martes, 1 de septiembre de 2009

CONSEJOS A TENER EN CUENTA

Además del gesto principal, sea apretón de manos, abrazo o el beso, el saludo ha de estar acompañado por otras acciones y conductas, de las cuales son las principales la mirada a los ojos de nuestro interlocutor, la sonrisa, y las expresiones verbales de cumplido que en cada caso se utilicen

La mirada

La mirada a los ojos de nuestro interlocutor es un componente imprescindible del saludo. La profunda expresividad de la mirada y su enorme gama de matices permiten comunicar con gran fidelidad nuestros sentimientos. Hay que mirar a los ojos del otro con expresión franca y amistosa, pero sin fijar la vista más que unos segundos. Como los ojos no deben ser ocultados, es incorrecto saludar con gafas de sol; quien las lleve debe quitarlas para saludar. Nunca se debe mirar a una tercera persona o a otro lugar mientras se está saludando a alguien.

La sonrisa

La sonrisa es una de las bases de la cortesía, de modo que deberá acompañar todos los saludos (excepto en aquellos casos en que demos la mano a una persona como expresión de duelo o pésame)

¿Quién empieza?

En cualquier encuentro, las normas clásicas de cortesía conceden la facultad de iniciar el saludo a la mujer, si es frente a un caballero, a la persona de mayor edad, o al superior jerárquico si media entre las personas alguna relación de dependencia profesional. En pura ortodoxia, no debería tender la mano a una persona de más edad que nosotros, sino que deberíamos esperar a que ella lo hiciera. La gentileza de que la mujer tienda primero su mano al caballero se sigue utilizando en determinados ambientes, pero hoy en día es más espontaneo el gesto de darse la mano de forma simultánea.

Si una persona se encuentra con un matrimonio o pareja, primero debe saludar a la señora y después al caballero.

Si se encuentran dos parejas, las señoras se saludaran primero y los caballeros aguardarán a hacerlo a continuación, así no chocaran los brazos.

En ultimo termino, entre compañeros y personas de igual categoría, el saludo lo inicia el más cortés.

Quien inicia el saludo decide además como debe ser éste, si frio o cordial, distante o cariñoso. Es fácil comprender la lógica de esta conducta cuando por ejemplo, un jefe o una alta autoridad nos saluda con un fuerte y afectuoso abrazo. Nada hay de extraño en ello si existe algún vinculo de amistad. Sin embargo, resulta impensable que seamos nosotros quienes iniciemos un contacto tan intimo como un superior jerárquico sin mediar un gesto previo de confianza por su parte.

¿Qué se dice?

Lo correcto es completar el apretón de manos yy la sonrisa con alguna expresión verbal de cumplido, del tipo de “encantado de saludarle” o “¿Cómo está usted?”. No es fácil ser original, ni se trata tampoco de serlo, pero en la medida de lo posible hay que huir de los tópicos demasiados manidos. Un camino puede ser el de buscar alguna referencia a la situación concreta en que se desarrolla el encuentro. “hace tiempo que deseaba conocerle”, “me alegro de verle con tan buen aspecto”, etc.

Deben utilizarse formas adaptadas a la persona a la que van dirigidas. Por ejemplo, un superior jerárquico podrá considerar que los halagos excesivos son mera adulación vana…

El sombrero y los guantes

Desde la Edad Media, la etiqueta impone a los hombres que porten un sombrero, la obligación de descubrirse antes de iniciar cualquier saludo, ya sea con otros hombres o con mujeres.

Asimismo, quienes porten guantes han de quitárselos para estrechar la mano de otra persona. Las mujeres están dispensadas de ambas servidumbres, es decir, no necesitan quitar sombrero ni guantes para saludar, pues el sombrero es una prenda importante en el vestuario femenino, como también pueden serlo los guantes, y ello las dispensa de tener que desprenderse de ellas por el simple hecho de saludar a otra persona.

Y para hacer las cosas realmente bien, el sombrero se quita con la mano opuesta al lado de la persona saludada, para no taparle la vista.

Otros consejos

Los fumadores apagaran su cigarrillo o lo dejarán sobre un cenicero cuando van a saludar a alguien. De ninguna forma está admitido pasar el cigarrillo a la otra mano ni, mucho menos, sujetarlo entre los labios mientras se saluda.

La mano libre (normalmente la izquierda), si no se utiliza como refuerzo del saludo, se dejará suelta con naturalidad, pero sin meterla en el bolsillo del pantalón.

En determinadas ocasiones, cuando se entra en un lugar o se llega a una reunión donde se encuentra un amplio grupo de personas, no es necesario saludarlas a todas una por una, con los correspondientes apretones de manos e intercambio de expresiones de cumplido, sino que está admitido limitarse a un saludo general, del tipo de “buenas tardes a todos”. Si en el grupo está una autoridad, o una persona cuyo rango es claramente superior al del resto (un alto cargo público, el presidente de la empresa, etc.), debe hacerse primeramente un saludo dirigido a él y a continuación otro genérico para los demás: “señor presidente, caballeros, buenas tardes!.

No insista en forzar un contacto físico (abrazo o beso) si no ve en la otra persona un gesto que le indique que tal confianza será bien recibida.