viernes, 16 de octubre de 2009

EL TRAJE

En sus inicios el traje masculino estaba compuesto por tres piezas: chaqueta, pantalón y chaleco. Así fue como lo difundieron los sastres ingleses, aunque actualmente el chaleco se utiliza muy poco ya que su función originaria (protegerse del frio) la cumplen los sistemas de calefacción en los despachos modernos.

Para que una chaqueta y un pantalón formen un traje es imprescindible que sean de un mismo color y tejido. Se admite de manera general que un traje formal siempre es oscuro, recomendándose como colores más idóneos el azul marino y el gris, en telas lisas o con dibujos clásicos y discretos como las rayas finas, el ojo de perdiz o los cuadros Príncipe de Gales. En principio, se admite que el color del traje sea más claro por las mañanas, algo oscuro por las tardes y muy oscuros por las noches. En el verano se utilizan tonalidades más claras.

Por su parte, el traje de mujer puede ser de los que combinan chaqueta y falda (que será más bien recta y con un largo en torno a la rodilla), sin necesidad de que el color sea el mismo en ambas piezas y admitiéndose la combinación de lisos con estampados; o bien los llamados “traje pantalón”, en los que la chaqueta se acompaña de la indicada prenda (en principio, estos son más informales). En cuanto a los colores, aunque la elección dependerá de las preferencias personales, suelen ser más recomendables los tonos claros y fuertes para el verano, y los oscuros para el resto del año.