Además de bautizos y funerales, otras muchas ceremonias importantes en la vida de las personas tienen como marco el entorno familiar.la más significada de todas ellas es el enlace matrimonial, al que se dedicará un amplio tratamiento. La primera comunión, la confirmación, la puesta de largo, y los cumpleaños y onomásticas, así como la navidad, son ocasiones festivas en las que se convive con parientes y amigos, ejerciendo con intensidad las relaciones sociales.
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miércoles, 22 de septiembre de 2010
LA PRIMERA COMUNIÓN
Se llama así a la ceremonia religiosa con la que la iglesia católica, se celebra por primera vez que uno de sus miembros participa en el sacramento de la Eucaristía. Aunque las costumbres varían de unos lugares a otros, lo habitual en España es que los niños lo hagan en torno a 9 años de edad, tras un periodo de catequesis.
El boato social que rodea las primeras comuniones hs ido en aumento en nuestro país, hasta el punto de motivar que los propios responsables eclesiásticos llamasen la atención recordando que lo importante de ese día es el sacramento que se administra y no la festividad civil que lo rodea.
Los padres serán, por tanto, los responsables de que los niños valoren el significado de la ceremonia sin que ello suponga, en modo alguno, dejar de lado la lógica ilusión por una fiesta en la que ellos son los protagonistas.
Es frecuente que la parroquia dicte unas normas generales en cuanto a vestuario u otros aspectos, que será preciso respetar. Si fuera necesario, puede tratarse alguna cuestión concreta con el párroco, pero no se harán delante de los niños comentarios críticos o despectivos sobre los preparativos.
Como las comuniones son en grupo, es probable que se hayan fijado reglas para los reportajes de fotografía o video que suelen grabarse, con el fin de evitar la formación de una nube de personas en torno al altar. Aténganse también a las instrucciones y, si lo desea, haga otras fotografías más personales a la salida del templo.
Vestuario de los niños
En vez de recurrir a modelos singulares o sofisticación, es más correcto emplear los vestidos tradicionales. En algunas ocasiones, el traje será el mismo que hayan utilizado anteriormente otros familiares, en cuyo caso requerirá ciertos arreglos con la anticipación necesaria. De tener que comprarlo, se encontrará con una amplia oferta en los establecimientos especializados.
Para las niñas existe un traje largo propio solo de esta ceremonia. El modelo más clásico es el de organza, con el cuerpo y la falda (muy fruncida) trabajados en lorzas. El traje se acompaña de un velo de tul sujeto con una capota o una corona de flores. Los zapatos son también blancos.
Los niños tiene varias posibilidades, siendo la mas frecuente el traje “de marinero”: pantalón y casaca blanca con el cuello azul marino. Pueden también, vestir un pantalón claro – beige o arena - , una camisa blanca, corbata y chaqueta azul marino tipo blaizer.
Los invitados han de tener presente que acuden a una ceremonia religiosa, absteniéndose de caer en exageraciones impropias: la primera comunión no es una boda en miniatura.
Aunque cada vez abunden más, están fuera de lugar las lujosas y multitudinarias celebraciones con grandes almuerzos de restaurante. Precisamente por su carácter familiar, las primeras comuniones no requieren invitaciones formales o impresas. Si se es costumbre impedir los llamados recordatorios, que son pequeñas cartulinas con una estampación religiosa alusiva al acontecimiento, bajo la que se graba el nombre del niño y la fecha y el lugar de su primera comunión. Deben imprimirse tantos recordatorios como invitados asistan a la fiesta y algunos más. Es el propio comulgante quien reparte estas tarjetas a la salida de la iglesia o durante la celebración posterior.
¿Regalos?
Es otro aspecto en el que se está tendiendo al exceso. En principio, no es necesario que los invitados a la ceremonia lleven un regalo para el niño. Pueden, por supuesto, hacerlo, y lo cierto es que cada vez se hacen más obsequios y de mayor valor. Existen incluso “listas de regalos” de primera comunión, como si se tratase de un enlace matrimonial. El consejo es que se desista de estas prácticas y se imprima sensatez a la celebración.
Si l e invitan a una primera comunión, pregunte a los padres del comulgante o a él mismo que desea como regalo o bien ofrézcale la elección entre varias posibilidades pensadas previamente por usted. Han de ser objetos de un precio moderado.
