jueves, 23 de septiembre de 2010

LAS COLAS

El hecho de que esperar, guardando un turno y formando cola, pueda hacernos perder la paciencia supone al mismo tiempo que ésta es una de las ocasiones en la que se demuestra la buena educación en lugares públicos.

Por supuesto, la primera regla es respetar el turno que tenemos y no intentar ocupar el de los demás, ni tampoco hacer que alguien se adueñe del que o le corresponde, si, por ejemplo, mientras esperamos llega un conocido al que queremos “colar”.

Del mismo modo que la cortesía exige que no trataremos de pasar antes que las personas que llevan más tiempo esperando, existe también una norma no escrita que nos autoriza a reclamar, con delicadeza pero firmemente, que los demás respeten su lugar en la cola sin saltarse el nuestro.