Los tirantes como accesorio para sujetar los pantalones se empezaron a utilizar en el siglo XVIII con formas de H, después se cruzaron en una X y hacia mediados del siglo XIX adoptaron el diseño de Y que ahora conservan, aunque es un complemento que ya se ve muy poco. La adopción del traje sin chaleco dejó a los tirantes al descubierto, lo que se consideraba de mal gusto y fue entonces cuando los hombres empezaron a utilizar cinturones. Para quien quiera llevar tirantes y lucirlos (nunca son una vestimenta formal, que además no admite quedarse en mangas de camisa) existen modelos estampados y con adornos en su confección.
Los cinturones más elegantes son los de piel y de un color un poco más oscuro que el pantalón, con el que deben estar coordinados. La hebilla será lo más discreta posible. Para pantalones informales el cinturón puede ser más claro, elástico y con dibujos.
Además de servir de sujeción, el cinturón tiene una función de adorno (nunca debe llevarse un pantalón con trabillas sin él), y ésta es la que ha primado en el atuendo de la mujer. El cinturón femenino está ligado a la silueta que marca la moda, de manera que ha tenido mucho protagonismo cuando se impuso el talle marcado, por ejemplo, a finales de los 40 cuando se llevó la “cintura de avispa”. Al ser una pieza decorativa, ha adoptado las formas, materiales y remates más diversos. Como en el caso de la botonadura, la mujer abrocha el cinturón en sentido inverso que el hombre.
Los cinturones más elegantes son los de piel y de un color un poco más oscuro que el pantalón, con el que deben estar coordinados. La hebilla será lo más discreta posible. Para pantalones informales el cinturón puede ser más claro, elástico y con dibujos.
Además de servir de sujeción, el cinturón tiene una función de adorno (nunca debe llevarse un pantalón con trabillas sin él), y ésta es la que ha primado en el atuendo de la mujer. El cinturón femenino está ligado a la silueta que marca la moda, de manera que ha tenido mucho protagonismo cuando se impuso el talle marcado, por ejemplo, a finales de los 40 cuando se llevó la “cintura de avispa”. Al ser una pieza decorativa, ha adoptado las formas, materiales y remates más diversos. Como en el caso de la botonadura, la mujer abrocha el cinturón en sentido inverso que el hombre.