Los familiares más próximos pueden unirse para hacer un obsequio colectivo y más costoso, como una bicicleta o una cámara fotográfica.
El boato social que rodea las primeras comuniones hs ido en aumento en nuestro país, hasta el punto de motivar que los propios responsables eclesiásticos llamasen la atención recordando que lo importante de ese día es el sacramento que se administra y no la festividad civil que lo rodea.
Los padres serán, por tanto, los responsables de que los niños valoren el significado de la ceremonia sin que ello suponga, en modo alguno, dejar de lado la lógica ilusión por una fiesta en la que ellos son los protagonistas.
Es frecuente que la parroquia dicte unas normas generales en cuanto a vestuario u otros aspectos, que será preciso respetar. Si fuera necesario, puede tratarse alguna cuestión concreta con el párroco, pero no se harán delante de los niños comentarios críticos o despectivos sobre los preparativos.
Como las comuniones son en grupo, es probable que se hayan fijado reglas para los reportajes de fotografía o video que suelen grabarse, con el fin de evitar la formación de una nube de personas en torno al altar. Aténganse también a las instrucciones y, si lo desea, haga otras fotografías más personales a la salida del templo.
Vestuario de los niños
En vez de recurrir a modelos singulares o sofisticación, es más correcto emplear los vestidos tradicionales. En algunas ocasiones, el traje será el mismo que hayan utilizado anteriormente otros familiares, en cuyo caso requerirá ciertos arreglos con la anticipación necesaria. De tener que comprarlo, se encontrará con una amplia oferta en los establecimientos especializados.
Para las niñas existe un traje largo propio solo de esta ceremonia. El modelo más clásico es el de organza, con el cuerpo y la falda (muy fruncida) trabajados en lorzas. El traje se acompaña de un velo de tul sujeto con una capota o una corona de flores. Los zapatos son también blancos.
Los niños tiene varias posibilidades, siendo la mas frecuente el traje “de marinero”: pantalón y casaca blanca con el cuello azul marino. Pueden también, vestir un pantalón claro – beige o arena - , una camisa blanca, corbata y chaqueta azul marino tipo blaizer.
Los invitados han de tener presente que acuden a una ceremonia religiosa, absteniéndose de caer en exageraciones impropias: la primera comunión no es una boda en miniatura.
Aunque cada vez abunden más, están fuera de lugar las lujosas y multitudinarias celebraciones con grandes almuerzos de restaurante. Precisamente por su carácter familiar, las primeras comuniones no requieren invitaciones formales o impresas. Si se es costumbre impedir los llamados recordatorios, que son pequeñas cartulinas con una estampación religiosa alusiva al acontecimiento, bajo la que se graba el nombre del niño y la fecha y el lugar de su primera comunión. Deben imprimirse tantos recordatorios como invitados asistan a la fiesta y algunos más. Es el propio comulgante quien reparte estas tarjetas a la salida de la iglesia o durante la celebración posterior.
¿Regalos?
Es otro aspecto en el que se está tendiendo al exceso. En principio, no es necesario que los invitados a la ceremonia lleven un regalo para el niño. Pueden, por supuesto, hacerlo, y lo cierto es que cada vez se hacen más obsequios y de mayor valor. Existen incluso “listas de regalos” de primera comunión, como si se tratase de un enlace matrimonial. El consejo es que se desista de estas prácticas y se imprima sensatez a la celebración.
Si l e invitan a una primera comunión, pregunte a los padres del comulgante o a él mismo que desea como regalo o bien ofrézcale la elección entre varias posibilidades pensadas previamente por usted. Han de ser objetos de un precio moderado.
Los familiares más próximos pueden unirse para hacer un obsequio colectivo y más costoso, como una bicicleta o una cámara fotográfica.
CONFIRMACIÓN
La ceremonia en la que se reafirma la fe y la pertenencia a la comunidad religiosa existe tanto en la iglesia católica como en la mayoría delas confesiones protestantes, cuando el sujeto ha llegado a la adolescencia y se supone que tiene suficiente consciencia de las obligaciones que impone su credo. En algunas ocasiones, se confirman también personas adultas que por determinadas circunstancias no pudieron hacerlo en su día.
Son celebraciones colectivas que conservan un carácter primordialmente religioso. Si el acontecimiento quiere subrayarse con una fiesta (por ejemplo, una sencilla merienda), ésta será siempre de ámbito familiar y reducido, sin conllevar el compromiso de los regalos.
