Si dispone de servicio y este, en el desarrollo de la reunión, comete algún error, corríjalo con suavidad y sin darle importancia, pero no llame la atención a un empleado delante de sus invitados. Si el autor de la equivocación es uno de los invitados, procure no mirar hacia él en ese momento, pues así lo convertiría en foco de atención y lo pondría en un apuro mayor.
Con servicio o sin él, tenga a mano vajilla, cristalería y cubiertos de más, para sustituir alguna pieza si sucede cualquier percance. La comida se servirá con tranquilidad, dejando transcurrir unos cinco minutos entre plato y plato. La degustación de los alimentos tiene su propio ritmo, y tanto el anfitrión como los invitados deberán observarse entre sí, retrasándose si creen que comen demasiado deprisa respecto a los demás o acelerando el ritmo en caso inverso.
Si quien sirve y organiza la mesa es el anfitrión, sólo en caso de mucha confianza podrá aceptar que un invitado le ayude. Entre los invitados el ofrecimiento de ayuda debe ser claro, pero no se insistirá si el anfitrión contesta también claramente con una negativa.
El anfitrión o anfitriona no han de ausentarse de la mesa, y si necesariamente tiene que hacerlo, será por el tiempo mínimo e imprescindible. Para evitar este problema, es mejor ayudarse de un aparador o mesa auxiliar donde se tendrán repuestos de vajilla, bebidas, agua o pan, pero no podrá servir para dejar en él los servicios una vez retirados de la mesa (que “desaparecerán” de inmediato hacia la cocina).
Con servicio o sin él, tenga a mano vajilla, cristalería y cubiertos de más, para sustituir alguna pieza si sucede cualquier percance. La comida se servirá con tranquilidad, dejando transcurrir unos cinco minutos entre plato y plato. La degustación de los alimentos tiene su propio ritmo, y tanto el anfitrión como los invitados deberán observarse entre sí, retrasándose si creen que comen demasiado deprisa respecto a los demás o acelerando el ritmo en caso inverso.
Si quien sirve y organiza la mesa es el anfitrión, sólo en caso de mucha confianza podrá aceptar que un invitado le ayude. Entre los invitados el ofrecimiento de ayuda debe ser claro, pero no se insistirá si el anfitrión contesta también claramente con una negativa.
El anfitrión o anfitriona no han de ausentarse de la mesa, y si necesariamente tiene que hacerlo, será por el tiempo mínimo e imprescindible. Para evitar este problema, es mejor ayudarse de un aparador o mesa auxiliar donde se tendrán repuestos de vajilla, bebidas, agua o pan, pero no podrá servir para dejar en él los servicios una vez retirados de la mesa (que “desaparecerán” de inmediato hacia la cocina).