martes, 1 de septiembre de 2009

EL BESAMANOS

El besamanos hunde sus raíces en la historia como expresión del máximo respeto hacia la persona a quien así se saluda (los vasallos besaban la mano de su señor como testimonio de sumisión. Aún hoy los saludos más solemnes, como son los realizados a miembros de la realeza o a altos dignatarios eclesiásticos, revisten esta fórmula.

En la actualidad, el besamanos es una manera cortes de saludar un hombre a una mujer, que se practica sobre todo con damas de elevada posición o dignas de un especial respeto, o simplemente cuando un caballero quiere demostrar una cierta formalidad ante una señora cuando le es presentada. Los cánones estrictos vigentes hasta no hace muchos años, permitían esta modalidad de saludos sólo con mujeres casadas y en lugares bajo techo. Ambos requisitos han quedado hoy en día obsoletos, pues no siempre el caballero tendrá la oportunidad de saber si la dama a quien saluda es soltera, casada o viuda; por otra parte ya no se considera, como sucedía antaño, que las mujeres solteras sean merecedoras de una estimación social inferior a la de las casadas. El criterio de la techumbre también ha perdido su vigencia, pues, de hecho, muchas de las principales recepciones oficiales que incluyen besamanos suelen congregar a numerosos invitados y celebrarse en jardines o zonas muy abiertas. De todos modos hay que decir que no tiene sentido saludar a una dama con un beso en su mano si el encuentro se produce, por ejemplo, en una playa, en un apartamento, o en una excursión campestre. El origen de este saludo, como cortesía “de salón”, mantiene, pues, algunos reflejos de vitalidad.

Veamos la forma correcta de realizar este saludo:

1. El hombre adoptara una postura bastante formal, preferiblemente con los pies unidos y las piernas rectas. No es necesario envararse ni mostrar un aspecto rígido, basta con una expresión general digna y erguida, sin dejadez, desgana o desmadejamiento.

2. El hombre debe inclinarse sobre la mano derecha de la mujer, quien la levantará un poco para facilitar el gesto. La mujer dejará su mano “muerta” o sin fuerza, para facilitar el saludo.

3. Él la elevara hacia su boca con suavidad y decisión, sin apretar ni hacer fuerza, pero guiándola sin vacilación alguna. En principio ha de ser más la inclinación del hombre que la elevación de la mano femenina.

4. El beso no ha de ser sonoro ni, por supuesto, húmedo. Todo esto debe suceder en apenas unos segundos.

5. Si la mujer lleva guantes, no procede este tipo de saludo.

6. Tampoco se debe besar una mano con una mesa u otro mueble interpuesto.

7. No es de buen tono saludar de este modo sólo a algunas mujeres, en una reunión, y no hacerlo igual con las demás. Hay una excepción para casos de gran formalidad: en una recepción de elevada solemnidad, puede ser suficiente con besar la mano de la anfitriona y de las señoras de mayor edad.

Lo cierto es que en la actualidad, muchas mujeres prefieren formas de saludo más asépticas y llamas que el besamanos. Cuando observan “intención de un beso” en el caballero que acude a saludarlas, tiene una forma sencilla de evitarlo: adelantar la mano en posición vertical, provocando así el saludo masculino clásico.

El besamanos se practica en mayor parte de los países europeos (a excepción de los nórdicos), pero es muy poco común en Inglaterra. En estados Unidos tampoco es habitual, por lo que las damas que sean saludadas de esta forma se sentirán especialmente honradas.

Quienes no consideren suficiente estrechar con suavidad la mano de la dama, pero juzguen excesivo u obsoleto el besamanos completo, disponen de otro cumplido intermedio: simular el beso acercando la mano de la fémina a la vez que se inclina ligeramente la cabeza, en un gesto rápido. A muchos centímetros del contacto, se habrá salvado con garbo y soltura el trámite. Es un recurso muy indicado para saludar a chicas jóvenes en ambientes formales (por ejemplo, en una fiesta de sociedad).

La única forma de intentar conocer cuál es el tipo de saludo que prefiere la mujer es prestar atención a la forma en que nos tiende la mano. Evitaremos situaciones embarazosas utilizando el tipo de saludo que ella desee.