A diferencia de la expresión oral, que exige espontaneidad y agudeza, la comunicación escrita permite realizar en el documento cuantas revisiones y modificaciones estimemos necesarias.
La supuesta frialdad de las cartas, fórmula de transmisión de mensajes que consiste en un autentico monólogo, se compensa con la comodidad que supone poder redactar el texto y repasarlo cuantas veces queramos hasta que hallemos la redacción más satisfactoria.
Aunque le genero epistolar es una verdadera categoría literaria, que cultivaron con brillantez grandes autores, la supervivencia de la carta como medio de comunicación, al menos en el ámbito personal, esta amenazada. Su declive se produce en paralelo al aumento desenfrenado de la correspondencia comercial, con esas cantidades de ofertas, catálogos y folletos diversos que inundan nuestros buzones.
Son tan pocas las personas que hoy en día se siguen carteando con regularidad, que el hecho de recibir una carta de un amigo se ha convertido en un motivo de alegría y casi de sorpresa. El destinatario dela misiva agradecerá especialmente la deferencia y el detalle que suponen, por parte del remitente, el haberle dedicado una parte de su tiempo, y además en una actividad, la de escribir, que ya empieza a ser considerada casi como un esfuerzo intelectual.
La supuesta frialdad de las cartas, fórmula de transmisión de mensajes que consiste en un autentico monólogo, se compensa con la comodidad que supone poder redactar el texto y repasarlo cuantas veces queramos hasta que hallemos la redacción más satisfactoria.
Aunque le genero epistolar es una verdadera categoría literaria, que cultivaron con brillantez grandes autores, la supervivencia de la carta como medio de comunicación, al menos en el ámbito personal, esta amenazada. Su declive se produce en paralelo al aumento desenfrenado de la correspondencia comercial, con esas cantidades de ofertas, catálogos y folletos diversos que inundan nuestros buzones.
Son tan pocas las personas que hoy en día se siguen carteando con regularidad, que el hecho de recibir una carta de un amigo se ha convertido en un motivo de alegría y casi de sorpresa. El destinatario dela misiva agradecerá especialmente la deferencia y el detalle que suponen, por parte del remitente, el haberle dedicado una parte de su tiempo, y además en una actividad, la de escribir, que ya empieza a ser considerada casi como un esfuerzo intelectual.