martes, 27 de octubre de 2009

ABANICOS

Usado desde la antigüedad (por egipcios, indios y chinos) para aliviar el calor, el abanico llegó a España procedente de China. Tras una época en la que gozó de gran éxito en casi toda Europa, especialmente en los siglos XVII y XVIII, el abanico ha quedado socialmente reducido a un complemento de utilidad para lugares de altas temperaturas y para ser usado casi sólo por las mujeres.

En las épocas de esplendor del abanico (en la que algunos fueron decorados por grandes pintores) llegó a emplearse un lenguaje especial en el que se formaba el alfabeto con las distintas orientaciones de las varillas, si bien fue más popular, pese a que tenía muchas variaciones de un lugar a otro, el lenguaje abreviado en el que el abanico “hablaba”, de amor, mediante gestos.

Hoy el abanico se usa solamente para aligerar el calor, permitiéndose recurrir a él tanto en espacios cerrados como abiertos y a cualquier hora del día, si bien se entiende que con un atuendo más formal la pieza debe ser más sofisticada y de materiales más ricos. Es conveniente que la buena factura del abanico y cierta destreza en su uso permitan abrirlo y cerrarlo con ligereza, pero sin ruidos ni aspavientos vulgares.