El primer y más importante ámbito de convivencia para cualquier persona es su propia familia. Incluso los momentos que constituyen el comienzo y fin de la vida, es decir, el nacimiento y la muerte, tiene origen y lugar casi siempre en el seno familiar. Por ello, las ceremonias que se celebran en torno a los principales hechos de nuestra vida son actos de gran transcendencia social que, además, suelen tener en muchos casos un acusado sentido religioso.