La ya clásica dificultad para ser originales al hacer un regalo se torna en estos casos aun mucho mas extrema, pues las costumbres sociales y el propio peso de la historia han limitado al máximo las posibilidades: parece que no existe compromiso sin que no se reciba anillo de compromiso. Para el caso de los hombres suelen conformarse con el clásico reloj, los gemelos de oro, u otras opciones similares.
Los anillos de compromiso “primer eslabón de la cadena que ha de unir a una pareja para toda la vida”, tienen una más antigua tradición que los de boda, pues a lo largo de miles de años han simbolizado la promesa de matrimonio. Los romanos usaban anillos de hierro, que a veces llevaban piedras preciosas engarzadas, si bien hacia el siglo XV ya era el diamante la piedra preciosa predilecta para los anillos de desposorio, tradición que se mantiene en nuestros días. En algunas familias (y como resabio de la época en que existían los mayorazgos o herederos) es costumbre que la sortija pase de una generación a otra, siempre para la esposa o esposo del primogénito.
En los últimos cien años los anillos han asumido una forma razonablemente convencional: media sortija de brillantes, un diamante solitario o una piedra rodeada de un pequeño circulo de brillantes. La piedra puede ser preciosa (diamante, rubí, esmeralda o zafiro) o bien una de las diversas y atractivas piedras semipreciosas. También es frecuente regalar una pulsera como símbolo de compromiso. Decir, por ultimo, que es usual en muchas ocasiones realizar una fotografía para conservar un recuerdo del momento en que el compromiso se formalizó o se hizo público.
Los anillos de compromiso “primer eslabón de la cadena que ha de unir a una pareja para toda la vida”, tienen una más antigua tradición que los de boda, pues a lo largo de miles de años han simbolizado la promesa de matrimonio. Los romanos usaban anillos de hierro, que a veces llevaban piedras preciosas engarzadas, si bien hacia el siglo XV ya era el diamante la piedra preciosa predilecta para los anillos de desposorio, tradición que se mantiene en nuestros días. En algunas familias (y como resabio de la época en que existían los mayorazgos o herederos) es costumbre que la sortija pase de una generación a otra, siempre para la esposa o esposo del primogénito.
En los últimos cien años los anillos han asumido una forma razonablemente convencional: media sortija de brillantes, un diamante solitario o una piedra rodeada de un pequeño circulo de brillantes. La piedra puede ser preciosa (diamante, rubí, esmeralda o zafiro) o bien una de las diversas y atractivas piedras semipreciosas. También es frecuente regalar una pulsera como símbolo de compromiso. Decir, por ultimo, que es usual en muchas ocasiones realizar una fotografía para conservar un recuerdo del momento en que el compromiso se formalizó o se hizo público.