Según datos, la música de fondo más común en los restaurantes de moda es el sonido de los teléfonos móviles. A menudo, las llamadas son tan inútiles como esos cientos de faxes que bloquean el receptor todos los días para decir exactamente nada. Y es que, atrapados por la urgencia cotidiana, todavía no nos hemos parado a pensar que las nuevas tecnologías también requieren un código de conductas. Muy pocos manuales de educación recogen todavía esas normas de buenas maneras. ¿Cuándo apagar un portátil? ¿Cómo encabezar un correo electrónico? ¿Qué mensaje dejar en nuestro contestador? ¿Es mejor escribir un fax a mano o a máquina?
Teléfono, móvil, fax, internet… Las nuevas tecnologías forman parte del paisaje cotidiano. ¿Quién no utiliza varias veces al día alguno de estos inventos? Y, ¿Quién sabe de verdad utilizarlos? la cuestión va más allá del manual de instrucciones, cuya consulta por otra parte, siempre se deja para mañana (o al menos eso dicen las estadísticas). Pero, ¿Dónde buscar entonces una orientación mínima sobre lo que se considera “educado” y los usos proscritos en relación con estas y otras máquinas? Muy pocos libros de buenas maneras abordan tales asuntos que, sin embargo, pueden convertir la convivencia en un infierno. De momento, la llamada del móvil ya es más poderosa que la de la selva. El espectáculo resulta familiar: con creciente ansiedad, casi furia, el tipo más pacifico interrumpe sin miramientos una conversación para lanzarse hacia el bolsillo donde guarda el teléfono al grito de “¡Es el mío, es el mío!”. Cualquiera diría que se lo van a quitar o que esconde en la chaqueta el número del “Gordo”.
Esta anécdota y otras similares reflejan la creciente influencia e las nuevas tecnologías en la comunicación. “Se ha roto la frontera de la intimidad, ha volado por los aires el respeto por los horarios y ha caído la referencia espacio – tiempo. Al llamar al portátil de alguien, uno no es capaz de imaginarse donde responde el interlocutor: en la piscina, entrando la metro, en un taxi, en una cafetería, en el baño…”.
Queda por ver, si con estos nuevos parámetros se verán alteradas las normas de educación “de toda la vida”. Según algunos especialistas, la inmediatez de los medios producirá una creciente simplificación de las mismas, pero no todos están de acuerdo. El futuro dirá. De momento, sólo queda ir bandeando el día a día. Para lograrlo, dos expertos en buenas maneras aclaran las dudas más comunes respecto al uso del teléfono, el contestador automático, el portátil, el fax, y el correo electrónico.
Teléfono, móvil, fax, internet… Las nuevas tecnologías forman parte del paisaje cotidiano. ¿Quién no utiliza varias veces al día alguno de estos inventos? Y, ¿Quién sabe de verdad utilizarlos? la cuestión va más allá del manual de instrucciones, cuya consulta por otra parte, siempre se deja para mañana (o al menos eso dicen las estadísticas). Pero, ¿Dónde buscar entonces una orientación mínima sobre lo que se considera “educado” y los usos proscritos en relación con estas y otras máquinas? Muy pocos libros de buenas maneras abordan tales asuntos que, sin embargo, pueden convertir la convivencia en un infierno. De momento, la llamada del móvil ya es más poderosa que la de la selva. El espectáculo resulta familiar: con creciente ansiedad, casi furia, el tipo más pacifico interrumpe sin miramientos una conversación para lanzarse hacia el bolsillo donde guarda el teléfono al grito de “¡Es el mío, es el mío!”. Cualquiera diría que se lo van a quitar o que esconde en la chaqueta el número del “Gordo”.
Esta anécdota y otras similares reflejan la creciente influencia e las nuevas tecnologías en la comunicación. “Se ha roto la frontera de la intimidad, ha volado por los aires el respeto por los horarios y ha caído la referencia espacio – tiempo. Al llamar al portátil de alguien, uno no es capaz de imaginarse donde responde el interlocutor: en la piscina, entrando la metro, en un taxi, en una cafetería, en el baño…”.
Queda por ver, si con estos nuevos parámetros se verán alteradas las normas de educación “de toda la vida”. Según algunos especialistas, la inmediatez de los medios producirá una creciente simplificación de las mismas, pero no todos están de acuerdo. El futuro dirá. De momento, sólo queda ir bandeando el día a día. Para lograrlo, dos expertos en buenas maneras aclaran las dudas más comunes respecto al uso del teléfono, el contestador automático, el portátil, el fax, y el correo electrónico.