Son celebraciones colectivas que conservan un carácter primordialmente religioso. Si el acontecimiento quiere subrayarse con una fiesta (por ejemplo, una sencilla merienda), ésta será siempre de ámbito familiar y reducido, sin conllevar el compromiso de los regalos.
PUESTA DE LARGO
Es una fiesta que tradicionalmente se celebraba para comunicar de manera pública y formal que una joven había llegado ya a la madurez y darle, en consecuencia, entrada en la vida social.
Tras unos años en que había caído en desuso en nuestro país, ha vuelto a recuperarse en determinados círculos, incluso con la organización de aquellos “bailes de debutantes” casi perdidos.
Si la fiesta es de etiqueta, hay que hacer invitaciones formales e impresas. Cuando set rata de un baile o fiesta colectiva, en el que varias jóvenes se ponen de largo en el mismo acto, las invitaciones serán todas iguales, cambiando solamente los nombres de la debutante y de sus padres que son quienes la presentan en sociedad.
La celebración suele consistir en una cena, siendo casi indispensable que vaya seguida de un baile. Un detalle importante es la elección de la pareja de la debutante. Si tiene novio formal, éste será su pareja; si no el lugar lo ocupará un amigo, quien, tras aceptar ese puesto cuando se lo ofrezcan, contestará enviando a la joven una tarjeta manuscrita y un ramo de flores.
La joven debutante llevará un traje de noche largo, siendo el blanco el color tradicional. Es frecuente que estos trajes se acompañen de algún pequeño arreglo floral en el vestuario o en el peinado.
La joven llegará a la fiesta con su padre, un hermano mayor o el miembro masculino de su familia, que es quien la presenta en sociedad. En algunos lugares es costumbre que sea esta misma persona quien inicie el primer baile (habitualmente un vals) con la joven, dejándolo a media pieza para que continúe la pareja oficial de la debutante.
Es usual que los padres y familiares allegados hagan a la debutante un regalo para ese día. Que suele consistir en una joya que a veces es una herencia familiar. A la fiesta solo asisten los miembros de la familia que han sido a su vez presentados anteriormente en sociedad.
Tras unos años en que había caído en desuso en nuestro país, ha vuelto a recuperarse en determinados círculos, incluso con la organización de aquellos “bailes de debutantes” casi perdidos.
Si la fiesta es de etiqueta, hay que hacer invitaciones formales e impresas. Cuando set rata de un baile o fiesta colectiva, en el que varias jóvenes se ponen de largo en el mismo acto, las invitaciones serán todas iguales, cambiando solamente los nombres de la debutante y de sus padres que son quienes la presentan en sociedad.
La celebración suele consistir en una cena, siendo casi indispensable que vaya seguida de un baile. Un detalle importante es la elección de la pareja de la debutante. Si tiene novio formal, éste será su pareja; si no el lugar lo ocupará un amigo, quien, tras aceptar ese puesto cuando se lo ofrezcan, contestará enviando a la joven una tarjeta manuscrita y un ramo de flores.
La joven debutante llevará un traje de noche largo, siendo el blanco el color tradicional. Es frecuente que estos trajes se acompañen de algún pequeño arreglo floral en el vestuario o en el peinado.
La joven llegará a la fiesta con su padre, un hermano mayor o el miembro masculino de su familia, que es quien la presenta en sociedad. En algunos lugares es costumbre que sea esta misma persona quien inicie el primer baile (habitualmente un vals) con la joven, dejándolo a media pieza para que continúe la pareja oficial de la debutante.
Es usual que los padres y familiares allegados hagan a la debutante un regalo para ese día. Que suele consistir en una joya que a veces es una herencia familiar. A la fiesta solo asisten los miembros de la familia que han sido a su vez presentados anteriormente en sociedad.
CUMPLEAÑOS Y ONOMÁSTICAS
La celebración del aniversario del propio nacimiento (el cumpleaños) y la festividad del santoral que corresponde al nombre de cada uno (onomástica o, simplemente, “santo”) lleva a veces aparejado algún tipo de fiesta privada y de carácter familiar.
Exista o no esa celebración, a todo el mundo le gusta que quienes le rodean recuerden que se trata de un día especial. Por eso es importante que mantengamos en la agenda un listado de fechas a recordar en el que apuntaremos los cumpleaños y santos de familiares, amigos, compañeros de trabajo… y aquellas personas con las que tengamos un trato continuado. Nuestra felicitación, mediante una simplemente llamada de teléfono, causará siempre una agradable sorpresa.
