco de la tarde, pero ésta no parece una hora adecuada para los horarios de comida españoles por lo que aquí se retrasa y se toma a media tarde.

Sepa que si lo invitan o le hablan de un “high tea”, se trata en realidad de un refrigerio algo distinto, típico de las zonas inglesas septentrionales, que se sirve más tarde, sobre las seis de la tarde, y que suele ser mucho más sustancioso en alimentación por lo que, a continuación, es probable que se suprima la cena. Se sirve con huevos revueltos, ensaladas, arenques ahumados, salchichas…; es imprescindible que en este tipo de refrigerio se ofrezcan, además del té, otras bebidas ligeras, como zumos.

El servicio de la merienda

Puede hacerse sobre la mesa del comedor, o, lo que es más habitual, en torno a una mesa baja de salón complementada con otras mesas auxiliares. Todas las mesas se cubrirán con manteles, más cortos que los utilizados en las comidas y cenas y con servilletas mucho más pequeñas. Se trata de mantelerías en las que los tejidos (hilo, lino, panamá... y hasta horganza), los dibujos (bordados y otros puntos de costura antiguos), y colores (en blanco pero también en crema, amarillo, rosado, azul o verde; siempre pálidos) admiten mayor libertad. En cualquier caso, si no quiere dar la imagen de una invitación campestre, no utilice ajuares de materiales sintéticos, colores chillones ni dibujos muy llamativos. De servirse la merienda en una mesa de comedor, son habituales los mantelitos individuales.

Las piezas de vajilla que se empelan en una merienda forman juegos especiales que pueden incluir tazas, platos y jarras, o sólo tazas y platos, de porcelana, quedando las jarras en un juego aparte, en plata u otro metal. Además de los platos que corresponden a las tazas, la merienda dispone de otros de tamaño medio, similares a los de postre, para servir los alimentos que acompañan al refrigerio.

Las tazas son de un tamaño intermedio, mayores que las del café posterior a la comida, y menores que las de desayuno. Aunque chocolate, café y te pueden servirse en el mismo tipo de taza, las especificas varían de tamaño, siendo las de chocolate las más grandes, y las de te las más bajas y anchas que las de café.- estos juegos se fabrican en distintos materiales pero, al ser su finalidad contener bebidas calientes, son preferibles los de porcelana fina para que conserven por más tiempo la temperatura adecuada. La cucharilla de estas tazas es la de postre, mayor, por tanto, que las llamadas de “moka”. Para los alimentos del refrigerio, y junto con los platos, se disponen tenedores y cuchillos, también de tamaño de postre.

Entre las jarras y recipientes de servir, se distinguen la chocolatera, la cafetera, la tetera y las jarras de leche y agua, además del azucarero.

Los alimentos se sirven en fuentes planas, redondas para las tartas, rectangulares para los bizcochos y ovaladas para otros dulces y pastas. El bizcocho se corta con un cuchillo y las tartas con pala, existiendo móldelos de este utensilio en porcelana, que hacen juego con la fuente y a veces también con los platos. En el servicio de una merienda, especialmente cuando se utilizan mesas bajas y auxiliares, tiene un especial protagonismo las bandejas, siendo preferibles las de forma ovalada y rectangular y siempre de un tamaño considerable. En una de estas bandejas se coloca el servicio principal que suele ofrecer el anfitrión o anfitriona a sus invitados, uno a uno.

Para el servicio, la bandeja debe presentarse guardando un cierto orden. Por ejemplo, con la bandeja situada ante quien sirve y siguiendo el movimiento contrario a las agujas del reloj, se coloca frente a la mano derecha la tetera o cafetera y, a continuación, la jarra de leche, el azucarero, el platillo con las rodajas de limón... siguiendo el orden que se va a utilizar. Todos los recipientes con asas aparecerán con ellas hacia la derecha, respecto a quien sirve (salvo que este sea zurdo).

Si el refrigerio es ligero, en la misma bandeja se colocaran, a la izquierda y al final del “recorrido” del servicio, los platos para el dulce, uno sobre otro y encima o al lado los cubiertos, con los mangos hacia afuera; a continuación, en un pequeño montoncito, las servilletas, dejando el centro de la bandeja para el plato de la tarta, el bizcocho o los dulces.

Los desayunos

Chocolate, té y café constituyen también el centro de otro tipo de refrigerios, los desayunos, que en su modalidad “de trabajo” empiezan a ser relativamente habituales. Si le invitan a un “Bruch”, sepa que se trata de un refrigerio difundido por los americanos que, como su propio nombre indica (la palabra procede de la unión de Breakfast y lunch) se sirve a media mañana y es algo más que un desayuno y menos que una comida, en el que se toman tortitas o pancakes con jarabes y salsas dulces, panecillos con mermelada y mantequilla, así como pan de distintos tipos y tostadas con huevos revueltos y jamón o salmón ahumado y queso fresco.

Meriendas infantiles

Sólo se ofrecerán en el propio domicilio si se dispone de espacio suficiente para ello, considerando que es casi imprescindible disponer de un espacio para juegos y de otro distinto para la merienda en sí misma.

Ésta es una buena ocasión para que los más pequeños aprendan algunas normas de educación en el trato social, empezando por las invitaciones que pueden confeccionar ellos mismos, con ayuda de los padres, o al menos contribuir a su ilustración. Conviene, sin embargo, que el reparto de las invitaciones lo lleven a cabo los progenitores, directamente o a través, por ejemplo de los profesores del colegio si los invitados son compañeros de estudios, confirmando siempre por teléfono, con los respectivos padres, el número y nombre de los que asistirán.

Ante una celebración infantil en el domicilio, es conveniente retirar o proteger muebles y enseres valiosos y frágiles, para evitarse disgustos y situaciones embarazosas con el niño que cause un estropicio. Un aspecto importante de estas fiestas es la decoración de la sala que se utilice para la merienda y de la propia mesa en sí, decoración en la que suele buscarse un aire marcadamente festivo y con colores vivos a través de adornos de papel, globos, etc. Mantelería, vajilla y cristalería pueden sustituirse, sobre todo si se trata de niños pequeños, por enseres de papel o plastificados de los que existen en el mercado muchos diseños para escoger.

Para la estancia de los niños en la casa es preferible tener preparados algunos juegos que fomenten la participación de todos. En el refrigerio no se servirán bebidas alcohólicas ni estimulantes o refrescos de cola que lleven cafeína. Los alimentos se escogerán en función de los gustos infantiles, cuidando que no produzcan empachos (es conocida la predilección de los niños, y de muchos mayores por el dulce. Aunque la tarta es indispensable en un cumpleaños, (con sus correspondientes velas), puede ser de menor tamaño al que sería adecuado por el número de invitados, acompañando unas bandejas con distintos pasteles, para que todos los niños disfruten con un dulce que les guste.

Los dueños de la casa recibirán junto al pequeño anfitrión a todos los invitados y a sus padres, a los que comunicará la hora aproximada del final de la fiesta. Organizando el regreso a casa de todos ellos. Si son los propios padres quienes acuden a recogerlos, habrá que tener previsto un ligero refrigerio para los “mayores” a esa hora. Los niños que acudieron a la celebración pueden recibir, en la despedida un pequeño obsequio que suele consistir en una bolsa de golosinas, que ha de ser igual para todos.