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sábado, 9 de enero de 2010

CONSEJOS PRACTICOS PARA REGALOS FLORALES

- Con la excepción de las composiciones hechas a base de flores secas, las flores que se regalan serán siempre naturales, frescas y lozanas.

- No importa el tamaño del ramo, pero si el gusto con el que esté compuesto. Si se llevan personalmente, son preferibles los ramos pequeños

- Este es un regalo clásico en el caso de los nacimientos. Se enviarán con frecuencia a la clínica donde se produjo el parto, pero es más fino remitirlas al domicilio de la nueva madre.

- Las flores son también un buen obsequio para chicas jóvenes, a partir de la adolescencia, que las recibirán con entusiasmo porque les hará sentirse mayores e importantes. Los colores suaves son los más apropiados para estas ocasiones, al igual que para las personas de edad.

- Salvo excepciones, no es conveniente obsequiar con flores a personas que vivan en el campo, ya que será muy probable que tengan en abundancia en su jardín.

- Si el destinatario del regalo tiene especial debilidad por las flores, esmérese en la elección y procure conocer sus preferencias sobre especies concretas. Anote estos datos y téngalos en cuenta a la hora de futuros obsequios.

- En vez de flores, también se pueden regalar plantas. En este caso, acompáñelas con una tarjeta, que le proporcionarán en el establecimiento donde las adquiera, con el nombre, las principales características y los cuidados elementales que requiere el ejemplar. Este deberá estar en su mejor momento aunque se trate de una floración forzada de invernadero.

El lenguaje de las flores


Aunque puede variar de una cultura a otra, en el mundo occidental existen unas constantes, sobre todo en cuanto se refiere al color. Así el blanco simboliza el agua, la inocencia, la pureza, la ingenuidad y la alegría; el rojo representación del fuego, se traduce por pasión, potencia, y ambición; el verde es el color de la esperanza, la juventud y el éxito, mientras que el azul evoca el aire y por extensión la calidez, el amor puro y platónico y la comunicación espiritual; el amarillo es el color del oro, y significa triunfo y riqueza, aunque también ambición e infidelidad.
El lenguaje de las flores estuvo muy de moda en la época del romanticismo y, pese a que ahora ya nadie se fija en ello, su simbología pervive en muchas de nuestras costumbres. De ahí el ramo blanco y de azahar de una novia, las margaritas o las rosas rojas que se intercambian los enamorados o los cipreses que se plantan en un camposanto. Ahora y siempre ofrecer una flor es, por encima de todo un signo de paz y amistad.

EL LENGUAJE DE LAS FLORES

Es un detalle de gran estilo regalar flores con cierta frecuencia. El ramo se acompañará con una tarjeta en la que escribiremos, a mano, una breve, cariñosa y sencilla nota.

Las flores nunca pasan de moda y utilizarlas como obsequio es un gesto de buen tono, aplicable a las más variadas circunstancias. Se pueden regalar flores para agradecer una invitación, expresar gratitud por un favor, para una felicitación, etc. Y siempre serán oportunas.

Aunque antes se regalaban flores solo a las mujeres, hoy en día se acepta que también pueda destinarse este obsequio a hombres. De todos modos es mejor no hacerlo con caballeros de elevada edad o de espíritu clásico; es posible que no les agrade este tipo de presente.

Se suelen entregar personalmente las flores en casos de gran confianza. En los demás supuestos, resulta preferible enviarlas desde la tienda, acompañadas de una tarjeta. Se enviarán algunas veces a mucha distancia, a través de un servicio internacional especializado en esta misión. Dado su carácter perecedero, es conveniente asegurarse antes de que la persona a la que vamos a enviar unas flores se encuentre en su domicilio y no esté por ejemplo, disfrutando de unas vacaciones en otro lugar. Las flores que agradecen una invitación se enviarán al día siguiente, no más tarde.

Quien recibe un obsequio floral lo agradecerá, por teléfono o mediante una tarjeta. Si recibimos las flores en nuestra casa, hemos de colocarlas de inmediato en un jarrón con agua.

REGALOS DE EMPRESA

El regalo es un medio idóneo para añadir un toque agradable a las relaciones de negocio, evitando que la fuerza de la costumbre los convierta en rutina y buscando motivos personales para entregarlos, las empresas pueden lograr reacciones favorables en sus clientes y proveedores a través del recurso a los regalos. El auge de esta clase de obsequios es tan notable que han proliferado casas comerciales especializadas en “regalos de empresa”, que, además de ofrecer amplios catálogos con objetos y productos de todo tipo, incluso diseñan y graban determinados artículos con los símbolos identificativos del cliente.

