La corbata es el elemento más característico de la indumentaria formal masculina, componente imprescindible en cualquier traje y expresión del gusto personal del caballero que la luce.
Pueden confeccionarse en diversos estilos y materiales (las hay de fibras sintéticas, de algodón y hasta de cuero), pero las corbatas de calidad son las de seda, y van cortadas al bies, lo que permite que se anuden bien y no se tuerzan. Hay una forma muy sencilla de comprobar su confección: sujetándolas por la parte más estrecha y dejándola colgar; si no cae perfectamente recta es que no está bien cortada. Las corbatas a rayas deben estar cortadas de modo que estas formen un ángulo de 45 grados y queden paralelas con uno de los lados del pico inferior. Las rayas inglesas tradicionales bajan del hombro izquierdo hacia la derecha, mientras que en las americanas la orientación es a la inversa.
Para cuidar bien una corbata debe deshacerse el nudo siempre que se quite, enrollarla unos minutos sobre si misma y, después, colgarla en posición vertical.
Los dos nudos más habituales son el corredizo (el más común) y el Windsor (que toma su nombre del duque de Windsor que fue después de Eduardo VIII), más abultado y que requiere cuellos de camisa más separados.
Llevar bien una corbata significa que siempre tiene que estar bien anudada, sin separarse del cuello de la camisa, con el pico de la parte más ancha sin rebasar, o rebasando sólo ligeramente, el cinturón, y con la parte estrecha oculta. La anchura de la corbata, que varia con la moda, guardará proporción con las solapas de la chaqueta, de manera que se estrechará si lo hacen también aquellas. No es verdad que llevar el nudo flojo transmita un aspecto juvenil; quien no quiera utilizar corbata, que no la utilice, pero si lo hace, ha de hacerlo bien.
La combinación de la corbata con el traje y la camisa es un verdadero arte, pues aunque cada vez se concede más libertad a los caballeros, hay ciertas heterodoxias que no se consideran correctas, por ejemplo, los contrastes llamativos fruto de superponer, en corbata y camisa, rayas y cuadros de distinto tipo, o combinar camisas estampadas con corbatas también estampadas. La teoría dice que con camisa a rayas se llevará corbata lisa y con traje a rayas, corbata sin ellas.
El nudo de la corbata
En los primero movimientos se tendrá en cuenta la longitud de la corbata, con el fin de que, una vez completo el nudo, el extremo inferior quede a la altura de la cintura. Al introducir la pala ancha para formar el nudo es cuando deben evitarse las arrugas. Terminado el nudo, el extremo estrecho de la corbata no colgará más abajo del ancho
La pajarita
La corbata de pajarita, originariamente propia de los trajes de etiqueta, se lleva en ocasiones con camisas y chaquetas normales, aunque no es frecuente y transmite una imagen de cierta excentricidad.
El pañuelo de cuello
Se admite como sustituto de la corbata en situaciones semi – formales o en verano. Es más propio de caballeros de edad avanzada y, cuando se utilice, habrá que optar por colores muy discretos que combinen bien con el resto de la indumentaria.
Pueden confeccionarse en diversos estilos y materiales (las hay de fibras sintéticas, de algodón y hasta de cuero), pero las corbatas de calidad son las de seda, y van cortadas al bies, lo que permite que se anuden bien y no se tuerzan. Hay una forma muy sencilla de comprobar su confección: sujetándolas por la parte más estrecha y dejándola colgar; si no cae perfectamente recta es que no está bien cortada. Las corbatas a rayas deben estar cortadas de modo que estas formen un ángulo de 45 grados y queden paralelas con uno de los lados del pico inferior. Las rayas inglesas tradicionales bajan del hombro izquierdo hacia la derecha, mientras que en las americanas la orientación es a la inversa.
Para cuidar bien una corbata debe deshacerse el nudo siempre que se quite, enrollarla unos minutos sobre si misma y, después, colgarla en posición vertical.
Los dos nudos más habituales son el corredizo (el más común) y el Windsor (que toma su nombre del duque de Windsor que fue después de Eduardo VIII), más abultado y que requiere cuellos de camisa más separados.
Llevar bien una corbata significa que siempre tiene que estar bien anudada, sin separarse del cuello de la camisa, con el pico de la parte más ancha sin rebasar, o rebasando sólo ligeramente, el cinturón, y con la parte estrecha oculta. La anchura de la corbata, que varia con la moda, guardará proporción con las solapas de la chaqueta, de manera que se estrechará si lo hacen también aquellas. No es verdad que llevar el nudo flojo transmita un aspecto juvenil; quien no quiera utilizar corbata, que no la utilice, pero si lo hace, ha de hacerlo bien.
La combinación de la corbata con el traje y la camisa es un verdadero arte, pues aunque cada vez se concede más libertad a los caballeros, hay ciertas heterodoxias que no se consideran correctas, por ejemplo, los contrastes llamativos fruto de superponer, en corbata y camisa, rayas y cuadros de distinto tipo, o combinar camisas estampadas con corbatas también estampadas. La teoría dice que con camisa a rayas se llevará corbata lisa y con traje a rayas, corbata sin ellas.
El nudo de la corbata
En los primero movimientos se tendrá en cuenta la longitud de la corbata, con el fin de que, una vez completo el nudo, el extremo inferior quede a la altura de la cintura. Al introducir la pala ancha para formar el nudo es cuando deben evitarse las arrugas. Terminado el nudo, el extremo estrecho de la corbata no colgará más abajo del ancho
La pajarita
La corbata de pajarita, originariamente propia de los trajes de etiqueta, se lleva en ocasiones con camisas y chaquetas normales, aunque no es frecuente y transmite una imagen de cierta excentricidad.
El pañuelo de cuello
Se admite como sustituto de la corbata en situaciones semi – formales o en verano. Es más propio de caballeros de edad avanzada y, cuando se utilice, habrá que optar por colores muy discretos que combinen bien con el resto de la indumentaria.