Un caso aparte, y siempre más delicado, es el de los cumpleaños de mueres adultas, ya que tradicionalmente se ha entendido que es de mal gusto preguntar o aludir a la edad de una señora. Para no cometer errores, es preferible ser discreto y no felicitar a una mujer mayor por su cumpleaños salvo que ella de una muestra ostensible de que lo celebra, y, aún así, no se hablara sobre los años que cumple, excepto si ella lo hace. Pese a la extendida costumbre de tener por correcta la expresión “¡que bien se conserva!”, procure no utilizarla ya que implica un halago sobre el estado de esa persona pero en comparación con el elevado número de años que se le suponen.
Aunque no exista una fiesta de celebración, una onomástica o un cumpleaños son buenos momentos para tener un pequeño detalle con personas allegadas o con las que nos creamos en deuda. No deben ser nunca regalos caros y en los casos de mayor confianza se admiten incluso obsequios de tipo personal.
Si se prefiere organizar una fiesta es suficiente con invitar de palabra a familiares y amigos. Lo usual es que los invitados acudan con un regalo, de precio moderado, o que se junten todos o por grupos, para hacer un obsequio colectivo.
En el caso de los cumpleaños parece inevitable que la fiesta cuente con una tarta con velas que apaga el festejado; según la costumbre, éste formula un deseo que se cumplirá si es capaz de apagarlas todas de un solo soplido.
Exista o no esa celebración, a todo el mundo le gusta que quienes le rodean recuerden que se trata de un día especial. Por eso es importante que mantengamos en la agenda un listado de fechas a recordar en el que apuntaremos los cumpleaños y santos de familiares, amigos, compañeros de trabajo… y aquellas personas con las que tengamos un trato continuado. Nuestra felicitación, mediante una simplemente llamada de teléfono, causará siempre una agradable sorpresa.
Un caso aparte, y siempre más delicado, es el de los cumpleaños de mueres adultas, ya que tradicionalmente se ha entendido que es de mal gusto preguntar o aludir a la edad de una señora. Para no cometer errores, es preferible ser discreto y no felicitar a una mujer mayor por su cumpleaños salvo que ella de una muestra ostensible de que lo celebra, y, aún así, no se hablara sobre los años que cumple, excepto si ella lo hace. Pese a la extendida costumbre de tener por correcta la expresión “¡que bien se conserva!”, procure no utilizarla ya que implica un halago sobre el estado de esa persona pero en comparación con el elevado número de años que se le suponen.
Aunque no exista una fiesta de celebración, una onomástica o un cumpleaños son buenos momentos para tener un pequeño detalle con personas allegadas o con las que nos creamos en deuda. No deben ser nunca regalos caros y en los casos de mayor confianza se admiten incluso obsequios de tipo personal.
Si se prefiere organizar una fiesta es suficiente con invitar de palabra a familiares y amigos. Lo usual es que los invitados acudan con un regalo, de precio moderado, o que se junten todos o por grupos, para hacer un obsequio colectivo.
En el caso de los cumpleaños parece inevitable que la fiesta cuente con una tarta con velas que apaga el festejado; según la costumbre, éste formula un deseo que se cumplirá si es capaz de apagarlas todas de un solo soplido.
FIESTAS INFANTILES
Para los niños celebrar una fiesta con motivo de su cumpleaños es un verdadero acontecimiento que esperan con emoción y disfrutan, como es obvio, más que los mayores.
Es fácil que su hijo reciba, sobre todo a lo largo del curso escolar, numerosas invitaciones de sus compañeros de colegio para este tipo de fiestas. Aproveche, pues, esta circunstancia para utilizarlas como parte de su educación y permitir que aprendan a invitar y contestar a las invitaciones, a buscar un regalo, a ofrecerlo y a agradecerlo, a atender a sus invitados, etc, todo ello, por supuesto, bajo su supervisión.
Los niños son muy dados a comprar por lo que resulta fundamental evitar agravios: cuando la fiesta sea en su casa, no organice un festejo notoriamente ostentoso, y cuando su hijo deba hacer un regalo manténgalo en el mismo nivel de gasto de sus compañeros.
