Cuando el anfitrión es fumador, será él quien encimada el primer cigarrillo, lo que no hará antes de terminada la comida y servido el café. Por supuesto deberá evitar que su hábito moleste a los invitados. Si el anfitrión ya sabe que estos son fumadores, podrá tener previstas un par de cajetillas (una para tabaco rubio y otra para tabaco negro) para ofrecerles si se prolonga la velada.
Tras la comida y en una charla entre amigos quizá sea uno de los momentos en que los fumadores de puros más disfrutan consumiendo un buen cigarro. Los puros solo se ofrecen a los hombres. Es preciso insistir, y en este caso más aun por el penetrante olor que despide el tabaco así elaborado, que antes de encender un puro la buena educación exige pedir permiso a quienes nos rodean.
Tras la comida y en una charla entre amigos quizá sea uno de los momentos en que los fumadores de puros más disfrutan consumiendo un buen cigarro. Los puros solo se ofrecen a los hombres. Es preciso insistir, y en este caso más aun por el penetrante olor que despide el tabaco así elaborado, que antes de encender un puro la buena educación exige pedir permiso a quienes nos rodean.