Una diferencia fundamental los separa de los regalos privados a un nivel u otro, los de empresa son en cierta forma interesados, con independencia de que al mismo tiempo, sean detalles delicados. Precisamente el mayor problema de esta clase de regalos es que puedan ser interpretados como un intento de condicionar la voluntad de quien los recibe. Por dicha razón. Es preferible recurrir a objetos de escaso valor económico, sobre todo si se entregan a personas con quienes se esté negociando una operación comercial.

Cuándo se hacen

Las empresas pueden hacer regalos al menos en las siguientes situaciones:

- Cuando se celebran acontecimientos o fiestas generales, por ejemplo navidad, o conmemoraciones importantes en el ámbito de la propia empresa, como la inauguración de una nueva sede, la presentación de un producto, una convención o congreso, etc.

- Cuando uno de los empleados o clientes celebra una efeméride personal, cumpleaños, boda… las empresas preocupadas por su imagen y que saben cuidar las relaciones con clientes y empleados, tiene un fichero o agenda con este tipo de datos, lo que les permite tener un recordatorio en esas fechas e incluso personalizar sus regalos.

Algunas veces el regalo constituye un medio para demostrar gratitud a quien nos ha ayudado en el desarrollo de un trabajo, un viaje o una situación profesional de cualquier tipo. Sería el caso de un obsequio hecho para remunerar unas horas extraordinarias no pagadas de otro modo 8recuerde que, de todos modos, el mejor obsequio para un empleado es una gratificación) si se trata de agradecer un trabajo o un esfuerzo especial de un equipo, y que no justifique una gratificación individual a cada uno, el obsequio puede consistir en una invitación a comer en un buen restaurante.

Los regalos a superiores jerárquicos están proscritos, salvo en casos de ascensos, jubilaciones y homenajes, y aun en estas circunstancias conviene que el obsequio sea de todos los empleados.

Cuando una empresa comete un error o mal trato con un cliente, puede intentar recuperar su confianza con un regalo. Si el servicio ya fue pagado, procede efectuar un abono para devolver el pago realizado, pero a veces esto no basta y resulta necesario paliar la mala imagen creada con un obsequio de desagravio.

Pero la situación más típica para hacer regalos se da cuando simplemente se quiere conservar y mejorar las relaciones de la compañía con el destinatario del detalle. En este caso no existe un motivo concreto para realizar el regalo. La razón de hacerlos se mide a largo plazo, y no es otra que el deseo de que los contactos con el cliente se mantengan y cultiven aun más. Son un ejemplo típico de los obsequios que, con motivo de la Navidad o a fin de año, envían algunas empresas a sus mejores clientes. En las cestas navideñas es preferible (pocos artículos y buenos) que la cantidad (muchos y mediocres); las cestas han de entregarse antes de la Nochebuena

Qué se regala

En el ámbito de los regalos de empresa se ha abusado mucho de cierta clase de objetos, lo que hace muy importante insistir en la búsqueda de originalidad.

En ocasiones puede resultar correcto obsequiar con productos fabricados por la propia compañía, o relacionados con el sector en el que opera, sus servicios o el lugar geográfico donde tenga si sede. Pero un regalo de empresa nunca será un objeto o prenda personal ni tampoco una cantidad de dinero (salvo en los premios a empleados). Si el articulo grabado con la identificación de la compañía y específicamente si el logotipo es llamativo, su categoría es muy inferior a otro sin grabar, pues el primero es en realidad un soporte publicitario.

En el ámbito empresarial son frecuentes los contactos con personas de otros países, por lo que, si el obsequio se destina a un extranjero, habrá de prestarse especial atención a las costumbres y prácticas de su nación, para que el regalo no resulte ofensivo. A este respecto las bebidas alcohólicas son una opción peligrosa

Si la empresa recibe a un invitado de otra ciudad, el primer detalle de la anfitriona será un sencillo obsequio de bienvenida, que se dejara en el hotel donde se aloja la visita, con una nota de saludo. Puede ser unos bombones, unas flores, etc. Incluso una buena guía de la ciudad o de la región.

Cómo se entregan

Los regalos de empresa se entregaran de una manera discreta, acompañados de una tarjeta de la compañía o de sus directivos. Al tratarse de un detalle eminentemente formal, hay que cuidar mucho su presentación y envoltorio, escribiendo a mano una frase en la tarjeta y el nombre del destinatario en el sobre.

