lunes, 4 de enero de 2010

EL MENÚ

La comida ha de ser diseñada en función de su objeto y de los invitados. Es clara la diferencia que existe, por ejemplo, entre un almuerzo de trabajo, que por su finalidad debe ser (aunque a menudo se olvide) sencillo, breve y digestivo, y una comida de placer o de gala, en la que conviene la riqueza de sabores y variedad de platos.

La prudencia aconseja, una vez más, no correr riesgos, así que si usted no es un experto anfitrión, comience por organizar comidas o cenas con sus familiares y amigos más próximos, que serán indulgentes con sus fallos, con grupos reducidos y con recetas sencillas. Experimentar una receta nueva o un plato complicado y exótico el día en que se reciben invitados de postín, es un riego innecesario.

Es recomendable, además, preparar platos que no obliguen a pasar más tiempo en la cocina que con los invitados. Por excelente que sea el manjar que se va a servir, el principal objeto de estas citas es disfrutar de la compañía y la conversación durante unas horas y el primer deber de los anfitriones es el de estar pendientes de sus invitados, no del horno.

Hay quien prefiere desentenderse de los problemas culinarios adquiriendo en un comercio comidas preparadas y listas para servir. Esto puede ser una buena idea si sólo se hace con una parte del menú: los entremeses, la entrada, las salsas o el postre, pero nunca lo haga con el plato principal.

Si entre los invitados se han incluido personas extranjeras o de otras regiones, es un gran gesto de cortesía introducir en el menú el plato típico local. Los forasteros deberán agradecer ese detalle aunque una persona que siga una dieta especial no debe esperar, ni menos aun obligar, a que en su invitación se respete su régimen, si este es obligatorio, por ejemplo debido a una enfermedad, los anfitriones se informaran antes y dispondrán un menú especial para este invitado, procurando esmerarse al máximo en su elaboración y presentación

Las viandas concretas que pueden componer un menú forman parte de los libros de cocina. Podemos decir, sin embargo, que los anfitriones s e esforzaran en evitar coincidencias en os estilos y sabores de los platos, no reiterando bases, guarniciones ni salsas e incluso evitando, ya que la vista es también un elemento fundamental a la hora de comer, que todos los paltos sean de la misma tonalidad.

Es importante calcular bien las raciones que se van a servir, siguiendo el principio general de que siempre será mejor por exceso (ligeramente sin ostentaciones de cantidades imposibles) que por defecto. La comida estará medida teniendo en cuenta que todos los comensales queden satisfechos e incluso pensando que algunos quieran repetir.