La chaqueta, creada como prenda masculina, se utiliza actualmente en dos modalidades: con botonadura sencilla y con botonadura doble o cruzada. En principio, se considera que la cruzada es más seria, aunque vestir una u otra depende del gusto personal, e incluso del físico, pues la sencilla favorece una imagen más esbelta, mientras que la cruzada ensancha la figura (no se aconseja, por esta razón, para personas corpulentas). La chaqueta cruzada impone, por otra parte, deberes adicionales a sus usuarios, ya que ha de mantenerse siempre abrochada cuando se permanezca de pie y no puede combinarse con chaleco. Otra diferencia está en la forma de la solapa: es de pico en las cruzadas y de muesca en las sin cruzar.
Otro elemento variable en la confección de las chaquetas es la abertura en la espalda, que nació en las chaquetas de montar para que la prenda fuera más cómoda y quedase recta sobre la grupa del caballo. Aún al margen de la equitación, la abertura sigue siendo cómoda porque facilita el gesto de introducir las manos en los bolsillos. La chaqueta de una sola abertura es la típica americana, y la de dos la tradicional inglesa. La prenda sin aberturas ofrece una imagen más limpia de la espalda, pero puede deformarse.
En cuanto a los bolsillos, la chaqueta tradicional inglesa incluye dos en su parte inferior (uno sobre cada cadera), y otro en la superior, que se utiliza únicamente para el pañuelo. La mayoría de los modelos, sin embargo, solo llevan los dos inferiores.
Las mangas de la chaqueta han perdido sus antiguas vueltas, pero su rastro queda presente en los botones que se ponen al final con carácter ornamental. Aún así, en una prenda del mejor sastre, estos botones no irán simplemente pegados, sino que podrán desabrocharse con sus correspondientes ojales.
El largo de la chaqueta debe cubrir el asiento del pantalón, aunque su longitud puede variar para adaptarse y resultar o corregir la figura de cada uno. Las mangas dejaran asomar un centímetro, o quizá un poco más, de la camisa. La forma, Longitud y anchura de las solapas varia levemente con las modas, pero siempre son preferibles los diseños intermedios, no muy anchas ni excesivamente estrechas.
Una prenda británica
Para la aceptación tan general que ha conseguido, la chaqueta es una prenda relativamente reciente, ya que nació a finales del siglo XIX cuando la clase acomodada inglesa empezó a ir al campo y a practicar la caza. A partir de 1920, las chaquetas de sport comienzan a utilizarse para otras actividades, aunque conservando detalles de su estilo inicial como los bolsillos de parche o los botones de cuero. De su origen rural quedan otros rastros, como las telas de “tweed” o los dibujos de pata de gallo o espiguilla.
Una chaqueta muy característica y con su propia historia es el “blazer”, cuyo invento se atribuye al capitán de la fragata HMS Blazer quien, en 1837 y ante una visita de la reina Victoria al barco, ordenó confeccionar para su tripulación unas chaquetas de sarga azul que llevaban en sus botones el escudo de la marina real inglesa. El “blazer” actual conserva el azul marino del tejido, el corte con botonadura cruzada y los clásicos botones metálicos, semiesféricos y con motivos náuticos. La combinación más habitual para esta prenda es un pantalón de franela gris, que puede ser más liviano y claro en climas o épocas calurosas.
La chaqueta femenina
Presenta algunas diferencias básicas con la masculina, como el sentido opuesto de la botonadura, los hombros menos rígidos, la cintura más marcada… pero las principales modificaciones vienen del rápido ciclo de cambio que distingue a la moda femenina. Una chaqueta de mujer puede ir totalmente entallada, carecer de solapas, subir los delanteros y llevar cuellos de distintos tipos o eliminarlos por completo. Los largos presentan así mismo una gran diversidad, desde las que apenas rebasan la cintura hasta las que casi parecen una levita. La variedad es también enorme en los tipos de tejidos y en sus estampados. El conjunto formado por una chaqueta y una falda o pantalón suele denominarse “dos piezas”
Bolsillos vacios
Sea hombre o mujer, procure llevar muy pocas cosas, o ninguna, en los bolsillos de la chaqueta. Esa imagen, más frecuente en los varones, del bolsillo superior engordado por agendas, papeles, bolígrafos, gafas etc., es realmente triste. La cartera masculina se guarda en el bolsillo interior.
