sábado, 12 de septiembre de 2009

LA AUTOPRESENTACIÓN

Es algo que sucede con bastante frecuencia, sobre todo en los actos sociales multitudinarios. Si el anfitrión no tiene tiempo a presentar a todos sus invitados, alguno de ellos irán formando corrillos y comenzarán la charla. Hay personas con una gran soltura y habilidad para presentarse a si mismas (“permítame que me presente, soy…”), mientras que otros, más tímidos, lo pasan fatal en las fiestas.

Si usted decide auto-presentarse, extreme las precauciones para evitar una reacción negativa de la otra persona. Además de su nombre, debe ofrecer alguna información complementaria y utilizar una frase especialmente educada:”¿me permite que me presente?”, soy Luis García y he venido a dar clases en el departamento de historia”. Sea todo lo amable y suave que pueda, recuerde que tiene que ganarse la confianza de alguien que no le conoce de nada, y sin disponer del aval de un amigo común que le dé entrada.

Los manuales clásicos no consideran de buen tono que una mujer se presente a si misma a un hombre, y aconsejaban que, si ella tuviese interés especial en conocer a uno determinado, recurriera a un tercero para que hiciese la presentación ortodoxa. Hoy en día, parece justo reconocer que, en una fiesta o coctel concurridos, ellas tiene el mismo derecho que ellos a no quedarse solas (claro está que un caballero nunca dejará sola a una dama en una cita pública).