jueves, 23 de septiembre de 2010

LA CORTESÍA AL VOLANTE

Muchas personas cambian ostensiblemente su comportamiento e incluso su carácter habitual cuando se colocan al volante de un vehículo, adoptando una agresividad, impaciencia y desconsideración inusuales.

Además de cumplir con las normas del código de circulación, obligatorias por ley, el conductor extremará su educación recordando que las expresiones de perdón y agradecimiento (con un gesto de la mano, con las luces o con un leve toque de claxon) también hay que aplicarlas en medio del trafico y que los insultos e improperios están siempre fuera de lugar. Intente no entorpecer a los otros vehículos con sus acciones, sea condescendiente con los errores ajenos y recuerde que, además de quienes van sobre ruedas, en calles y carreteras hay otro protagonista, el peatón, que es más débil y se encuentra más desprotegido.

Con el coche parado

La cortesía se demuestra ya antes de poner en marcha el vehículo, que hay que mantener en todo momento limpio y ordenado. El hombre abrirá la puerta a la mujer desde el exterior, y la cerrara con suavidad una vez ella se haya acomodado, después de dará la vuelta al coche para ocupar su asiento. Si una mujer accede al asiento trasero, no tendrá que moverse en él para dejar espacio a otra persona, sino que esta rodeará al vehículo para entrar por el otro lado. Si ello no fuera posible, entrará primero el hombre o la persona más joven, para evitar movimientos incómodos a la mujer o persona de más edad. Estas reglas operan en sentido inverso a la hora de abandonar el coche.

En el interior del vehículo, no se debe fumar, poner la radio o abrir las ventanillas sin consultar antes a los demás.

Los ocupantes del coche dejaran la conducción a cargo de quien lleva el volante, sin hacer continuas observaciones y consejos, que, además de demostrar falta de confianza, puede poner nervioso al conductor.

Protocolo de asientos

Los lugares a ocupar en el interior del vehículo guardan también su propio protocolo. Cuando lo conduce un chofer profesional, el lugar preferente es el de la derecha en la parte posterior del coche, por lo que si, además del chofer viajan dos personas, el propietario del vehículo o el de menos categoría ocuparán el asiento posterior izquierdo. Solo cuando el automóvil esté ocupado por más de dos personas, además del conductor profesional, uno de ellos se sentará delante.

Si conduce el propietario del coche, el lugar preferente es el del otro asiento delantero. En todo caso, esta plaza deberá ir siempre ocupada para que no parezca que quien conduce está ejerciendo de chofer sin serlo.

Procure que los gestos al bajarse del coche sean correctos y armoniosos. Si es mujer y lleva falda, cuide especialmente sus movimientos. Lo mejor, es tras abrir la puerta, ladear el cuerpo hacia el exterior, sacar primero el pie más próximo a la portezuela y luego el otro, saliendo con un leve impulso y manteniendo la cabeza un poco baja hasta estar completamente fuera.

A la hora de conducir, además de cortesía, algunas situaciones son incluso una demostración de solidaridad:

- Si encontramos un coche averiado, nos detendremos para preguntar si necesita ayuda y os ofreceremos para pedir los servicios de un taller. Si se trata de un pinchazo de rueda, podemos ayudar a cambiarla. Por supuesto, estos gestos deberán ser adecuadamente agradecidos.

- Si encontramos un vehículo accidentado, nuestra ayuda puede llegar a salvar una vida. Pasar de largo no sólo es un delito de omisión de socorro, es también una gravísima falta de insolidaridad.

- Si golpeamos a un automóvil que esta aparcado y vacio, lo correcto es dejar una tarjeta o nota con nuestros datos personales, incluido el número de teléfono, para que el perjudicado nos localice y pueda gestionar la reparación con la compañía de seguros.

- Si chocamos con otro vehículo en plena circulación, lo más importante es conservarla calma y no enzarzarse en discusiones bizantinas sobre las responsabilidades del golpe. Hay que cubrir los impresos del seguro y dejar que los profesionales resuelvan el problema.