El pañuelo
Un detalle que denota elegancia y gusto clásico es el colocar ligeramente sobresaliente (no más de dos o tres centímetros), el pañuelo en el bolsillo superior de la chaqueta. Antes se consideraba necesario que armonizase, en tejido y color, con la corbata, pero hoy en día se concede más libertad en este punto, existiendo pañuelos de gran calidad que se distinguen y a la vez combinan con la corbata. El modelo blanco de hilo sigue siendo, en todo caso el tradicional. Puede colocarse al menos de cuatro formas distintas: triangular de una sola punta, cuadrada, con cuatro puntas o en forma suelta.
Otro elemento variable en la confección de las chaquetas es la abertura en la espalda, que nació en las chaquetas de montar para que la prenda fuera más cómoda y quedase recta sobre la grupa del caballo. Aún al margen de la equitación, la abertura sigue siendo cómoda porque facilita el gesto de introducir las manos en los bolsillos. La chaqueta de una sola abertura es la típica americana, y la de dos la tradicional inglesa. La prenda sin aberturas ofrece una imagen más limpia de la espalda, pero puede deformarse.
En cuanto a los bolsillos, la chaqueta tradicional inglesa incluye dos en su parte inferior (uno sobre cada cadera), y otro en la superior, que se utiliza únicamente para el pañuelo. La mayoría de los modelos, sin embargo, solo llevan los dos inferiores.
Las mangas de la chaqueta han perdido sus antiguas vueltas, pero su rastro queda presente en los botones que se ponen al final con carácter ornamental. Aún así, en una prenda del mejor sastre, estos botones no irán simplemente pegados, sino que podrán desabrocharse con sus correspondientes ojales.
El largo de la chaqueta debe cubrir el asiento del pantalón, aunque su longitud puede variar para adaptarse y resultar o corregir la figura de cada uno. Las mangas dejaran asomar un centímetro, o quizá un poco más, de la camisa. La forma, Longitud y anchura de las solapas varia levemente con las modas, pero siempre son preferibles los diseños intermedios, no muy anchas ni excesivamente estrechas.
Una prenda británica
Para la aceptación tan general que ha conseguido, la chaqueta es una prenda relativamente reciente, ya que nació a finales del siglo XIX cuando la clase acomodada inglesa empezó a ir al campo y a practicar la caza. A partir de 1920, las chaquetas de sport comienzan a utilizarse para otras actividades, aunque conservando detalles de su estilo inicial como los bolsillos de parche o los botones de cuero. De su origen rural quedan otros rastros, como las telas de “tweed” o los dibujos de pata de gallo o espiguilla.
Una chaqueta muy característica y con su propia historia es el “blazer”, cuyo invento se atribuye al capitán de la fragata HMS Blazer quien, en 1837 y ante una visita de la reina Victoria al barco, ordenó confeccionar para su tripulación unas chaquetas de sarga azul que llevaban en sus botones el escudo de la marina real inglesa. El “blazer” actual conserva el azul marino del tejido, el corte con botonadura cruzada y los clásicos botones metálicos, semiesféricos y con motivos náuticos. La combinación más habitual para esta prenda es un pantalón de franela gris, que puede ser más liviano y claro en climas o épocas calurosas.
La chaqueta femenina
Presenta algunas diferencias básicas con la masculina, como el sentido opuesto de la botonadura, los hombros menos rígidos, la cintura más marcada… pero las principales modificaciones vienen del rápido ciclo de cambio que distingue a la moda femenina. Una chaqueta de mujer puede ir totalmente entallada, carecer de solapas, subir los delanteros y llevar cuellos de distintos tipos o eliminarlos por completo. Los largos presentan así mismo una gran diversidad, desde las que apenas rebasan la cintura hasta las que casi parecen una levita. La variedad es también enorme en los tipos de tejidos y en sus estampados. El conjunto formado por una chaqueta y una falda o pantalón suele denominarse “dos piezas”
Bolsillos vacios
Sea hombre o mujer, procure llevar muy pocas cosas, o ninguna, en los bolsillos de la chaqueta. Esa imagen, más frecuente en los varones, del bolsillo superior engordado por agendas, papeles, bolígrafos, gafas etc., es realmente triste. La cartera masculina se guarda en el bolsillo interior.
El pañuelo
Un detalle que denota elegancia y gusto clásico es el colocar ligeramente sobresaliente (no más de dos o tres centímetros), el pañuelo en el bolsillo superior de la chaqueta. Antes se consideraba necesario que armonizase, en tejido y color, con la corbata, pero hoy en día se concede más libertad en este punto, existiendo pañuelos de gran calidad que se distinguen y a la vez combinan con la corbata. El modelo blanco de hilo sigue siendo, en todo caso el tradicional. Puede colocarse al menos de cuatro formas distintas: triangular de una sola punta, cuadrada, con cuatro puntas o en forma suelta.