Es fácil que su hijo reciba, sobre todo a lo largo del curso escolar, numerosas invitaciones de sus compañeros de colegio para este tipo de fiestas. Aproveche, pues, esta circunstancia para utilizarlas como parte de su educación y permitir que aprendan a invitar y contestar a las invitaciones, a buscar un regalo, a ofrecerlo y a agradecerlo, a atender a sus invitados, etc, todo ello, por supuesto, bajo su supervisión.
Los niños son muy dados a comprar por lo que resulta fundamental evitar agravios: cuando la fiesta sea en su casa, no organice un festejo notoriamente ostentoso, y cuando su hijo deba hacer un regalo manténgalo en el mismo nivel de gasto de sus compañeros.
NAVIDAD
Entre la terminación de un año y el inicio del siguiente, en apenas dos semanas se agrupan una serie de celebraciones que en su conjunto se denominan Fiestas Navideñas. De carácter eminentemente familiar, comienzan con la conmemoración cristiana del nacimiento de Jesucristo en la Nochebuena e incluyen además: la Navidad, al día siguiente, Nochevieja y Año Nuevo, con el cambio de calendario, y l Epifanía o día de Reyes en la noche del 5 de Enero. Con mayor o menor tradición, dependiendo de los lugares, también se celebran los Santos Inocentes, el día 28 de diciembre.
Ya antes de llegar, y mejor si se hace con cierta anticipación dado el atasco que suelen sufrir en estas fechas los servicios de correos, las fiestas se anuncian mediante el envío de felicitaciones navideñas. Las tarjetas suelen comprarse impresas, pero es preciso escribir en ellas, a mano, algunas frases con el mensaje de la felicitación. Esta es una buena ocasión para recordar a personas con las que no mantenemos un trato continuado o con las que hemos perdido el contacto. No es obligatorio enviar tarjetas navideñas, pero si lo es contestar a las que hayamos recibido.
Otro anuncio de las fiestas son los adornos que se emplean para engalanar los hogares y, en menor medida, oficinas: ramas de pino, acebo y muérdago, piñas, velas, bolas de cristal, cintas de colores, etc. Esta decoración no debe colocarse con una antelación excesiva.; ocho o diez días antes de la Nochebuena es lo correcto. Y siempre se hará con prudencia, moderación y sencillez.
La tradición española es la de disponer el Belén o Nacimiento con las figuras características, mientras que de otras latitudes nos llegó la moda del árbol y, más recientemente, de las coronas de bienvenida colgadas en las puertas. Muchos hogares, en particular habiendo niños, hacen ambas cosas a la vez: Nacimiento y árbol. Si no tiene espacio para todo, puede dejar que los pequeños escojan lo que prefieran, aunque será fácil que se dejen llevar por lo que vean más anunciado o simplemente, por lo que vean en las casas de sus amigos.
Un dilema similar se plantea a la hora de los regalos, otro de los ingredientes inevitables en estas fiestas. En España la costumbre es que los obsequios se hagan en l noche de Reyes, pero Papá Noel (tradición completamente ajena a nosotros) los adelanta a la Navidad. Muchos padres están optando por esta segunda solución, con el argumento de que así los niños tienen tiempo suficiente para disfrutar de los juguetes durante sus vacaciones. Pero la noche de Reyes siempre será la noche de Reyes, y la consecuencia de todo ello es que en numerosas familias se hacen dos obsequios: uno (de menor valor) en Nochebuena – Navidad y otro (el principal) el día de Reyes.
Pese a tratarse de cenas y comidas cuyo ámbito es estrictamente familiar (salvo la Nochevieja cuando se celebra fuera de casa), los excesos de comida y bebida son ya una autentica tradición en Navidades. No está de más, por tanto, recordar algo que debería darse por sabido: comer bien no es comer mucho.
En los banquetes navideños es importante cuidar de manera especial la decoración y el servicio de la mesa, recurrir a recetas tradicionales y ofrecer platos cuya elaboración suponga una dedicación especial. Ha de quedar claro que no se trata de una comida más.
Y ya que se trata de la principal celebración familiar del año, los matrimonios deberán organizarse de forma que, en función de los días o en turnos por años, puedan asistir los dos a reuniones de ambas familias. Se pondrá también especial atención en que ningún familiar ni amigo allegado se encuentre solo o sin poder celebrar las fiestas en estas fechas.
Aunque sean jornadas familiares y de mucha confianza, para sentarse a la mesa todos deberán vestir correctamente y cuidando su aspecto.
