En los regalos, las formas tiene una gran importancia, y su manifestación más externa es el propio envoltorio, que ha de cuidarse con la mayor atención. El objeto más delicado del mundo pierde su atractivo si se presenta incorrectamente. Hacerlo bien implica elegancia e imaginación, conceptos que, por supuesto, son distintos a los de ostentación o extravagancia.
Quien entrega un regalo debe hacerlo con discreción, sin dar excesiva importancia y sin halagarlo. Y, desde luego, sin hacer mención a su precio. Si el regalo exige algún tipo de explicación, ha de ofrecerse pronto, antes de que quien lo reciba se sienta incomodo al no saber que es lo que significa el obsequio.
Quien entrega un regalo debe hacerlo con discreción, sin dar excesiva importancia y sin halagarlo. Y, desde luego, sin hacer mención a su precio. Si el regalo exige algún tipo de explicación, ha de ofrecerse pronto, antes de que quien lo reciba se sienta incomodo al no saber que es lo que significa el obsequio.