Es en la calle territorio publico por antonomasia, donde la libertad personal da cada uno queda condicionada por el deber de compartir el espacio y los bienes comunes con los demás. Las reglas de cortesía cobran una especial dimensión en los lugares públicos y permiten distinguir un país civilizado de un campo de batalla.
Las cuatro reglas básicas de la cortesía en la calle son las siguientes:
Ceder el paso
Ceder el paso ante puertas y lugares estrechos. Desde hace siglos, la buena educación obliga al hombre a ceder el paso a una mujer ante una puerta o lugar estrecho de paso. Lo mismo hará un joven si acompaña a una persona de edad y cualquiera que camine junto a alguien a quien considere de mayor rango.
Esta norma tiene una excepción, según la cual se invierte el orden de entrada o de paso cuando el lugar al que se acceda presente algún tipo de peligro o inconveniencia: un ascensor, una pequeña embarcación, una avioneta, etc. Si la puerta que se cruza es de vaivén, el que pasa delante debe sujetarla durante el tiempo suficiente para que quien venga detrás la alcance con su propia mano, evitando así que le golpee.
Ceder asientos
Se trata también de una regla antigua por la que se considera preceptivo que los caballeros cedan el asiento a mujeres que carezcan de él, y que tanto hombres como chicas jóvenes hagan lo mismo con señoras de avanzada edad. La norma es inexcusable ante ancianos, personas impedidas, mujeres embarazadas o que lleven un niño en brazos.
Llevar la carga pesada
El hombre o la persona más joven será quien cargue con maletas, bultos o paraguas
Higiene elemental
En la calle, no se deben arrojar al suelo papeles, cigarrillos ni ninguna clase de basura, buscando, en caso de necesitarlo, una papelera o algún otro tipo de contenedor. Por supuesto, es de pésima educación escupir.
Las cuatro reglas básicas de la cortesía en la calle son las siguientes:
Ceder el paso
Ceder el paso ante puertas y lugares estrechos. Desde hace siglos, la buena educación obliga al hombre a ceder el paso a una mujer ante una puerta o lugar estrecho de paso. Lo mismo hará un joven si acompaña a una persona de edad y cualquiera que camine junto a alguien a quien considere de mayor rango.
Esta norma tiene una excepción, según la cual se invierte el orden de entrada o de paso cuando el lugar al que se acceda presente algún tipo de peligro o inconveniencia: un ascensor, una pequeña embarcación, una avioneta, etc. Si la puerta que se cruza es de vaivén, el que pasa delante debe sujetarla durante el tiempo suficiente para que quien venga detrás la alcance con su propia mano, evitando así que le golpee.
Ceder asientos
Se trata también de una regla antigua por la que se considera preceptivo que los caballeros cedan el asiento a mujeres que carezcan de él, y que tanto hombres como chicas jóvenes hagan lo mismo con señoras de avanzada edad. La norma es inexcusable ante ancianos, personas impedidas, mujeres embarazadas o que lleven un niño en brazos.
Llevar la carga pesada
El hombre o la persona más joven será quien cargue con maletas, bultos o paraguas
Higiene elemental
En la calle, no se deben arrojar al suelo papeles, cigarrillos ni ninguna clase de basura, buscando, en caso de necesitarlo, una papelera o algún otro tipo de contenedor. Por supuesto, es de pésima educación escupir.