Acontecimientos repentinos o imprevistos pueden obligar a aplazarla fecha que se había fijado para una boda: una enfermedad grave sobrevenida a alguno de los novios, el fallecimiento de algún familiar próximo, un viaje prolongado, etc.
La suspensión tiene un carácter más indefinido y supone “congelar” la celebración de la ceremonia hasta que, una vez restaurada la normalidad previa a la alteración de los planes iniciales, sea posible estudiar una nueva fecha para el enlace. Una tercera posibilidad es la cancelación definitiva dela boda: si los novios se lo han pensado mejor y deciden que aun están a tiempo de evitar el que podría ser un error difícil de reparar.
En cualquiera de los tres supuestos, la trascendencia del cambio de planes tendrá mayores consecuencias cuando el enlace proyectado hubiera sido hecho público.
¿Qué Se debe hacer?
En primer lugar, comunicar con rapidez y eficacia las nuevas circuntancias a todos los afectados, y en segundo, decidir que se hace con los regalos recibidos, si los hubiera. La comunicación de la incidencia ha de ser muy ágil para que la noticia llegue a tiempo a todos los invitados. Pueden hacerse nuevas tarjetas o, si hay poco tiempo, limitarse a telegramas o llamadas telefónicas.
Las tarjetas son preceptivas cuando se fija nueva fecha para la ceremonia. Es decir, si la boda ha sido aplazada o suspendida y, al cabo de algún tiempo, se decide una nueva fecha para el enlace, es necesario confeccionar nuevas invitaciones como si nada hubiera pasado. No procede hacer referencia a la boda suspendida, sino que se envía a los mismos invitados de la ocasión anterior (puede añadir a alguno nuevo, pero, por favor, no aproveche esta circunstancia para quitar a nadie) una tarjeta completamente nueva.
En las situaciones de aplazamiento y suspensión, los regalos pueden conservarse, considerándose que se trata de los regalos de la boda, con independencia de la fecha en que finalmente se celebre. En cambio, si el matrimonio ha sido cancelado, todos los obsequios recibidos deben ser devueltos rápidamente con una sencilla nota de agradecimiento. Cada uno de los novios devolverá los que tenga en su casa.
La suspensión tiene un carácter más indefinido y supone “congelar” la celebración de la ceremonia hasta que, una vez restaurada la normalidad previa a la alteración de los planes iniciales, sea posible estudiar una nueva fecha para el enlace. Una tercera posibilidad es la cancelación definitiva dela boda: si los novios se lo han pensado mejor y deciden que aun están a tiempo de evitar el que podría ser un error difícil de reparar.
En cualquiera de los tres supuestos, la trascendencia del cambio de planes tendrá mayores consecuencias cuando el enlace proyectado hubiera sido hecho público.
¿Qué Se debe hacer?
En primer lugar, comunicar con rapidez y eficacia las nuevas circuntancias a todos los afectados, y en segundo, decidir que se hace con los regalos recibidos, si los hubiera. La comunicación de la incidencia ha de ser muy ágil para que la noticia llegue a tiempo a todos los invitados. Pueden hacerse nuevas tarjetas o, si hay poco tiempo, limitarse a telegramas o llamadas telefónicas.
Las tarjetas son preceptivas cuando se fija nueva fecha para la ceremonia. Es decir, si la boda ha sido aplazada o suspendida y, al cabo de algún tiempo, se decide una nueva fecha para el enlace, es necesario confeccionar nuevas invitaciones como si nada hubiera pasado. No procede hacer referencia a la boda suspendida, sino que se envía a los mismos invitados de la ocasión anterior (puede añadir a alguno nuevo, pero, por favor, no aproveche esta circunstancia para quitar a nadie) una tarjeta completamente nueva.
En las situaciones de aplazamiento y suspensión, los regalos pueden conservarse, considerándose que se trata de los regalos de la boda, con independencia de la fecha en que finalmente se celebre. En cambio, si el matrimonio ha sido cancelado, todos los obsequios recibidos deben ser devueltos rápidamente con una sencilla nota de agradecimiento. Cada uno de los novios devolverá los que tenga en su casa.