martes, 27 de octubre de 2009

PERFUMES

En las grandes culturas de la antigüedad, como la egipcia y la romana, la utilización de ungüentos y aceites perfumados era algo habitual tanto en los ritos religiosos como en la propia higiene de las personas. El desarrollo de la perfumería tal como la conocemos hoy se debe a los avances experimentados, por la química en el siglo XIX; de hecho, entre las principales materias primas de los perfumes se cuentan, junto con las de origen animal y vegetal, las que son producidas sintéticamente.

Existen innumerables fragancias y aromas, por lo que la mujer (usuaria más habitual de los perfumes) habrá de escoger el que más le atraiga y crea que resulte también agradable para las demás personas de su entorno. De hecho, las mujeres optan siempre por gamas de fragancias similares, con las que se identifican y que terminan siendo un atributo más de su personalidad, como sus colores favoritos, los diseños preferidos de su vestuario, etc.

En general, los perfumes más suaves y frescos son los indicados para el día, mientras que por la noche se admiten olores más fuertes y densos. De todos modos, la prudencia y la discreción han de ser siempre la norma en lo relativo al uso de los perfumes, pues los olores intensos resultan molestos para muchas personas. Por otra parte, nunca deben mezclarse dos perfumes distintos.