Es mejor enviar el obsequio al domicilio particular de la persona, y sólo cuando esto no sea posible se entregarán en el lugar de trabajo. Si es usted el jefe de un departamento y recibe un obsequio de un cliente, siempre que le sea posible, compártalo con sus empleados.

Al igual que en los regalos particulares, si están presentes quien lo entregan y quien lo recibe, este último ha de abrir el paquete en presencia del primero. Y también como en aquel ámbito, todos los regalos deben agradecerse, bien de manera personal o a través de una nota manuscrita.

EL REGALO COMO EXPRESIÓN DE GRATITUD

Algunas veces se desea hacer un regalo a alguien que nos ha prestado un servicio profesional, bien porque, dada su relación u otra circunstancia, no ha querido cobrar su trabajo, o bien porque se considera que la atención recibida ha ido más allá de lo que se puede incluir en la minuta. Esta diferencia orientará acerca de precio del regalo, aunque tampoco se trata de efectuar un pago indirecto mediante el obsequio.

En estos casos resulta muy importante acertar con los gustos de la persona a quien se obsequia. El regalo se enviará pasado un tiempo prudencial tras la terminación del trabajo, o con ocasión de alguna efeméride personal o una festividad general. Si se trata de un profesional muy reconocido, evite limitarse a un regalo tópico o socorrido, pues es probable que ya tenga una verdadera colección con las repeticiones.

LA CONDUCTA DE QUÍEN LO RECIBE

Siempre hay que agradecer los regalos, ya sea personalmente, por teléfono, o por escrito (en este último caso, lo mejor es utilizar una tarjeta). Recibir un regalo con elegancia obliga a expresar gratitud por el detalle, abrirlo en presencia de quien lo entrega y reiterar las gracias al verlo.

Si le regalan unos dulces, lo más oportuno es abrirlos en el mismo momento y ofrecerlos a todos los presentes. Si ha recibido regalos de varias personas, debe agradecerlos por igual, sin destacar el más caro o el que más le haya gustado, sobre todo si están presentes quienes le hicieron obsequios más modestos. Aunque el regalo le decepciones, no deje escapar el menor gesto de desilusión.

Quien regala procurará guardar la factura o el ticket de compra, por su fuese necesario cambiar el objeto. Pero esto sucederá en muy contadas ocasiones, pues quien recibe el obsequio, salvo causas excepcionales, no lo cambiará. Sí, por ejemplo, es un objeto personal y no desea usarlo, simplemente guárdelo.

CÓMO PRESENTARLO Y ENTREGARLO

En los regalos, las formas tiene una gran importancia, y su manifestación más externa es el propio envoltorio, que ha de cuidarse con la mayor atención. El objeto más delicado del mundo pierde su atractivo si se presenta incorrectamente. Hacerlo bien implica elegancia e imaginación, conceptos que, por supuesto, son distintos a los de ostentación o extravagancia.

Quien entrega un regalo debe hacerlo con discreción, sin dar excesiva importancia y sin halagarlo. Y, desde luego, sin hacer mención a su precio. Si el regalo exige algún tipo de explicación, ha de ofrecerse pronto, antes de que quien lo reciba se sienta incomodo al no saber que es lo que significa el obsequio.

LA ELECCÍÓN DEL REGALO

Una buena técnica consiste en plantearse, al adquirir el regalo, tres preguntas: ¿le gustará?, ¿puede usarlo?, ¿lo necesita? La respuesta a la primera cuestión ha de ser afirmativa, y lo ideal sería que lo fuese también a las otras dos.

Es importante ser creativo y no conformarse con seguir patrones establecidos y recurrir a los regalos tópicos. Seleccionar un obsequio exige tiempo y dedicación, lo que siempre acabara notándose y, en consecuencia, siendo agradecido. Como compensación a esa búsqueda, el obsequio será sin duda, mejor e incluso puede resultar más barato que otro comprado con precipitación.

Salvo los muy materialistas, que juzgaran el regalo por su pecio, la mayoría de sus receptores verán en él algo de nuestra personalidad, y en cierto modo, una medida del aprecio que les profesamos. El regalo representa a quien lo hace y por ello debe ser elegido con sumo cuidado. Un embajador jamás ha de trasmitir un mensaje equivocado.

En cualquier caso, hay que tener en cuenta que un regalo es un presente en singular, es decir, que puede estar formado por varias piezas de un conjunto pero nunca debe componerse de varios objetos independientes que carecerán de relación, como si se hubiera estado sumando hasta completar el precio que habíamos presupuestado gastar.

