martes, 1 de septiembre de 2009

EL ABRAZO

Como hemos dicho, existen otras formas de saludo distintas del apretón de manos. La que más se extiende en los últimos tiempos, rozando ya casi el abuso, es el abrazo enérgico y sonoro.

Sin distingos por razón de familia, amistad, relación profesional o confianza, miles d personas se abrazan diariamente entre si con absoluta normalidad. No es nuestra intención defender ahora posturas supuestamente retrogradas, pero con el único fin de racionalizar el sentido de algunas conductas, parece necesario hacer una defensa de la moderación en el recurso al abrazo.

La prudencia que planteamos se basa sobre todo en tres ideas:

1. Solo se abrazan los hombres para saludarse, rara vez un hombre saluda así a una mujer.

2. Solo se abrazan los hombres que son verdaderamente amigos o están unidos por una antigua relación

3. Sólo se deben abrazar los hombres que resisten el embate sin quebranto físico. En más de una ocasión hemos visto el gesto dolorido de personas frágiles en su constitución física o accidentalmente enfermas, sucumbiendo ante el empuje juvenil y desenfrenado de un abrazador profesional.

Es cierto que se observan con mayor frecuencia abrazos más largos en las despedidas que en los saludos. Parece como si el contacto mantenido durante una charla fuera suficiente para consolidar el vinculo personal cuya despedida justifique una intensidad amistosa que al principio del encuentro aún no existía