miércoles, 22 de septiembre de 2010

EL FAX

Encabezamiento y despedida

Las carátulas de fax proporcionan un modelo comúnmente aceptado: la parte superior se reserva para los datos del destinatario y del remitente; el resto para el mensaje. Éste comenzará con una fórmula parecida a las epistolares: “Estimado señor, amigo”… Para la despedida, recurra a una cortesía similar: “A la espera de poder saludarlo personalmente, queda a su disposición…”.

¿A mano o máquina?

Cuando escriba a una persona conocida, puede hacerlo a mano, como una carta personal. No obstante, con el fin de lograr una mayor compresión de la letra, es recomendable “tirar” de ordenador y añadir algún texto manuscrito, más amistoso (“Tengo ganas de verte”; “dame un toque telefónico”, “un abrazo”…). Así personalizará la correspondencia.

¿Cómo redactar un fax para pedir o dar información?

De la forma más sencilla posible, fácil de leer y entender. El esquema sería: antecedentes, descripción de lo que deseamos, forma de hacérnoslo llegar y despedida. Hay que evitar una entrada exigente, como “ruego me hagan llegar información…”. A la hora de responder, debe actuar con la misma sencillez.

¿Cómo se pide un favor?

Cuando sea posible, conviene adelantar de qué se trata en persona o por teléfono, especialmente con cuestiones de dinero. El tacto y la diplomacia deben guiar la redacción. Es aconsejable aludir a la incomodidad que puede suponer atender el fax y, a veces, explicar el alcance del favor. En el caso de que se atienda la petición, sobran las referencias al “enorme esfuerzo” que ha representado. Se atiende y basta. El solicitante deberá agradecerlo, a ser posible, cara a cara.

A evitar

Utilizar este tipo de documento para dar el pésame o transmitir una felicitación de cumpleaños, natalicio, aniversario… (en estos casos es más adecuado un telegrama o un tarjetón personal). Las invitaciones, por carta. El fax queda reservado para lo comercial, lo periodístico, el intercambio de información… Siempre que sea demasiado largo, consulte con el interlocutor la hora más conveniente para no colapsar su receptor.