Uno de los puntos clave es saber medir la relación que nos une con el destinatario del obsequio. El regalo puede ser más o menos personal o impersonal, en función del vínculo que medie entre quien da y quien recibe. Siempre que no exista una cierta intimidad, es mejor que sea bastante impersonal. De hecho, obsequios como prendas de ropa y perfumes u objetos de tocador, por ejemplo, solo proceden con familiar4es o allegados; los regalos de empresa, en el otro extremo, han de ser muy asépticos. Los objetos entre personas no muy próximas no deben ser excesivamente caros, quedando los que son costosos reservados paras las personas con las que tengamos una relación más profunda y duradera.

Una caso aparte lo cosntituyen las joyas, que solo deben obsequiarse a personas con quienes tengamos una relación intima.

Seamos discretos a la hora de hacer regalos. No hay que poner en una situación molesta o comprometida a quien los recibe. Es fácil herir a alguien de economía humilde si le regalamos algo de mucho valor económico, pues podría entenderse que evidenciamos nuestra superioridad sobre él, haciéndole además muy difícil corresponder.

Cuándo regalar

El mejor regalo es el que no está en función de ninguna celebración o efeméride, ya que no hay presente más agradecido que el que no se espera. Ahora bien, procure que todas las celebraciones personales importantes de sus allegados cuenten, con al menos, un pequeño detalle suyo.

Otra ocasión idónea para regalar la constituyen los viajes, que puede aprovechar para comprar algún producto u objeto típico del lugar visitado, demostrando así al destinatario del obsequio que incluso estando lejos nos hemos acordado de él

Los regalos de dinero

Son los más delicados de entregar, y muchas personas no los consideran de buen gusto. De hecho, están reservados para circunstancias muy concretas y excepcionales. Regalar dinero no demuestra un alto grado de imaginación pero a veces puede resolver con rapidez y sinceridad un compromiso.

De optar por ello, hay que tener tacto suficiente para evitar que ese obsequio se interprete como una limosna. Por lo pronto, se entregará en un sobre y acompañado de un detalle fino, como una caja de bombones o unas flores. Los billetes serán nuevos y la cantidad total se entregará en el menor número posible de billetes (del mayor valor facial). En ningún caso se sacarán de la cartera en el momento de entregarlos.

Los regalos a niños

El consejo de presentaros de manera vistosa y agradable es en esta circunstancia aun más importante, ya que el envoltorio y su colorido es para los pequeños una parte principal del obsequio que reciben. Pese a su edad, los niños no están exentos de la obligación de agradecer los regalos, y sólo lo harán si han sido educados para ello. Habitualmente son más sinceros que las personas mayores en estos casos, por lo que darán a entender de forma muy directa si les ha gustado o no lo que reciben. Sólo esto debería bastar para que quien vaya a obsequiar a un niño, busque con el mayor interés el regalo. Un consejo: no les regale armas, juguetes bélicos o cosas que inciten a la violencia.

Lo que no se debe regalar

No se regalan animales, salvo que exista mucha confianza y nos los hayan pedido expresamente. Tener una animal implica una mayor responsabilidad que debe ser asumida de manera voluntaria.

Además de inadecuado, es peligroso obsequiar objetos que previamente nos hayan reglado a nosotros. Tenga en cuenta que el circulo puede seguir y es posible que el regalo acabe alguna día en el primer sujeto.

También son incorrectos los regalos en broma, que pueden causar sorpresas desagradables, incluso a quienes los ofrecen si provocan, como a veces sucede, una mala reacción en le persona que los recibe.

EL ARTE DE REGALAR

Saber hacer regalos es todo un arte para el que se requiere, además de un espíritu altruista y generoso, intuición y sensibilidad. Ciertamente resulta difícil establecer normas en un terreno subjetivo como este, en el que inciden circunstancias tan personales como la relación que une al que ofrece el regalo con quien lo recibe, o los gustos particulares de este último.

Sin embargo, existen unas pautas generales que nos pueden ayudar a lograr un efecto más favorable en la persona a quien se dirige el obsequio. La principal recomendación es la de esforzarse en descubrir sus gustos de un modo discreto e indirecto, aprovechando o provocando conversaciones casuales. Un buen observador lo hará con cierta facilidad. El objetivo es averiguar las preferencias del destinatario de nuestro obsequio, saber qué es lo que le causaría una mayor ilusión, sin preguntárselo abiertamente y sin revelar nuestras intenciones. Sólo con eso le habremos demostrado, cuando reciba el presente, que nos ha preocupado su satisfacción y que hemos intentado contentarle, en ello radica una de las más apreciadas virtudes del regalo. Las personas que tiene una afición determinada (la música, la jardinería, etc.) nos lo ponen más fácil.