martes, 27 de octubre de 2009

JOYAS

Las joyas subrayan, como ningún otro complemento, el lujo y el gusto por el adorno. Aunque, por definición, deben estar hechas de metales y piedras preciosas o perlas, hoy en día se ha extendido el recurso a otros materiales y elementos conocidos como “fantasía” y “bisutería”, los cuales, en algunos casos, por su exclusividad o su marca, alcanzan igualmente valores destacables.

Desde hace muchos años existe la convención social de que los hombres solo pueden llevar muy pocas joyas, funcionales y discretas. Son la alianza o el anillo de sello, el reloj, los gemelos y el alfiler o pasador de corbata.

La alianza es el símbolo de la condición de casado, mientras que el sello era en sus orígenes una verdadera carta de identidad. Los relojes más elegantes son los clásicos, de esfera plana y agujas, sencillos y sin colores (los mejores por supuesto son los de oro). Los modelos que emiten sonidos o señales sonoras al cumplirse las horas están rigurosamente prohibidos por la etiqueta social. Los gemelos son propios de camisas formales, con puños y cuello rígido, aunque también se han convertido en un detalle de finura y coquetería que muchos hombres llevan con trajes no demasiado serios. Por su parte, el pasador de corbata (los alfileres casi no se usan), aprovechando con frecuencia para mostrar escudos o emblemas, será más elegante si responde a diseños sencillos y anónimos (sin letras, logotipos ni mensaje concreto alguno); se coloca a media altura y sujeto por atrás a la camisa. Si se llevan sujeta corbatas y gemelos, conviene combinarlos entre sí.

Quizás la pieza de joyería más antigua sea el collar que utilizaban las mujeres desde tiempos primitivos (y también los hombres poderosos), con funciones tanto ornamentales como políticas. Hoy en día el repertorio de alhajas femeninas es relativamente amplio: además de collares y gargantillas, existen infinidad de modelos de pulseras, anillos, pendientes, broches, diademas y prendedores para el cabello, etc. En todos ellos un elemento fundamental es, además de los metales preciosos, las piedras que en ellos van engastadas. Destacan por su valor y belleza, los brillantes y las perlas. El diamante, carbono puro cristalizado, es la gema más apreciada y su peso se mide en quilates (un quilate son 0.2 gramos); además del peso se aprecia mucho su talla. Las perlas por su parte, son esferas de nácar formadas en el interior de algunos moluscos, y han obtenido un éxito tan grande que dieron lugar al desarrollo de variedades cultivadas en incluso sintéticas.

A la hora de utilizar joyas, lo más importante es la moderación. Durante el día y siempre en el entorno laboral, las mujeres han de llevar pocas joyas y de presencia discreta. Se admite el uso de alhajas lujosas e importantes con indumentaria femenina de etiqueta y en actos sociales de gala. En tales casos, el reloj y el bolso también serán de la máxima categoría (de hecho, hay bolsos que por sí mismos son autenticas joyas).