En estas fechas, también acostumbran a organizarse pequeñas fiestas en las empresas. Lo lógico es hacerlas antes de que se inicien los turnos de vacaciones del personal y, dado que son días de mucho ajetreo para todos, lo mejor es limitarse a algo breve, en un descanso en la jornada laboral o en un horario lo más próximo posible a la salida. Es conveniente que la fiesta tenga carácter general, permitiendo que puedan conocerse personas que trabajen en departamentos distintos. Si la empresa ha previsto hacer un regalo navideño a sus empleados, este es un buen momento para entregarlo o para anunciar como y cuando se puede recoger.
Ya antes de llegar, y mejor si se hace con cierta anticipación dado el atasco que suelen sufrir en estas fechas los servicios de correos, las fiestas se anuncian mediante el envío de felicitaciones navideñas. Las tarjetas suelen comprarse impresas, pero es preciso escribir en ellas, a mano, algunas frases con el mensaje de la felicitación. Esta es una buena ocasión para recordar a personas con las que no mantenemos un trato continuado o con las que hemos perdido el contacto. No es obligatorio enviar tarjetas navideñas, pero si lo es contestar a las que hayamos recibido.
Otro anuncio de las fiestas son los adornos que se emplean para engalanar los hogares y, en menor medida, oficinas: ramas de pino, acebo y muérdago, piñas, velas, bolas de cristal, cintas de colores, etc. Esta decoración no debe colocarse con una antelación excesiva.; ocho o diez días antes de la Nochebuena es lo correcto. Y siempre se hará con prudencia, moderación y sencillez.
La tradición española es la de disponer el Belén o Nacimiento con las figuras características, mientras que de otras latitudes nos llegó la moda del árbol y, más recientemente, de las coronas de bienvenida colgadas en las puertas. Muchos hogares, en particular habiendo niños, hacen ambas cosas a la vez: Nacimiento y árbol. Si no tiene espacio para todo, puede dejar que los pequeños escojan lo que prefieran, aunque será fácil que se dejen llevar por lo que vean más anunciado o simplemente, por lo que vean en las casas de sus amigos.
Un dilema similar se plantea a la hora de los regalos, otro de los ingredientes inevitables en estas fiestas. En España la costumbre es que los obsequios se hagan en l noche de Reyes, pero Papá Noel (tradición completamente ajena a nosotros) los adelanta a la Navidad. Muchos padres están optando por esta segunda solución, con el argumento de que así los niños tienen tiempo suficiente para disfrutar de los juguetes durante sus vacaciones. Pero la noche de Reyes siempre será la noche de Reyes, y la consecuencia de todo ello es que en numerosas familias se hacen dos obsequios: uno (de menor valor) en Nochebuena – Navidad y otro (el principal) el día de Reyes.
Pese a tratarse de cenas y comidas cuyo ámbito es estrictamente familiar (salvo la Nochevieja cuando se celebra fuera de casa), los excesos de comida y bebida son ya una autentica tradición en Navidades. No está de más, por tanto, recordar algo que debería darse por sabido: comer bien no es comer mucho.
En los banquetes navideños es importante cuidar de manera especial la decoración y el servicio de la mesa, recurrir a recetas tradicionales y ofrecer platos cuya elaboración suponga una dedicación especial. Ha de quedar claro que no se trata de una comida más.
Y ya que se trata de la principal celebración familiar del año, los matrimonios deberán organizarse de forma que, en función de los días o en turnos por años, puedan asistir los dos a reuniones de ambas familias. Se pondrá también especial atención en que ningún familiar ni amigo allegado se encuentre solo o sin poder celebrar las fiestas en estas fechas.
Aunque sean jornadas familiares y de mucha confianza, para sentarse a la mesa todos deberán vestir correctamente y cuidando su aspecto.
En estas fechas, también acostumbran a organizarse pequeñas fiestas en las empresas. Lo lógico es hacerlas antes de que se inicien los turnos de vacaciones del personal y, dado que son días de mucho ajetreo para todos, lo mejor es limitarse a algo breve, en un descanso en la jornada laboral o en un horario lo más próximo posible a la salida. Es conveniente que la fiesta tenga carácter general, permitiendo que puedan conocerse personas que trabajen en departamentos distintos. Si la empresa ha previsto hacer un regalo navideño a sus empleados, este es un buen momento para entregarlo o para anunciar como y cuando se puede recoger.
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