En tiempos de los romanos el término “imagen” designaba la mascarilla de cera que los familiares del difunto conservaban con una reproducción de su rostro. Ciertamente, el significado de la palabra no ha variado de modo sustancial, pues con ella seguimos identificando la representación o idea que se tiene de una persona, entidad o producto.
La expresión imagen personal es mucho más amplia que el simple concepto de vestido, pues hace referencia también al conjunto de los rasgos físicos, los gestos, los movimientos, el estilo de caminar, el tono de voz, la forma de mirar, etcétera.
Desde luego, esta es una noción sumamente relativa, pues cada persona se forma su propia imagen, distinta a la que tiene los demás, ante un mismo individuo u objeto.
En todo caso, y de ahí su importancia, la imagen es el primer mensaje de la comunicación entre las personas. Cuando un individuo se presenta ante la vista de otros, mucho antes de pronunciar una sola palabra ha transmitido ya a los demás una infinidad de datos e ideas. Aunque no seamos muy conscientes de ello, todos proyectamos nuestra personalidad a través de la imagen. Multitud de rasgos identificativos, como la cultura, la capacidad de iniciativa o los gustos y preferencias, se revelan con inequívoca claridad en la ropa que vestimos, en la manera de caminar o de movernos, en los gestos más cotidianos y en un sinfín de detalles similares.
La expresión imagen personal es mucho más amplia que el simple concepto de vestido, pues hace referencia también al conjunto de los rasgos físicos, los gestos, los movimientos, el estilo de caminar, el tono de voz, la forma de mirar, etcétera.
Desde luego, esta es una noción sumamente relativa, pues cada persona se forma su propia imagen, distinta a la que tiene los demás, ante un mismo individuo u objeto.
En todo caso, y de ahí su importancia, la imagen es el primer mensaje de la comunicación entre las personas. Cuando un individuo se presenta ante la vista de otros, mucho antes de pronunciar una sola palabra ha transmitido ya a los demás una infinidad de datos e ideas. Aunque no seamos muy conscientes de ello, todos proyectamos nuestra personalidad a través de la imagen. Multitud de rasgos identificativos, como la cultura, la capacidad de iniciativa o los gustos y preferencias, se revelan con inequívoca claridad en la ropa que vestimos, en la manera de caminar o de movernos, en los gestos más cotidianos y en un sinfín de detalles similares.