Por supuesto, es de una inelegancia absoluta hurgarse en la nariz o las orejas en público, así como comerse las uñas o bostezar. La etiqueta social impide también rascarse en cualquier parte del cuerpo. En realidad, todas estas conductas tampoco son muy aconsejables en privado.
Los accesos de tos y los estornudos son inevitables, se admiten con normalidad siempre, que al menos, se dirija la cara a un lado y preferiblemente se utilice el pañuelo como protector de la boca. Si estamos con otras personas, será suficiente con decir “perdón” o esbozar un gesto de disculpa, sin darle mayor importancia al incidente.
Eructar, emitir ventosidades o escupir al asuelo son acciones radicalmente proscritas y que, bajo ningún concepto, han de ser realizadas en público.
Los accesos de tos y los estornudos son inevitables, se admiten con normalidad siempre, que al menos, se dirija la cara a un lado y preferiblemente se utilice el pañuelo como protector de la boca. Si estamos con otras personas, será suficiente con decir “perdón” o esbozar un gesto de disculpa, sin darle mayor importancia al incidente.
Eructar, emitir ventosidades o escupir al asuelo son acciones radicalmente proscritas y que, bajo ningún concepto, han de ser realizadas en público.